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CRÍTICAS - CINE

Eureka

EL BUCLE MÍSTICO

Jauja fue para Lisandro Alonso un portal que empezó a consolidar su posicionamiento dentro del cine contemporáneo, ya lo había hecho con su corpus de obra anterior desde un perfil estético y moral bien definido. En su primera aventura con Viggo Mortensen el paso a una dimensión internacional ya estaba dado, no por la figura del actor sino por esa configuración establecida de los grandes festivales sobre las películas de directores latinoamericanos y asiáticos -mayormente- pensadas desde la disciplina de la curaduría y la programación. Por supuesto, las películas no tienen la culpa de todo aquello que se enarbola a su alrededor. 

Alonso, después de casi una década regresa con una historia episódica sobre la conexión mística entre la vida, su sentido y una posible reencarnación. El primer fragmento presenta a un forastero (Viggo Mortensen) en la búsqueda de su hija en el Lejano Oeste, raptada por un forajido. En el desenlace de este episodio se descubre que ese encuadre en 4:3 y en blanco y negro se trataba de una película emitida por televisión, a la cual no le estaban prestando atención dos hermanas, una de ellas oficial de policía en una reserva nativa de South Dakota y la otra una entrenadora de basquetbol secundario. La historia que envuelve a ellas dos, a su vez, se divide en las circunstancias y pesares existenciales de cada una. Finalmente, a partir de un pájaro en una conducta migratoria de su especie, llegamos a la selva brasileña donde tenemos a un aborigen obligado al exilio y con ello a emprender una aventura sin buscarlo… pero en 1974. Es decir, tenemos un encadenamiento de historias que superan la alteración del espacio – tiempo. 

En sus modos y dinámicas, Alonso continúa preocupándose por capturar la realidad y estirar los tiempos de las acciones sin elipsar, al menos sin hacerlo bajo las estructuras narrativas convencionales. Incluso en la primera de las historias explora el género cinematográfico por antonomasia y lo pone en un paño de ejercicio, y al mismo tiempo prueba cualidades hasta ahora casi desconocidas para narrar un pequeño cuento con tres actos. Incluso opera bajo los espacios más frecuentados del género como el saloon, el batirse a duelo y hasta la construcción de un arquetípico héroe del western. Hay en este fragmento una portentosa estrategia visual desde el encuadre. 

En el segundo pasaje, lo que irrumpe es la melancolía de un pueblo destinado a la decadencia, con la historia ya trazada sobre el alcohol y los casinos como suerte de compensación cruel por la quita de tierras a los nativos, por parte de los diferentes gobiernos de Estados Unidos. La denuncia se cuenta sola, en las angustias individuales de las hermanas, la más joven, Sadie (Sadie LaPointe) desborda de melancolía y en su segmento se sintetiza el olvido y la decadencia a la que fueron sometidos sus antepasados. 

Más allá de la probatura del director para construir relatos bajo la orbita del western, el policial y lo fantástico no deja de existir una tensa cuerda de tedio, es decir si las tesis de sus historias se pueden advertir a los pocos minutos, cómo es que la progresión de las acciones se estanca en un bucle narrativo. Las casi cincuenta placas de fondos y productoras demuestran un logro en la recaudación para formar un presupuesto más alto, eso quizá colabora en estar frente a imágenes y lugares más exóticos, que ciertamente dan vida a este frankenstein de espacios y tiempos unidos por una atmósfera de densa espiritualidad. 

(Argentina, Francia, Portugal, 2023)

Dirección: Lisandro Alonso. Guion: Lisandro Alonso, Fabián Casas. Elenco: Viggo Mortensen, Chiara Mastroianni, Alaina Clifford, Sadie LaPointe, Adanilo, Luisa Cruz. Producción: Carine Leblanc, Marianne Slot. Duración: 147 minutos.

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