Llegar a Lima desde Buenos Aires puede ser en sí misma toda una aventura. Es común que haya vuelos con escalas en Chile de 10 hs. de duración, y que en temporada alta estos se retrasen. Por eso recomendamos poner atención con las tarifas económicas. Pero una vez en esta hermosa ciudad con linaje fundada en 1535 a orillas del Pacífico, su gran belleza nos permite olvidarnos del largo viaje que, definitivamente, va a haber valido la pena.
Lima es la única capital sudamericana con salida al mar. Está ubicada en la falda de la vertiente occidental de los Andes Centrales, por lo que su altitud es variable, entre los 160 y los 1000 mts, lo que la hace rica en desniveles y recovecos secretos. El barrio de Barranco aprovecha esta característica de modo inigualable con sus bares, cafés y restaurantes instalados de forma escalonada, con una vista deslumbrante. Sus malecones, especies de riscos enormes con caída al mar, proporcionan una magnífica vista y permiten volar en parapente sobre el Pacífico.
Lima ha sido nombrada Capital Gastronómica de Latinoamérica por su gran cultura culinaria. Y su Centro Histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1991 para proteger el enorme legado de la época de la colonia. La ciudad mantiene una perfecta armonía entre la tradición y la arquitectura contemporánea, haciendo convivir edificios modernos con iglesias, casonas y monumentos históricos. A lo que se suman los lugares arqueológicos famosos en el mundo entero, que hacen de Lima una ciudad de enorme interés cultural.
Si además de todo esto, la ciudad cuenta con un Festival Internacional de Teatro con una gran curaduría, con obras de Perú y el mundo, la primera quincena de marzo ya sabemos que donde hay que estar es en Lima.
El FAELima es un Festival muy especial. Nació este año y lo hizo con antigua trayectoria. Con un importante nivel comparado a los otros Festivales de su zona sudamericana, nace como gesto de resistencia artística e iniciativa privada unidas por el arte y la cultura. Su directora, Marisol Palacios, se asocia con cinco centros culturales de las más prestigiosas universidades ante la negativa de la Municipalidad de continuar con el FAEL, el Festival Internacional de Lima que llevaba tres ediciones. La falta de respuesta acerca de la utilización del nombre condujo al ingenio que da nacimiento al FAELima, cuyas siglas permiten identificar al público masivo y prensa internacional que se trata del Festival de artes escénicas más importante de Perú.
Del 1 al 11 de marzo, durante once días, se expusieron 19 obras de las cuales 11 fueron nacionales y 8 internacionales, con producciones de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Colombia, España e Inglaterra.
Las obras se presentaron en 11 espacios de la ciudad. Estos fueron: el Gran Teatro Nacional (San Borja), el CCPUCP (San Isidro), la Casa Yuyachkani (Magdalena), el Teatro Británico (Miraflores), el Teatro Universidad del Pacífico (Jesús María), el Teatro Central de la Universidad de Lima (Surco), el Teatro La Plaza (Miraflores), el Teatro Pirandello (Santa Beatriz), ICPNA y la Huaca Mateo Salado (Cercado de Lima).
(Acreditaciones de prensa: Sara Alejandra Aragón Cortez)
L A S O B R A S
ESPAÑA
Abre la fiesta Son, por la Compañía Nova Danza gallega, que en este espectáculo fusiona la danza tradicional gallega, la contemporánea y el flamenco. Nueve bailarines jóvenes varones interpretan una coreografía de vanguardia que mezcla pasos de estos diferentes estilos lúdicamente para construir una identidad muy propia. A través de diez coreografías que, una tras otra, suman distintos elementos al relato, como la escultura, la arquitectura de los cuerpos y de la naturaleza del paisaje de Galicia. El extraordinario dominio corporal deja sin aliento más al público que a ellos mismos, quienes parecen moverse con la fuerza de un huracán en una cristalería, sin romper el más mínimo equilibrio del aire.
