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CRÍTICAS

St. Vincent – MassEducation (2018)

St. Vincent astutamente le agregó una letra a su disco del año pasado, Masseduction y le quedó MassEducation, que se trata de las mismas canciones pero en un nuevo formato, la voz de Annie Clark acompañada apenas por un piano y alguna que otra cosita.

Comienza entonces el show de diferencias, de lo que se gana y lo que se pierde como siempre en estos casos. La primera diferencia es el orden de los temas. Su álbum anterior abría con “Hang on Me” y “Pills”, un motivo electrónico en crescendo que daba paso a la canción pegadiza con pasta de hit (el estribillo estaba cantado por Cara Delevigne que repetía demasiadas veces la palabra pills) hasta que dejaban caer a la canción en ese outro épico y maravilloso. Para este nuevo trabajo Annie decidió abrir con “Slow Disco”, quizás el tema que más capta el espíritu del álbum (quizás de ambos álbumes). Nos deja un par de frases que muestran una resignada desolación: “solté mi mano de la tuya, te dejé bailando con un fantasma, ¿no le gana a un baile lento hasta morir?”.

Sigue “Savior”, y aquí ya tenemos que mencionar al piano, a cargo de Thomas Bartlett, líder de Doveman que después se fue a tocar el piano con los irlandeses The Gloaming. Los arreglos son ingeniosos y atrevidos. Aprovecha todo el espectro del instrumento que hasta suena como otra cosa. Las notas graves en “Masseduction” hacen un bajo pesado, los arpegios frenéticos y agudos en “Sugar Boy” parecen sonidos digitales. Pero también hay arreglos clásicos, que casi pasan desapercibidos y dejan que se luzca la canción, quizás sean esos los momentos que mejor funcionan: “Slow Disco”, “Smoking Section”, “Happy Birthday, Johnny”, “Los Ageless”.

Y ya que mencionamos a “Los Ageless” (una ocurrente trampa con las palabras, varios de nosotros seguramente leímos Los Angeles con el primer golpe de vista, sobre todo con otra canción llamada “New York” justo al lado) podemos decir que es el tema que más cambia. Los sonidos de pop electrónicos, las distorsiones y el ritmo acelerado de la versión original se transforman en una densa balada que cobra un sentido diferente cuando dice “¿Cómo puede alguien tenerte y perderte y no perder la cabeza?”.

Para el final del disco, como si diera vuelta el original, utiliza las dos primeras canciones de aquel para cerrar este. Primero “Pills”, que pierde explosión y parece que por momentos el piano y la voz toman caminos diferentes. Pero entonces llega la segunda parte y ambos se combinan a la perfección. La voz de Annie, sin la agresividad y los adornos del disco anterior, el piano con cierta grandilocuencia beethoveniana dan paso al último tema, “Hang on Me”, que concluye el disco lentamente, como si se desvaneciera, con St. Vincent haciendo covers de sí misma, como si sus canciones no tuvieran tan solo un año de vida, sino que se tratara de standards inmortales.

© Patricio Durán, 2018 | @moss_elixir

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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