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CRÍTICAS - CINE

El hombre que corría tras el viento

El Hombre que Corría tras el Viento (Argentina- España, 2009)

Dirección: Juan Pablo Martínez. Guión: Juan Pablo Martínez e Ismael Serrano. Producción: Alberto Francisco Trigo y Adrián Lorenzo. Elenco: Ismael Serrano, Jazmín Stuart, Bárbara Lombardo, Roly Serrano, Laura Dariomerlo y Pasta Dioguardi. Distribuidora: Primer Plano. Duración: 86 minutos. 

El popular cantautor español Ismael Serrano, que se diera a conocer en nuestro país con canciones como  “Papá cuéntame otra vez”, “Vértigo” y “Amo tanto la vida”, narraba ya en un concierto por el 2003 en Madrid la historia de la dulce Carola. Ese cuento de amor se transformaría años después en el guión que Serrano escribiera junto a Juan Pablo Martínez y que devino en el film El Hombre que Corría tras el Viento.


Daniel es un empleado de una empresa que seguros, que día tras día observa desde su ventana a Carola, una bella joven que se desempeña como camarera en el restaurante donde él almuerza a diario con Luis, su compañero de oficina. Perdidamente enamorado, Daniel no encuentra la manera de dejar de lado su timidez y sus miedos infundados para así poder confesarle su amor a la dulce Carola. Cometiendo los mismos errores una y otra vez, pierde toda posibilidad de acercamiento cuando ella viaja repentinamente hacia el sur. Pero las segundas oportunidades existen (y las terceras también) y tras sucesivos fracasos finalmente parece que Daniel está dispuesto a tomar las riendas de su vida y lograr su cometido.

Es complicado mostrar conflictos internos, para ello la necesidad de un buen guión (con una buena construcción de personajes) y cierta destreza actoral, toman una importancia de dimensiones considerables. El Hombre que… no es capaz de asumir estas garantías, por lo que nosotros espectadores nos quedamos en más de una secuencia sin comprender las motivaciones que llevan al protagonista actuar así, y lejos de toda identificación es difícil no caer en el tedio y juzgarlo cuando menos de pelmazo.

Escenas largas y algo reiterativas no alcanzan para contar lo absurdo e insensato de mirar todo el tiempo hacia el pasado. La historia tropieza con el aburrimiento, dejando aún más en evidencia el poco carisma interpretativo que caracteriza a toda la producción (en lo que se refiere al elenco masculino). Tanto Jazmín Stuart como Bárbara Lombardo realizan una muy buena labor, pero lamentablemente en ninguna de ellas recae el peso de la trama.

Otro aspecto cuestionable de la película es la falta de identidad geográfica. Se dice y se entiende que todo transcurre en Buenos Aires, los personajes bailan tango y el protagonista come todos los días platos con carne. Sin embargo, poco de porteña tiene esta historia; lo mismo daría que se desarrollara en Madrid o Bogotá. El realismo mágico al que pretende aludir no justifica o no basta para entender a la ciudad como mágica, maravillosa y disparatada.

En sus 86 minutos de duración, faltan originalidad, risas y emociones. Claro está que con algunas excepciones, como aquella muy cómica escena donde una ex novia de Daniel, una rubia mal hablada y loca (Laura Dariomerlo) insulta a quien se cruza en su camino. Una mención especial se merece Darío Sabina, director de fotografía que ha dotado de una gran belleza visual a toda la obra, especialmente a los escenarios naturales del sur, magistralmente virados al sepia.

El Hombre que Corría tras el Viento no es más que una tibia fábula que pasa desapercibida por su incapacidad de emocionarnos o entusiasmarnos desde algún lugar.

 

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