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CRÍTICAS - CINE

El Club de los Desahuciados, según Martín Chiavarino

Alguien voló sobre el nido del tiranosaurio.

Durante los años ochenta Estados Unidos comenzó una leve recuperación de la crisis política, económica, militar y social que minó muchas de sus creencias como país destinado a imponer sus consensos y su ideología al mundo. Ante el retroceso de las ideas igualitarias causado en parte por el debilitamiento de los grandes relatos y de las estructuras del Estado de Bienestar y la consiguiente necesidad de aunar esfuerzos en pos de la supervivencia en un contexto muy adverso, las corporaciones se fortalecieron e impusieron las bases de una nueva era de la concentración del capital.

Es en este contexto que las pequeñas búsquedas individuales como la de Ron Woodroof (Matthew McConaughey) y los médicos y enfermos que lo acompañaron en “Dallas Buyers Club”, fueron aplastadas a través de una alianza entre el capital y el Estado, generando una aquiescencia oficial destinada a mantener un negocio millonario y a ocultar hechos de corrupción y graves violaciones a las regulaciones en los sistemas de salud.

Cuando el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) comenzó a emerger como una nueva enfermedad incurable y una de las causas principales de la muerte de los pacientes en los hospitales, las empresas farmacéuticas comenzaron una guerra por la homologación de distintas drogas y cócteles que ofrecían una mejora, aunque leve, en la condición de los enfermos. Las burocracias hospitalarias se aliaron con estas corporaciones para controlar el incipiente y desesperado mercado de forma monopólica.

Mientras que en varios países se buscaban curas o drogas que contengan la aparición de los síntomas, en Estados Unidos se buscó imponer un negocio a partir de una droga peligrosa (AZT) cuyos efectos tóxicos secundarios eran peores que la enfermedad. Este compuesto destruía el sistema inmunológico y activaba la enfermedad en lugar de desacelerarla.

En este contexto, Ron Woodroof, un electricista que trabaja en obras de construcción de bajas condiciones de seguridad y acude regularme a los rodeos, es diagnosticado con el virus de HIV en un hospital de Dallas. Cuando los doctores le pronostican su fallecimiento en menos de un mes y le niegan la participación en los tratamientos experimentales, decide informarse y buscar los resquicios del sistema. En los márgenes encuentra algo mejor que la cura del SIDA; halla la dignidad y una fuerza de voluntad que lo convierten sin intensión en un enemigo del corrupto negocio millonario que las corporaciones en connivencia con el Estado llevan a cabo.

Las grandes actuaciones de Matthew McConaughey, Jared Leto y Jennifer Garner y las canciones y la iconografía glam de Marc Bolan conducen este drama dirigido por Juan-Marc Vallée en el que una enfermedad transforma la vida de un trabajador de clase media baja en el estado reaccionario y retrógrado de Texas en una pesadilla a través de la experiencia de la vergüenza, la discriminación, la soledad y el rechazo en la que tan solo la muerte está en el horizonte.

El “Dallas Buyers Club” implica la aceptación de la convivencia con una enfermedad terminal que condujo a la conversión de un homofóbico ignorante incapaz de ver más allá de la satisfacción de su hedonismo en una persona capaz de sentir empatía y liderar, sin proponérselo, un cambio de mentalidad respecto de una enfermedad que causó pánico en los ochenta a través de la desinformación, permitiéndole así erigir un sistema de contrabando y distribución ilegal de medicamentos que se convirtieron en un símbolo alternativo al mercado de la muerte que ofrecía el sistema de salud privado en Estados Unidos.

calificacion_5

Por Martín Chiavarino

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