Todos los submundos laborales tienen sus propias jergas, sus propios dioses, sus reglas y sus secretos. El submundo financiero es especialmente complicado de entender para todo aquel que no es parte de él. Las películas que retratan este círculo deben tener en cuenta que las variadas y largas denominaciones y los números pueden llegar a marear a los espectadores, perjudicando el disfrute del film. Adam McKay pensó en esto y se encargó de que su película La Gran Apuesta, basada en el libro de Michael Lewis, sea una perfecta inmersión en el mundo de las finanzas: fácil de comprender y apegada a los hechos.
El tema central es la crisis financiera global que ocurrió entre 2007 y 2010, y que afectó a millones de personas en el mundo. Hay varias películas sobre el tema pero el film de McKay se enfoca en un grupo de personas que advirtió la crisis antes de que suceda, decidiendo apostar contra los grandes bancos. Hay tres historias paralelas entrelazadas por la crisis.
Por un lado está el doctor y cabeza de un fondo de inversiones Michael Burry (Christian Bale), quien gracias a su gran talento para los números nota la debacle inminente y es el primero en apostar contra el mercado de hipotecas de viviendas. También están el inversionista Jared Vennett (Ryan Gosling) y el operador financiero Mark Baum (Steve Carell), quienes se alían a pesar de sus diferencias para lograr el mismo objetivo que Burry. Por último, tenemos los socios inversionistas Jamie Shipley (Finn Wittrock) y Charlie Geller (John Magaro), que esperan aprovechar esta situación y entrar al gran mundo de Wall Street.
Carell es quien más se destaca gracias a su encarnación de un hombre constantemente enojado con el mundo, con un humor mordaz y sin problemas de decir lo que piensa y de explicar qué tan estúpidos son los responsables máximos del mundo de las finanzas. Bale también hace un buen trabajo con su personaje excéntrico, un cuasi genio con prácticamente nulas aptitudes para relacionarse con la gente.
McKay quiere que entiendas exactamente qué sucedió, quienes son los culpables y cuáles son las faltas. Cuando algo es muy complicado de entender, aparece algún famoso como la bellísima Margot Robbie o el chef Anthony Bourdain para explicarle al espectador de manera sencilla y atractiva esas complicadas definiciones del mundo financiero. El film hace recordar a la gran película de Scorsese El Lobo de Wall Street porque rompe con la cuarta pared (varios de sus personajes terminan hablando a cámara, al espectador) y debido a su ritmo vertiginoso. Sin embargo, a diferencia de la obra de Scorsese, la propuesta es tan veloz que a veces el pase de una escena a otra resulta demasiado brusco.
La Gran Apuesta es puro entretenimiento, basado en hechos reales, con varios momentos de humor y diversión, pero sin olvidar ni por un segundo que se está narrando una historia de tragedia, de gente que terminó en la calle, de desocupados y de pobreza. Por eso McKay quiere que te enojes, que te indignes y que aunque te rías sepas que es una historia real donde los villanos ganaron y salieron ilesos, mientras que las víctimas pagaron un alto precio y no recibieron justicia.
Por Eliana Giménez