El 13 de octubre de 1972, el avión 751 de la Fuerza Aérea Uruguaya se dirigía a Santiago de Chile, cuando una maniobra equivocada provocó un accidente en la Cordillera de los Andes. Viajaban 45 pasajeros, incluyendo el equipo de rugby Old Christians Club. Los sobrevivientes quedaron varados en medio de la nieve y el frío, rodeados de montañas blancas. La radio que permitía tener contacto con el mundo exterior anunció el cese de los intentos de rescate, que los daban por muertos, que volverían más adelante para recolectar los cadáveres. Lejos de rendirse, este grupo de jóvenes luchó para superar aquel repentino obstáculo y salvarse.
Este episodio pasó a ser conocido con diferentes títulos, como La tragedia de los Andes, y se volvió una de las más fascinantes historia de supervivencia. Una historia que también dio pie al capítulo “Predestinados a no morir”, del programa Inexplicable Latinoamérica, conducido por John Leguizamo. Con motivo de este especial, se realizó una conferencia vía zoom con algunos de aquellos sobrevivientes: Carlos Páez Vilaró, Gustavo Zerbino, y José Luis “Coche” Inciarte (luego, y por un breve instante, se sumó Roberto Canessa). Narrar la odisea que les tocó no es novedad para ellos: brindan entrevistas desde que lograron ser rescatados y dan clases motivacionales en todo el mundo. Como en otras oportunidades, hicieron gala de su amabilidad y predisposición para responder las preguntas de César Sabroso y de los numerosos periodistas convocados.
Escuchar nuevamente detalles de aquella odisea deja en claro su vigencia, su carácter emotivo y su poder inspirador. Páez Vilaró lo dijo muy claro: ”Los helicópteros no los mandó Dios: los fuimos a buscar. El concepto más interesante que tiene nuestra historia es que nosotros no esperamos que nos vengan a buscar. Nosotros fuimos a buscar la ayuda”.
Sobrevivir a aquella experiencia los volvió famosos, y para ellos no es fácil lidiar con tanta atención. “Adonde vayas”, dijo Páez Vilaró, “el presidente te quiere conocer, el papa te quiere conocer. Antes de la pandemia daba 102 conferencias en el mundo, así que la historia ha seguido con el tiempo. Lo bueno de la fama es que uno puede compartir esta historia y es atractiva después de 48 años. Es una historia extraordinaria protagonizada por gente del común, y eso hace que podamos hablar de otros valores y de la solidaridad y la actitud”.
También aclararon cuestiones vinculadas a uno de los aspectos más polémicos de su supervivencia: cuando se quedaron sin comida, debieron alimentarse de los cuerpos que habían muerto durante el accidente. “No tengo ningún trauma, sólo gratitud”, dijo Zerbino. “Elegimos vivir. Hicimos un pacto entre todos y ofrecimos nuestros cuerpos si nos moríamos. Fue lo que tuvimos que hacer, y yo no me arrepiento”.
Algunas preguntas estuvieron relacionadas con la repercusión del caso en la cultura popular. Más precisamente, los libros que fueron escritos al respecto y las películas. La primera fue Los sobrevivientes de los Andes y fue una producción mexicana dirigida por René Cardona que fue tan popular como imprecisa desde lo cronológico, según Zerbino. De todas maneras, Páez Vilaró admitió: “Gracias a esa película, México es el país donde más voy porque allá la consideran propia a la historia”.
Quien suscribe tuvo la oportunidad de hacer dos preguntas: primero, qué opinan de Viven, la película más famosa sobre el tema, y qué saben de los nuevos proyectos de ficción que, según Páez Vilaró, se están preparando. Zerbino se encargó de responder: “Viven fue una coproducción entre Paramount y Disney. Una película con productores y un director de primera línea, como Frank Marshall. Compraron cuatro aviones en Vancouver (donde se llevó a cabo el rodaje). Fue una producción a todo trapo. Nosotros estuvimos desde el primer día en contra de la película, porque no queríamos exponer a una madre a ver a su hijo morir de una manera fea. No quisimos agregar más dolor a esa madre, así que hicimos todo para evitarlo. Pero la iban a hacer igual. Con Roberto fuimos al rodaje, donde nando estaba como asesor. Finalmente, la película es seria, respetuosa y lograron contar en una hora y media lo que pasó en setenta y tres días. La puesta en escena, el avión, la montaña, era prácticamente igual. Sí le pusieron a Parrado y a otras dos personas el rol de quince personas. A los gringos les encanta Rambo, el superhombre, John Wayne, y nuestro éxito fue el trabajo en equipo, la humildad de cada uno para dar el máximo, con compromiso y responsabilidad, hasta el último instante. Creo que la película es buena y sirvió para que el mundo entero, en una hora y media, conozca la historia. Después hay como cincuenta documentales y posiblemente, dentro de poco, vaya a haber otra película, hecha por un latino. Vamos a ver qué es lo que pasa. Quieren dar una versión más relacionada con nuestra cultura, así que confiemos que pronto salga una película que muestre un poco más de lo que falta esa película anglosajona”.
En la conferencia también formó parte Fabiola Posada, periodista y presentadora colombiana que, en medio de una grabación, sufrió varios infartos. Ingresó en un estado de coma que parecía irreversible, con la muerte como destino seguro. Sin embargo, logró despertar y contó que estuvo en un lugar luminoso que parecía el Cielo y en una caverna que se asemejaba al mismísimo infierno. En este último caso, sintió que unos seres tenebrosos pretendían arrastrarla.
Los casos de los sobrevivientes de los Andes y el de Fabiola no dejan de ser sorprendentes y adquieren un nuevo significado en estos tiempos pandémicos. Vale rescatar otras palabras de Zerbino: “Nosotros estábamos en un infierno, helados, abandonados; despojados de comida, de ropa, de todo. Pero teníamos una cosa: la esperanza. La esperanza es la hermana menor de la fe. Mientras haya ilusión y esperanza, hay vida. Hoy está difícil, pero si no te quejás, apretás los dientes y vas para adelante, vas a estar un metro más cerca del objetivo que trazaste”.
“Predestinados a no morir” será emitida el sábado 12 de junio, a las 22:45, por History.
© Matías Orta, 2021 | @matiasorta
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