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CRÍTICAS - CINE

Posesión Infernal, según Matías Orta

En 1983, un grupo de universitarios sorprendió al mundo con una película de terror ultraindependiente, filmada en condiciones precarias, pero repleta de talento, energía y delirio visual; la más inspirada y vibrante mezcla de El Exorcista y los films con zombies. Diabólico (tal fue el nombre con que se conoció a The Evil Dead en Argentina) no sólo fascinó a pesos pesados como Stephen King y anticipó el estilo de películas de horror de los ’80 sino que también le presentó al público un nuevo valor del género y del cine en general: Sam Raimi. El muchacho, fanático de los comics y de Jerry Lewis, se convirtió en una promesa cumplida en la continuación de su debut, Noche Alucinante (donde el tono se volvió más decididamente cómico), a la que le siguió El Ejército de las Tinieblas, completando la trilogía Evil Dead. En el medio y después de estas influyentes películas, Raimi se consagró con éxitos como Un Plan Simple y la también trilogía de El Hombre Araña. 30 años después, Diabólico tiene su inevitable remake, pero supervisada por Raimi y sus socios de siempre, lo que ya garantiza un producto por lo menos intrigante. Y vaya si superó las expectativas.

Posesión Infernal —el título que The Evil Dead llevó en España— tiene el mismo argumento que la original: tres chicas y dos muchachos llegan a una cabaña perdida en el bosque. Allí descubrirán un libro forrado de piel humana, el Necronomicón (extraído de la literatura de H.P. Lovecraft). Al leer algunos pasajes, una fuerza demoníaca comienza a apoderarse de los jóvenes y los transforma en monstruos asesinos.

Las situaciones se repiten en un orden parecido a la de Raimi, aunque con más intensidad, mejores efectos especiales y una interesante vuelta de tuerca. Pero los cambios más significativos pasan más por los personajes. Los vínculos entre ellos no varían, pero no son los mismos que en Diabólico. Esta vez, la hermana del protagonista (ya no es Ash, inmortalizado por el genial Bruce Campbell sino David, encarnado por el menos genial Shiloh Fernández) sigue siendo la primera en ser poseída, pero ahora acarrea una historia personal con traumas infantiles y adicción a las drogas; de hecho, sus amigos la llevan hasta la cabaña para alejarla de los excesos. Un intento de darles más profundidad a los personajes y hacer una doble lectura sobre los demonios internos de cada uno.

En su debut haciendo largometrajes luego de su exitoso corto Ataque de Pánico, el uruguayo Fede Álvarez consigue un film aterrador, hipersangriento, que no le falta el respeto a la película de 1983 pero con garra (¿La clásica garracharrúa?) muy propia. Además, recupera y perfecciona los vertiginosos planos subjetivos —que en su momento Raimi creó usando una steady-cam improvisada—, y en determinado momento, se produce el inevitable pero también esperado homenaje a la trilogía Evil Dead.

Posesión Infernal es la prueba de que no todas las remakes insultan a la original, aunque ayuda mucho que Raimi y sus socios estén involucrados en la nueva. También es otra inyección de energía al cine de terror más gore y creativo, y deja que claro que Fede Álvarez es un cineasta a seguir. Por lo pronto, ya se confirmó Posesión Infernal 2… y la secuela de El Ejército de las Tinieblas (o Evil Dead 4), y los responsables prometen una séptima película para cerrar la franquicia. Habrá posesiones para rato.

calificacion_4

Por Matías Orta

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