No hay festival internacional de cine que no tenga una película rumana dentro de su selección competitiva. Desde hace diez o quince años, nombres como Cristi Puiu, Radu Muntean, Corneliu Porumboiu y Cristian Mungiu han puesto al cine magiar en la consideración mundial de crítica y público.
Mungiu presenta en esta edición de Cannes R.M.N., película que bien podría entenderse como una metáfora de los conflictos y tensiones de la Europa actual.
Matthias es un trabajador parco y silencioso que debe abandonar Alemania cuando se pelea con su jefe, quien lo llamó “gitano”. Al llegar a su pueblo natal de Transilvania, nos encontramos con su situación en tres o cuatro tomas: la distancia con su mujer, la ausencia como padre para su hijo, su padre enfermo y una amante, Csilla, que lo atrae y lo rechaza con la misma fuerza. Esta mujer, además, ocupa un importante puesto en una empresa industrial de panadería, único baluarte económico de esta empobrecida ciudad y centro de los conflictos por venir. Cuando a la fábrica llegan trabajadores de Sri Lanka, algunos habitantes del pueblo (quienes detestan que los llamen “gitanos”) comienzan a quejarse por la presencia de los asiáticos. Todo sucede mientras Matthias quiere recuperar la confianza de su hijo, ocuparse de su padre y terminar de definir una relación con Csilla.
Mungiu logra un fresco singular de la soledad, la falta de amor, el racismo y la pobreza, teniendo como centro a un antihéroe al que casi no le escuchamos palabra. Las actuaciones, como en un coro, logran una sincronía difícil de conseguir, hasta llegar a la escena más emblemática del film, cuando se organiza una asamblea del pueblo donde no hay extras; todos actúan, y de qué manera.
Como el padre, Europa necesita diagnosticar su enfermedad, y seguramente su cura no pasara por la discriminación y la violencia. Todo dicho cuando, a unos cuantos kilómetros de este festival, Rusia y Ucrania están en una guerra que no encuentra su fin y que algunos europeos viven como si fuera un juego de TEG.
(Rumania, 2022)
Guion, dirección: Cristian Mungiu. Elenco: Marin Grigore, Judith State, Macrina Barladeanu, Orsolya Moldován, Rácz Endre, József Bíró, Ovidiu Crisan, Zoltán Deák, Cerasela Iosifescu, Andrei Finti, Bacs Miklos, Alin Panc, Victor Benderra. Producción: Simona Paduretu. Duración: 125 minutos.