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Entrevista a Nicolás Amelio-Ortíz, director de Hay algo en el bosque

Entrevista a Nicolás Amelio-Ortíz, director de Hay algo en el bosque

Nicolás Amelio-Ortíz es famoso por ser el creador de Zepfilms, canal de Youtube dedicado al cine. Pero nunca dejó de hacer ficción: dirigió cortos y el largometraje El bosque de los sometidos. En su primer proyecto internacional, es uno de los creadores y directores de la serie Hay algo en el bosque. Estrenada el 7 de febrero por Star+, presenta varias historias y personajes unidos por una misteriosa piedra de origen extraterrestre. Tuvimos el privilegio de hablar con Nicolás, que nos contó detalles de la experiencia.

Zepfilms, cortos, un largo, más Zepfilms, más cortos… y ahora, una serie internacional. ¿Cómo se dio esta posibilidad?

En 2019, con Monti (Tomás González Montalvo, productor y locutor en Zepfilms) hicimos la serie Cine en la vida real, un documental sobre locaciones en Los Ángeles. El costo de esa serie fue el viaje a Los Ángeles, una casita donde parábamos, la comida y nuestras ganas. Fue barata de hacer, pero también una de las más vistas en Flow el día que se estrenó. Cuando tenés un producto que es barato y popular, muchos productores te abren la puerta (risas). A raíz de eso comencé a hablar con varios productores. Ninguna me convencía para un siguiente proyecto, y surgió la posibilidad de hacer un proyecto en Bilbao, España. Fui allá, a ver qué onda. Me metí en la parte de producción, pero no le fue tan bien. Pero ahí conocí a Gastón Haag. Los dos teníamos cortos escritos que transcurrían en cabañas. Yo tenía el que sería el capítulo 4 de la serie, “Desechos”, y él tenía el capítulo 6, el de los enanos Papá Noeles. Viendo que estructuralmente eran similares, dijimos: “¿Por qué no armamos una serie alrededor de estas historias?”. Empezamos a construir lo que sería el lore de la serie, el backstory. Con ese material armo una especie de proto-biblia para mostrar a productoras, aprovechando que seguía el interés por Cine en la vida real. Por esas cosas de la vida que conocés a uno que conoce a tal que de repente te contacta con tal, terminé tomándome un gin tonic con Pablo Bossi y su esposa, Marion Richardson, ambos de Gloriamundi Producciones, en Madrid. Les conté del proyecto, les copó y decidieron apostar por él, y arrancamos en desarrollo en 2021. Se sumó Javi Ruescas como uno de los guionista y empezamos a desarrollar los guiones hasta que arrancó la preproducción en 2022.

Deteniéndonos en el guión, ¿cómo fue el proceso de escritura?

Al principio teníamos la estructura general de la serie más o menos cerrada y sabíamos con Gastón qué capítulos dirigiría cada uno. El acuerdo era que cada uno dirigiría cuatro (la serie consta de ocho capítulos). Entonces cada quien se dedicó a su capítulo. Nos importaba mucho tener libertades creativas, que no se impusiera la visión de uno sobre la del otro, que pudiéramos explorar nuestras comedias y gustos. Pero también era importante que hubiera una cohesión narrativa y estética. Entonces hicimos unas guías narrativas y estéticas de toda la serie, una especie de contrato que teníamos que cumplir (risas). De lo estético, por ejemplo, que la piedra siempre sea del mismo color y que la noche sea de color azul. Trabajando con el equipo técnica, esas cuestiones de solidificaron aún más, porque los dos trabajamos con el mismo director de fotografía. A eso le sumamos ciertas reglas narrativas, el blackstory: para empezar, la piedra es de origen espacial; no podíamos cambiarle el origen en otro capítulo. Después, fuera de esas reglas, cada quién podía hacer lo que quisiera. Yo quería hacer la mandrágora, Gastón quería meter un coche asesino en el bosque… Mientras se pudiera adaptar a las reglas que nos pusimos, había libertad. Cuando se sumó Javi le encontramos una línea a todos los capítulos y tratamos de meter cosas de un capítulo en otro. Todo el proceso de desarrollo de la serie duró casi un año, y en el medio la productora nos pedía cambios. El capítulo 8 tuvo veinte reescrituras. Fue un proceso muy orgánico y muy lindo. Y fue muy lindo trabajar con Gastón, que tiene una visión de la comedia absolutamente distinta a la mía. Javi, como guionista, fue el que le dio unión a todo y una estructura mucho más sólida. 

La serie es una comedia con elementos fantásticos y de terror. Esta mezcla de géneros es común en cine y series, y dio algunos clásicos. ¿Cuáles fueron las influencias, dentro de este subgénero o de otros lados?

