(Paraguay, Argentina, 2017)
Dirección: Gabriel Muro. Producción: Hernán Figueroa. Fotografía: Nicolás Mikey. Montaje: Alejandra Almirón, Iair Michel Attías. Duración: 93 minutos.
El trabajo de un filósofo es el de un mal odontólogo, un odontólogo perezoso que busca dónde está la carie, hace un agujero, pero no lo tapa*
Un suelo lejano, ópera prima de Gabriel Muro que compitió en la 19ª edición del BAFICI, ahonda en la fundación de Nueva Germania, un pueblo rural en el Chaco paraguayo. A la par, establece un puente con las charlas del profesor de filosofía José Manuel Silvero Arévalos. La película va dialogando con las cartas de Frederic Nietzsche a su hermana Elisabeth, o las propias misivas de ella a su madre.
La primera de las pocas entrevistas en el documental ya nos alerta que no estamos ante una obra cualquiera. La interacción entre el profesor y uno de los investigadores ocurre en una barca. El detalle es que la pequeña embarcación está enrejada, lo que da la impresión de que ambos seres están aislados del entorno que los rodea. Esta pista de lectura puede sugerirnos que el filósofo (¿y el cineasta por retruque?) es una persona que viene de otro contexto para observar una circunstancia con otra lupa.
Luego, cuando José se entera de cómo fue la fundación de Nueva Germania, el montaje propone un giro al que habría que atender. La narración de uno de los residentes y su hijo está intercalada con la preparación de la cena. No es la primera vez en el documental que se toma esta decisión, pero en este punto, sentimos que lo que están por comer los personajes es una porción desconocida de la historia. Tal montaje no es fortuito si se piensa que el viaje del profesor parte de investigar el estilo de vida “puro” que pretendían Elizabeth Nietzsche y su esposo Bernhard Föster.
El viaje también está intercalado con anotaciones del propio Föster, cofundador de Nueva Germania, sobre las tradiciones del pueblo originario. Esta alternancia de lecturas, reflexiones y costumbres brinda al ritmo del documental una armonía sosegada e inquieta al mismo tiempo. Pareciera que, a medida que se despliegan los conocimientos de esta fundación, se da la oportunidad también de ver cuál es el rol del filósofo en la sociedad, más allá de esa comparación banal y aguda con el odontólogo. El filósofo pone la lupa en el hueco que abrió, tal vez incapaz de enmendarlo pero con las herramientas suficientes para que las personas que lo rodean puedan descubrir de dónde viene tal fisura.
La decisión de colocar la lectura de la carta donde Nietszche rechaza su participación en el proyecto de la Nueva Germania mientras vemos imágenes de la naturaleza chaqueña, es de una intensidad soterrada. Por un lado, se nos sugiere que el filósofo está exponiendo en esta misiva su naturaleza, sus incapacidades y, también, su propia valía frente al mundo europeo. Por otro, escuchar sus palabras en boca de José Manuel sobre la idealización de la vuelta al Romanticismo da en el punto sobre los cuestionamientos al proyecto de su hermana Elizabeth. La película está valorando, con los elementos justos, la toma de posición del remitente y del destinatario.
“Ahí donde falte comida nunca puede haber alegría”*
El documental va esbozando una suerte de fisiología de la cultura, desde la elaboración de productos como el tabaco que vende el padre de José y la yerba mate que cosechan en Nueva Germania, hasta la cocción de alimentos mientras entrevista a residentes de los pueblos que visita. Parecería éste un detalle menor, pero es una pista para entender la obra en su conjunto. Tal fisiología cultural alcanza incluso la consideración de José en una de las charlas sobre qué se hace con los desechos humanos.
“El silencio es el padre de la precariedad”*
Que en la exposición final hecha por José se descarte la errancia como forma de difusión de la cultura, en particular la latinoamericana, es mínimo una postura polémica que da para debatir ampliamente. En un punto reconoce que, cuando los emigrantes se cansen de limpiar la suciedad de otros, volverán a su lugar natal para difundir su propia cultura. Pareciera que esta perspectiva es contradictoria con su propio cuestionamiento de la mentada pureza que buscaban Elizabeth Nietszche y Bernhard Föster al fundar nueva Germania; pureza fallida a fin de cuentas puesto que pocos de los primeros fundadores se establecieron definitivamente. Pero José simplemente está buscando una posible respuesta que no pretende ser la definitiva.
Que este documental casi observacional, de contadas entrevistas, termine con la carta de Elizabeth a su madre, un tanto derrotista y consciente del fracaso de su proyecto, nos recuerda la comparación inicial de José Manuel. Éste ha sido el recorrido de un filósofo que abrió un hueco. Queda en nosotros los espectadores no llenarlo, sino seguir cavando para llegar a la raíz del asunto.
*Las citas pertenecen a José Manuel Silvero Arévalos
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