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50º New York Film Festival – Crónica Nº 6 – El Muerto y Ser Feliz / No

50º New York Film Festival – Crónica Nº 6 – El Muerto y Ser Feliz / No

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Javier Rebollo

De a poco el New York Film Festival va llegando a su fin, y en estos días, mientras se espera con ansias la premiere mundial de Flight de Robert Zemeckis que cerrara el evento, fue el turno de la presentación de las películas hispanoamericanas. En primer lugar El Muerto y Ser Feliz del español Javier Rebollo, el cual se filmó en distintos puntos de Argentina y abrirá el próximo Festival de Mar del Plata; en tanto que también se pudo ver No, nueva obra del chileno Pablo Larraín.

El Muerto y Ser Feliz (2012) de Javier Rebollo

Una novela de caballería

El Muerto y Ser Feliz, nueva obra del español Javier Rebollo, es una film raro, de aquellos que surgen de la unión de diversos componentes para concretar una historia que pareciera ser automatista e inconsciente.

El film narra el fatídico presente de Santos (José Sacristán), un supuesto matón a sueldo que ya en sus últimos años no le puede hacer daño a nadie. Encima es adicto a la morfina debido a sus tres tumores e irá huyendo de un lugar a otro buscando un destino que nunca encuentra. De casualidad, se subirá a su auto Érika (Roxana Blanco), una mujer de mediana edad que también se encuentra en una situación complicada, por lo que lo acompañará en un largo viaje sin rumbo a lo largo de miles de kilómetros por distintos puntos de Argentina.

La película esta narrada constantemente por una voz en off que va detallando cada hecho que transcurre, como una especie de ser superior que lo sabe todo y se lo enuncia al espectador. Aunque por momentos se torne un poco denso, resulta un interesante recurso narrativo.

El Muerto y Ser Feliz toma una esencia mítica acerca de su protagonista; nunca se sabe si lo que hizo Santos es cierto o si nunca sucedió, todo parece instantáneo. El personaje de Sacristán – que por cierto concreta una actuación sobresaliente – es una especie de antihéroe de una novela de caballería, bien al estilo de Don Quijote de La Mancha de Miguel de Cervantes, y Érika – en este caso – cumpliría el papel de su Sancho Panza, del compañero que necesita para encontrar su aventura y su destino.

La obra de Rebollo también cuenta con importantes referencias a la Nouvelle Vague francesa, a partir del realismo de los films de Eric Rohmer o más precisamente al espectro de las primeras películas de Jean-Luc Goddard como Pierrot El Loco, denotando desde un maldito leit motiv que enuncia cada movimiento sospechoso, hasta las arduas persecuciones y la aparición de personajes extraños en el relato.

El Muerto y Ser Feliz cuenta con imponentes planos que retratan las diversas locaciones del film, como también es destacable el importante uso del sonido, que entre la voz en off, la de los personajes y lo ambiente, se produce una gran distribución dramática a partir de lo que se va escuchando.

En líneas generales, hay que decir que tras La Mujer Sin Piano, este nuevo film de Rebollo es una muy interesante obra, que a través de una sofisticada historia deja en su legado el mito de Santos en una intensa road movie que entre recursos cinematográficos y de novela de caballería expone un trabajo digno de ser visto.

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Pablo Larraín y Antonia Zegers

No (2012) de Pablo Larraín

Otro contundente film de Larraín

A pesar de su juventud, se puede decir que el chileno Pablo Larraín es uno de los directores más trascendentes del cine latinoamericano de los últimos años, siendo que lo que había manifestado con dos grandes obras como Tony Manero y Post Mortem, lo confirma con No, quizás su más personal y sofisticada película.

Con historias desarrolladas en torno al nefasto hecho del Golpe de Estado de 1973 en Chile a cargo de las fuerzas del dictador Augusto Pinochet, Larraín tiene una particular manera de filmar, en dónde a partir de delicadas historias, manifiesta una fuerte denuncia social en contra de los trágicos hechos que le tocó vivir a su país.

No narra la historia de un publicista (Gael García Bernal), el cual es uno de los encargados de realizar la campaña publicitaria por el NO al gobierno de Pinochet en el plebiscito nacional de 1988 al cual el gobierno militar chileno se vio obligado a realizar.

Con una vida complicada, entre las amenazas, el entorno que lo rodea y alejamiento de su ex mujer (Antonia Zegers), la cual se encuentra muchas veces ausente ante el hijo de ambos, el protagonista deberá aportar su creatividad para realizar algo que en principio parecía muy complicado: ayudar a derrocar la dictadura.

A pesar de mantener una fuerte ideología política anti derechista, a diferencia de sus anteriores films, No se muestra un tanto más cínica y sarcástica, para a través de acciones que hasta rozan la comicidad, poder expresar lo tétrico de los hechos.

Con una fotografía en tono sepia, imágenes apagadas, borrosas y hasta un tanto sucias, Larraín deja todo tipo de belleza visual de lado, pero a su vez utiliza de gran manera ciertas desprolijidades en torno a lo que la acción dramática propone: mostrar la extrema realidad y lo vergonzoso que fue ese tramo de la historia de Chile.

En términos generales, se puede decir que con No, Larraín logra otra gran obra, que con buenas actuaciones y un desarrollo narrativo impactante y desgarrador a través de los hechos que enuncia, concreta un film destacado, que sumado a un acorde sarcasmo hace que la película que torne sumamente entusiasta a pesar de su fuerte denuncia social.

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