Dentro del subgénero están todas, porque nos encanta ese universo. Comedias de terror o comedias fantásticas no hay tantas, en realidad. Está La tiendita del horror, está Reanimator… Debe haber más películas de ninjas (risas), porque es un nicho recontra nicho. Te tiene que gustar la parodia del cine de terror. Un ejemplo reciente es What We Do in the Shadows. Buscamos mucho por ahí, pero como pasa con las horror comedies, su verdadero padre es el cine de terror. Mis influencias fueron Dario Argento y el terror italiano, que me encanta. Después cada capítulo separado tiene sus influencias. También me gusta indagar en las películas fuera del terror. El capítulo 4 es un homenaje a Almodóvar. Aunque él no hace terror, tiene elementos de comedia y asesinatos. Mientras lo escribía, estaba viviendo en Madrid y me clavé todas las pelis de Almodóvar de nuevo y resignifiqué mi amor por él. El capítulo 1 es medio un thriller, y hasta tiene algo de La pandilla salvaje. Cuando le mandé a Javi las referencias, no eran todas de terror. Le mandé policiales, de suspenso… Hay un poco de todo.

En cuanto al elenco, es mayormente español, pero podemos encontrar caras argentinas. ¿Cómo fue el casting?

Una vez que le dieron luz verde a los guiones, arrancamos con la preproducción y el casting. Había algunos actores que habíamos conseguido mientras escribíamos el guión, porque nos conocíamos y hablábamos. Por ejemplo, Luna, la encargada de las cabañas, es una amiga de Gastón, que conoció haciéndole un casting para otro proyecto, y nos gustó mucho cómo actuaba. Entró de una. Está bueno, porque es una actriz que recién empieza. esta serie es su primer proyecto grande. Otros actores llegaron por el lado de producción. Marion Richardson y Daniela Girod, las productoras ejecutivas, movieron todos sus hilos para conseguir al elenco, que es impresionante. Lo trajeron a Iván Massague, a Zorion Eguileor… Está Alfonso Agra, que es un actorazo. Consiguieron un elenco que no nos lo merecíamos (risas) y levantaron la serie de una manera que no te das una idea. Otros surgieron de repente. En un momento del guión se me ocurrió que dos actores originalmente españoles fueran argentinos. Buscamos actores argentinos viviendo en España, y encontramos a Luli Laprida y Juan Grandinetti. Me encantó cómo funcionaban como dupla y quedaron. El casting estuvo a cargo de Déborah Borque, una de las directoras de casting más importantes de España, que se interesó de verdad por el proyecto. Una genia. El director de casting es una figura que no es tenida en cuenta lo suficiente.

Contame del trabajo con los efectos especiales.

Contamos con un as bajo la manga, que es Mario Campoy. Era amigo de Gastón y lo teníamos apalabrado. Es director de efectos especiales para un montón de cosas y ganó varios Goya. La tiene muy clara y puede hacer de todo. Nos hizo la mandrágora, nos hizo un hombre lobo, y también la parte gore. Es uno de los mejores efectistas de España y de Europa, y en la serie lo llevamos al extremo. 

¿Seguirá habiendo algo en el bosque? ¿Habrá segunda temporada?

Terminamos de escribir un outline general de la segunda temporada. Me encantó hacer la serie y me encantaría hacer la segunda temporada. De momento no lo sabemos. depende de cómo le vaya en la plataforma y cuál sea la reacción del público. La segunda temporada está en mi corazón y tengo muchas ideas sobre cómo puede seguir la historia. 

En cuanto a otros proyectos, mencionaste que estás escribiendo una novela. ¿Qué se puede contar al respecto?

Durante la posproducción de la serie tuvimos que cambiar el orden de los capítulos, porque el montaje original no estaba quedando tan bien como queríamos. Entonces la postproducción se extendió. En esa época hubo mucho tiempo en el que no estabas todo el día con el editor. Entonces aproveché y me vine para Argentina. Volver después de dos años metido con la serie para mí fue muy fuerte. Los últimos días estuve con mi familia, en zona norte, y estuve revolviendo recuerdos de cuando era chico, caminando por el barrio… Así que me puse a escribir el borrador de una novela, para hacer algo distinto; estaba quemadisimo por el rodaje de la serie. Avancé bastante y me gusta cómo está quedando. Escribí poco el 2023, pero tengo ganas de terminarla. Es una novela sobre adolescentes en la década del 2000, con sus problemáticas. Es un coming of age, pero muy violento y terrorífico. Los 2000 en Argentina se caracterizaron por sus cosas copadas, pero también por su violencia. Le metí un poco de realismo mágico y estoy laburando sobre eso (risas)

 

Foto: Zepfilms

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