¿Qué puedo decir de nuestros vecinos uruguayos, que se mueven al compás de la murga más alegre? Es domingo, 01:00 am (léase lunes), y acabo de llegar a mi hogar luego de presenciar el espectáculo de Agarrate Catalina en La Trastienda y estoy shockeado (para bien). Poco y mucho, al mismo tiempo, queda por decir, sin embargo voy a tratar de transmitir todo lo que me pasó durante esas dos horas -aproximadamente- que me sacaron de mi rutina de fin de semana e incluso hicieron del domingo, día harto conocido por su falta de actividad, un día más que grato y diferente.
Este show es, en pocas palabras, algo fuera de lo común en la agenda porteña y para describirlo me gustaría apelar a una analogía con el mundo de las comunicaciones y el marketing, que es mi palo. ¿Por qué? Esta presentación es -ni más ni menos- un “pague una entrada y vea cinco espectáculos”, ¡se va todo señores! Es un show plagado de climas, de momentos, de escenas, de estados de ánimo, que nos llevan desde la más alegre sonrisa a la profunda reflexión y la mirada introspectiva, plagado de mensajes, música, humor y política. Uno se preguntará, con todo derecho y razón: ¿puede todo eso convivir en un mismo espectáculo? ¿En armonía? Estimado lector, quiero y debo decirle, que sí puede… y lo bien que lo hace.
Me gustaría aclarar, para terminar con esta introducción, que es la primera vez que veo a estos simpáticos uruguayos en vivo. En otras oportunidades he escuchado alguna de sus canciones y he visto videos, aunque confieso no con tanta atención como la que impone un espectáculo en vivo e íntimo, como lo es todo aquel que se desarrolla en La Trastienda (punto a favor para los organizadores). Incluso parecería que este lugar fue especialmente creado para nuestros vecinos charrúas con sus máscaras pintadas, sus trajes payasescos y unas voces que son la envidia de más de un cantante. Y habiendo sido este mi primer encuentro con los artistas murgueros por excelencia, cara a cara, tet a tet, puedo decir con seguridad que ahora comprendo todo el fanatismo y toda la movida que se generó alrededor de ellos… y es más, la he vivido en carne propia.
Agarrate Catalina tiene, por sobre todo, humor y alegría: sobre el escenario saben manejar muy bien a su público, con gags y remates ingeniosos, chistes acertados y comentarios irónicos que nunca desentonan. No sólo hacen música estos muchachos, sino que dedican un espacio de su show al stand up, a cargo de un sabio conductor, que nos hace reír y pensar al mismo tiempo.
Agarrate Catalina tiene música: 20 artistas en escena nos hacen delirar mientras invaden el lugar con sus voces. Todos los espectros de la armonía vocal están ahí, presentes al mismo tiempo, y se transforman en una pared de sonido implacable. Cantan mientras se mueven, con coreografías meticulosamente pensadas para cada canción, lo cual le agrega a toda su labor una dificultad extra. Y quiero en este punto recalcar el trabajo del director, quien maneja el tempo como si fuese una tarea sencillísima. ¡Lo que dá la pauta de que es exactamente lo contrario! También vale destacar a la banda, detrás de los cantantes, siempre firme, al pie y lista para sacudir esas baquetas y hacer sonar esos bombos al compás murguero.
Agarrate Catalina comunica un mensaje: ellos tienen una postura política tomada, sutil, que se desliza a lo largo de sus canciones y nos deja entrever, de a poco, qué es lo que estos charrúas piensan sobre su presidente, sus leyes, su estilo de vida, la globalización, la marihuana, la libertad y demás tópicos; que en boca de cualquier otra agrupación sonarían tabú aunque aquí se sienten genuinos… y eso no tiene precio.
Agarrate Catalina tiene baile: de más está decir que una murga baila por sobre todas las cosas. Pero esta murga no es una murga cualquiera. Ellos se mueven con gracia, con sutileza arriba del escenario. La combinación de coreografías y “baile espontáneo” construyen una danza bastante peculiar, agradable, contagiosa, alegre e incluso elegante; que lo único que nos provoca es querer subirnos, abrazarlos y bailar.
Y por último, Agarrate Catalina tiene arte: estos 20 uruguayos en escena tienen presencia, están lookeados, se mueven al ritmo de la música, sonríen, cantan, bailan, pasean, se abrazan, juegan, se miran, callan, escuchan, etc. Es un espectáculo que realmente conjuga todas las artes de manera ingeniosa. Así nuestros vecinos se lucen en escena como pocos y tienen esa cuota de originalidad que nos deja sorprendidos: un espectáculo que vale la pena, sin lugar a dudas…