El vestuario es parte de esas construcciones. Agigantado o muy pequeño, con reminiscencias flamencas en volados y zapatos. En diferentes polleras, los bailarines muestran una especie de belleza sin género, femenina por los movimientos de las faldas y ciertas poses, masculina por la energía de los zapateos. Se mueven juntos o en grupos con un protagonista que por momentos se mezcla entre los otros y por momentos es rodeado y resaltado, para a su vez proporcionar una visibilidad distinta a su grupo. El trabajo de la luz es remarcable. Generando segmentos, recovecos, siendo parte y forma con los cuerpos y el espacio, creando solo, sumándose a resaltar u opacar fuerzas. Y el diseño lumínico es protagonista del relato apropiándose del espacio en el momento en el que se presenta un dueto: uno de los bailarines realiza su iluminación con un potente reflector que luego gira al público, al que le realiza una lenta y conmovedora caricia de luz.
Cuando las Artes escénicas son capaces de generar emociones físicas con la belleza de las imágenes, la luz y la fabulosa energía del hecho vivo.
URUGUAY
Tebas Land, una excelente obra de Sergio Blanco, que narra la historia de un asesino parricida y la búsqueda del dramaturgo de la obra que vemos, de conocerlo para poder construir el relato ante nuestros ojos. El texto está basado en el mito de Edipo, en la vida del santo europeo del siglo IV, San Martín, y en un expediente jurídico inventado por el mismo Blanco, en el que se narra el juicio a un joven parricida llamado Martín Santos. Porque si en la tragedia de Edipo hay un héroe como protagonista, desde el lugar opuesto el parricida de Tebas Land logra transmitir la misma calidad de belleza a través de su condición humilde y dolorosa, producida por una vida de maltrato y abuso.
El dramaturgo va a visitarlo a la cárcel primero con una libreta, después con una pelota de básquetbol y finalmente con una cámara filmadora. Va conquistando la confianza del joven parricida en la cancha, así como al relato que narra. En Tebas Land, poco a poco importa cada vez menos la reconstrucción del crimen y cada vez más la construcción de la obra a la que accedemos allí como público.
Escenográficamente la obra hace gala de un gran dispositivo escénico, conformado por un enorme cuadrado metálico de barrotes – con una altura de aproximadamente 2,50 mts. – que abarca casi la totalidad del espacio escénico. Y posee cámaras de seguridad en dos diagonales de las esquinas. En el centro hay un escritorio con dos sillas y una cámara filmadora en un trípode. En el fondo de escena se eleva una pantalla en donde se ven imágenes pre grabadas, así como de la misma obra en presente. Una puesta que se debate entre la vanguardia de sus elementos, el realismo del metal de las rejas, y las actuaciones verosímiles y orgánicas, sin estridencias, de Gerardo Otero y Lautaro Perotti.
Una obra que desde el metalenguaje teatral no se queda en un lugar metafísico, aunque nos permita pensar más allá de cualquier cotidianeidad. Y que desde la sensibilidad no genera un drama, sino que lo expone, mostrando una de esas tantas vidas humanas de las que las películas se nutren, pero de las que nadie habla.
COLOMBIA
Los autores materiales, por la compañía La maldita vanidad está inspirada en la película ‘’La soga’’ de Alfred Hitchcock. Su tema expone como la violencia genera más violencia, incluso la que producimos ‘’sin querer’’. Y lo hace desde la estética policial. Toma como punto de partida un crimen doloso para indagar en los comportamientos violentos e intolerantes. Se trata de tres compañeros de departamento que matan accidentalmente al dueño que llega borracho a exigirles el alquiler atrasado. La obra comienza con un largo silencio de los personajes sentados frente a la mesa, que se sostienen la cabeza con las manos, cambian de posición y se miran, vuelven a cambiar de posición y bajan la cabeza. Momento maravillosamente logrado desde la dirección, que nos mantiene en vilo sin saber qué pasa pero comprendiendo que algo pasa. Miramos a su vez la mancha roja, no muy marcada en la heladera, tratando de pensar apenas si es sangre cuando tocan a la puerta. Los roomates saltan de la silla y entre su alboroto que no conduce a nada se escucha la voz de una mujer. Es la señora que limpia el departamento, que viene a hacer su trabajo esta vez con su hijo, disculpándose porque no tenía donde dejarlo. El encantador personaje genialmente encarnado por Ella Becerra es el elemento que provoca calma a la vez que terror, ante la posibilidad de que descubra el cadáver en el cuarto contiguo. El miedo, la intolerancia y la violencia se va apoderando de todos, por ejemplo a través del maltrato que como madre le hace la mujer a su hijo por portarse mal, pero quien más padece observar eso termina asesinando al niño. La respuesta ante la violencia siempre es más violencia, la parte oscura de la condición humana.
