A Sala Llena

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FESTIVALES

7° FESAALP – Crónica N°2

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Cobertura exclusiva desde La Plata, por Oscar Carlos Jalife

Segundo día. O primera jornada oficial, en la que todo comienza, en la que el lobo de la luna se desata, en la que comienzan las competencias y todos luchan (o no) por un premio que les ratifique su vocación o los encumbre aún más.

Todo empezó (y terminó) muy tranquilo en el Centro Cultural Islas Malvinas; la hora de los bifes demostró que en el FESAALP los chicos que lo organizan, bien o mal, se esfuerzan cuanto pueden e intentan lograr la comodidad de los asistentes, aun cuando sus medios sean limitados. ¿A qué viene todo esto? Pues, a un acto muy sencillo pero, a la vez, muy poderoso y secreto transcurrido ayer noche; a raíz de la espera que, en las puertas de la sala que “pronto” proyectaría Diablo (2011, Nicanor Loreti), se alargaba, una joven con remera del festival abrió la barrocamente empapelada puerta del recinto y nos comunicó,  desde la humildad,  que la concurrencia para ver el film era mucho mayor a la esperada y que por eso estaban trasladando sillas, banquetas, sillones, pufs, hamacas, cajones de manzanas, y todo cuanto permitiera que nadie se quedara sin proyección ni permaneciera de a pie durante la película.

Antes, el día abrió con la sección “LP Filma” y las proyecciones del cortometraje Solo un Instante (2010, Lucas Gutierrez) y el largometraje  Huellas en el Viento (2010, Sandra Di Luca), los cuales fueron recibidos con entusiasmo por parte del público, con ese entusiasmo inocente provocado por lo autóctono.  Paralelamente, en la Sala auditorio tuvo lugar la sección “FESAALP Se Anima”, en la cual se conjugaron cortometrajes tanto animados como de ficción “real” producidos en la Argentina unos, en Brasil otros; calidades para todos los gustos.

Finalmente, a las 20:30hs. se abrieron las puertas del Microcine para la proyección del film Diablo (2011, Nicanor Loreti) que abriría la sección más esperada por todos: “Competencia de Largometrajes”. Si bien la hora estipulada era la hora 20 en punto, el retraso se sufrió debido a lo mencionado en el segundo párrafo. Ya en la sala, con todos los espectadores acomodados en sus asientos y con una precaria iluminación que hizo tambalear el sensor de mi cámara no réflex, hizo su aparición el co-guionista de la película: Nicolás Galvagno, quien excusó la ausencia de Nicanor Loreti, en ese momento editando una nueva serie en la que trabajan juntos. Prosigo entonces por esto último: Galvagno se explayó (no mucho) sobre este nuevo proyecto: Se encuentran en la fase de postproducción de una miniserie digital de trece capítulos, en la cual confluyen la más bizarra comedia costumbrista con humor negro y algo de violencia, y agregó, con ojos invadidos por ese tipo de esperanza que no ha sido iluminada por el candor de la razón, que aún buscan una manera y un lugar dónde exhibirlo.

El joven guionista relató el surgimiento de la idea para la película y la ulterior trasposición al papel; un buen día, presumiblemente en un automóvil, se encontraba junto a su fiel amigo y compañero de aventuras Nicanor Loreti y, entre ambos, pensaron una idea magistral, digna de ser trabajada y llevada al cine. El guionista le preguntó al realizador cómo debía hacer para escribir dicha historia y este, menos interesado en responder que en sacarse la pregunta de encima, dijo algo así como “Na, es muy sencillo. Escribís la historia como te salga, y para los diálogos hacés así como en las obras de teatro: nombre del personaje que habla y listo.” Y, para rematar la faena, el inocente Nicolás Galvagno puntualizó: “así que ya ven, para hacer esto no hace falta estudiar nada, solo ver muchas películas y listo”.

Luego del abrupto final del párrafo anterior, las luces se desvanecieron y procedió a la proyección de Diablo. El film resultó muy entretenido, aunque plagado de luces y sombras. Lo mejor: la soberbia actuación de Juan Palomino y de algún que otro secundario;  unos diálogos muy acertados la mayoría de las veces, la soberbia utilización de la cámara en las escenas de acción “a puñetazo” y la buena utilización de las carencias de producción. Entre lo malo se destaca una historia plagada de tópicos; algunos homenajes cinematográficos no del todo acertados, una mala resolución de las escenas de acción “con pistola”; la anomalía, quizás congénita, en los bastones  y conos de los ojos del director de fotografía que penetra hasta lo más profundos de más de uno o muchos planos; la pésima actuación de algunos secundarios y, muy especialísimamente, la aparición de Kato, el ninja blanco (Hugo Quiril), quien impregna a todo el conjunto de “los malvados” con un irrespirable aire “a lo Brigada Cola”. Por último, el apartado del humor no logra traspasar la línea de sombra, sino que permanece en un plano distinto en el cual se alternan excelentes momentos (con el público muy divertido y risueño) y otros totalmente opuestos con chistes muy forzados, rompiendo la dinámica de la escena. De todas formas, pese a Kato, el film queda en una buena opera prima que deja entrever facultades y potencialidades en el director, y un futuro que podría, con esfuerzo, ser exitoso (su presente no es para nada malo, ya logró reconocimiento en sendos festivales, incluído Mar del Plata).

La proyección finalizó con aplausos del público.

En la tercera jornada del FESAALP se presentarán, como platos fuertes, los largometrajes Noche sin Fortuna y El Polonio.

Pueden acceder a otra reseña del film Diablo, por Matías Orta en el siguiente link:

http://www.asalallenaonline.com.ar/festivales-cine/26o-festinternacional-de-cine-de-mar-del-plata/3289-26o-festival-de-mar-del-plata-diario-no2.html

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