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[20] BAFICI | Violence Voyager

[20] BAFICI | Violence Voyager

(Japón, 2018)

Dirección, guión, fotografía, montaje y dirección de arte: Ujicha. Elenco: Aoi Yuki, Naoki Tanaka, Shigeo Takahashi, Daisuke Ono, Saki Fujita. Música: Jean Paul Takahashi. Producción: Reo Anzai y Kimitsugu Ueno. Productor ejecutivo: Hidesuke Kataoka. Duración: 84 minutos.

Figuras de cartón movidas manualmente sobre sets de cartón. De esto se trata el gekimation, una técnica de animación japonesa inventada en los 70 para abaratar costos. Es un proceso artesanal que había quedado en el olvido, hasta que el joven Ujicha –director, guionista y artista todoterreno– lo rescató para su anterior largometraje, The Burning Buddha Man. Ahora vuelve con otro proyecto acartonado, un delirio que coquetea con el cine infantil pero que es definitiva y exclusivamente para adultos.

Bobby, un adolescente de padre estadounidense y madre japonesa, pasea su cabellera rubia por el paisaje nipón. El verano está terminando y él quiere una última aventura. Entonces decide cruzar una montaña con su amigo Akkun. Lo que no espera encontrar en la altura es un decadente parque de diversiones, que milagrosamente sigue abierto y que, en un principio, propone una inocente batalla contra robots de cartón (sí, doblemente de cartón, porque para los personajes también lo son) librada con pistolas de agua.

Hasta ahí, apto para todo público. Pero minutos después empieza el desfile de tripas, mutaciones, experimentos genéticos y más protagonistas muertos que en siete temporadas de Juego de tronos. El dueño del parque resulta ser una mezcla entre el doctor Moreau y el cirujano de Los ojos sin rostro, y aunque la trama de pibes en peligro es de raigambre spielbergiana, el director estadounidense nunca sería tan cruel con sus pequeños héroes.

Los efectos son apropiadamente asquerosos. La acción se desenvuelve con un ritmo y una inercia irrefrenables. El clima es sofocante. Y todo esto Ujicha lo logra con cartón pintado. Es mágico que, a través de una técnica tan rústica, pueda provocar tanto asco y plantear tantos escenarios, geografías, escenas, gestos e incluso peleas. (Por otro lado, es gracias al distanciamiento que provoca esta técnica que podemos aceptar el derrame de tanta sangre adolescente). Eso sí, a veces el morbo es excesivo. Una irrelevante sub-trama pedófila está definitivamente de más. Sin embargo, a pesar de algunos pasos en falso, es más que disfrutable (al menos para los amantes de lo bizarro y el gore) este híbrido entre The Goonies y Battle Angel Alita, entre las películas para chicos y el cyberpunk más truculento.

 

 

 

© Guido Pellegrini, 2018 | @beaucine

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

 

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