La puesta en escena hiper realista, con paredes, recovecos, puertas para cada habitación, picaportes, manchas, repisita con pequeñeces y heladera en una cocina comedor, resalta por sobre otras de su misma característica cuando agrega el sentido del olfato al espectador. La mujer cocina realmente huevos, cuyo perfume llega a toda la sala, y allí si sentimos que se cumple ese deseo eterno del teatro realista de que el público sienta que mira por la mirilla de la puerta de una casa real.
Actuaciones de gran verosimilitud y una estructura original por la cual el conflicto va in crescendo hasta la cúspide y allí finalizar en un apagón, en lugar de la tradicional forma de principio desarrollo y desenlace, que en Los autores materiales nunca llega…
BRASIL
Antígona recortada – contos que cantam sobre pousopassáros – por la Compañía Núcleo Bartolomeu de Depoimentos, dirigida por Claudia Shapira con Luaa Gabanini y Roberta Estrela D’Alva, es una obra caratulizada como ‘’Teatro hip-hop’’ basada en la tragedia de Sófocles, Antígona. En proscenio hay dos mujeres ubicadas de frente al público que se mueven al compás de la música de un Dj con anteojos negros y un cigarro, que toca en vivo en una mesa tras ellas. No hay más escenografía, apenas dos o tres ladrillos de concreto que tapan un poco los cables. Visualmente es atractivo cierto aire de modernidad. La puesta en escena se sostiene básicamente en el vestuario, que proporcionará diversas posibilidades. Se suma a él una larga tela del mismo color que apenas entendemos de donde surge, y que las mujeres usan como capucha, convirtiéndose en especies de hechiceras o adivinas que predicen malos augurios.
El diseño eligió enteritos terracota con un cinturón ajustado a la cintura y blusa con el hombro descubierto, quizá demasiado chic, ya que se trataba de la vestimenta de mujeres jóvenes de las áreas periféricas de una ciudad grande de Brasil. De esas zonas de las que se adueña el narcotráfico, adueñándose también de sus familias y produciendo ‘’23.000 muertes por cada diez minutos’’. Duro estribillo del tema principal.
Mientras las actrices cantan y bailan los personajes cuentan su historia: la de la ira y la desolación, la de la desobediencia civil ante la muerte de su gente implicada en el tráfico de drogas. De ahí el intertexto con Antígona, el Dj con anteojos negros representa a Tiresias.
El texto es poético e interesante aunque su estructura dramática no se corresponde del todo con la de la puesta en escena y el conflicto no es desarrollado a fondo para que crezca y explote, o se resuelva. La dirección quizá podría haber trabajado más sobre la interpretación y los desplazamientos de las actrices, ya que gran parte de la obra es una coreografía de baile de frente al público. Pero el paralelismo que genera la dramaturgia con la obra de Sófocles es pertinente y atinado, y el Dj con anteojos negros que ‘’hace bailar’’ a las mujeres es un recurso simbólico muy interesante.
Cultura popular sajona actual en Latinoamérica, la música hip hop en escena, teatro hip hop en la Latinoamérica herida de siempre.
Natasha Ivannova