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CRÍTICAS

El pan de la locura

Autoría: Carlos Gorostiza. Dirección: Antonio Germano. Asistente de dirección: Fernando Germano. Arte: Estudio Minna. Elenco: Natalio Rodriguez Serra, Marcelo Ferreyra, Raúl Mirat, Gerardo De Stefano, Soledad Andrián, Melina Aracena, José Mancera, Marías Montaldo, Fernando Pereyra, Rubén Cirocco, Marcelo Biesa. Prensa: Alicia Accinelli.

Amasando la vida

Escrito en 1958 por Carlos Gorostiza “El pan de la locura “es una de las obras más importantes del teatro moderno. Inspirado en una noticia leída por su autor, esta obra fue interpretada de diversas maneras y a lo largo de los años en distintos teatros nacionales e internacionales.

Antonio Germano comprende la necesidad de componer a través de la puesta un efecto de realidad creando empatía directa con el auditorio a través de la utilización de elementos que remiten inherentemente al mundo poético de una panadería: la mesa, la harina, los panes y por supuesto, la ensombrecedora presencia de la alienación ciñéndose en sus personajes: los trabajadores, quienes están atrapados, en un principio, en una rutina que les impide abrir los ojos hacia el mundo exterior.

Conmovidos por los relatos del tano (Marcelo Ferreyra), sorprendidos por las astucias casi delincuenciales de su jefe (Gerardo de Stefano), poniéndose apodos guiados por Garufa ( Natalio Rodríguez Serra) y charlando de banalidades es como estos personajes, magníficamente interpretados, logran hacer pasar las horas. Destacándose así una muy buena dirección de actores donde todos logran recrear aquella situación sociopolítica. La salida de la Segunda Guerra Mundial, la implantación de sistemas de trabajo más mecanizados, el desasosiego que provoca el sumirse a un ambiente hermético y desolado. Ambiente que se destaca también gracias a la utilización de una iluminación sobria pero efectiva.

El giro dramático está dado por la inserción del personaje de Mateo interpretado por Matias Montaldo, actuación destacable por su organicidad y por las modificaciones que se van imprimiendo en su personaje a lo largo de la obra. Matías será quien guie hacia la luz a estos desafortunados habitantes de la caverna, e iluminados por ella, la locura junto con la necesidad de reafirmarse como seres humanos pensantes inundará el instante.

La locura se esconde, se establece como prejuicio malintencionado por sobre los habitantes de la cuadra donde se desarrolla la trama. Esta misma locura se impone como leit motiv de la liberación. Siendo el pan envenenado, el envenenamiento en sí, una metáfora de las precarias condiciones laborales y la burocratización del tiempo. Promoviendo esa sola imagen que algo, en efecto “se estaba pudriendo “. La locura atrae la rebelión,  descorriendo  el velo del trabajo esclavo, que configura en los personajes la necesidad de buscarse a sí mismos.  Tejiéndose una metáfora sartreana de la búsqueda por la responsabilidad de la existencia.

Sirviéndose de una puesta ortodoxa pero efectista,  Germano nos hará vivir en carne propia las vicisitudes que atraviesa la naturaleza humana cuando la única forma de imponerse a la rutina y las obligaciones, es la búsqueda de la libertad, en cooperación con los demás, en el relámpago de luz que confiere la insanidad, descorriendo el velo de la opresión, llevándonos,  a través del realismo y los elementos en escena hacia un viaje encantador que , como habría querido Gorostiza , promueve una verdadera evidencia de sentido.

Teatro: Auditorio Losada – Av. Corrientes 1551.

Entradas: $ 120.

Funciones: Miércoles 20 hs.

calificacion_3

 

Por Sofía Lara Gómez Pisa

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