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CRÍTICAS - CINE

Halloween 2, según Matías Orta

La noche de Halloween, donde los chicos se disfrazan y van de hogar en hogar pidiendo golosinas, dejó de ser un evento puramente norteamericano a partir de 1978, cuando se estrenó Noche de Brujas. La historia contaba las andanzas de Michael Myers, un asesino que escapa del manicomio con el fin de acuchillar adolescentes excitados durante el 31 de octubre, además de querer reunirse con Laurie (Jamie Lee Curtis en su debut cinematográfico), su virginal hermanita. Filmada con 300.000 dólares, recaudó millones —al punto de convertirse en la producción independiente más redituable de su tiempo—, consagró a John Carpenter como uno de los grandes directores contemporáneos, y generó secuelas, copias y parodias.

En 2007, Robert Bartleh Cummings (Rob Zombie, bah) tuvo el coraje suficiente como para filmar y estrenar una remake de aquel clasicazo. Si bien respeta la esencia de la original, el tono de Halloween: El Comienzo es menos sugestivo, menos misterioso, y más crudo y realista, al punto de profundizar más en los orígenes de Myers y su conducta homicida. Una gran jugada por parte del otrora líder de White Zombie, pero que dio sus beneficios.

El éxito del film hizo que los ejecutivos de Dimension Films consideraran preparar una secuela, provisoriamente titulada H2. Pero el bueno de Rob no había quedado muy contento con la experiencia. Confesó que, a pesar del giro radical del tono, se había sentido muy atado a la obra de Carpenter, y que el rodaje fue uno de los más difíciles de su carrera en el cine. Como posibles reemplazantes sonó la dupla francesa Julien Maury-Alexandre Bustillo, culpables de la tremebunda Inside: La Venganza, pero todo quedó en la nada.

Así que  R. Z. lo pensó otra vez y regresó al proyecto, pero con otra actitud: sería una película más descontracturada y audaz. En una entrevistó contó lo siguiente: Me di cuenta de que lo mejor de hacer esto (Halloween 2) era que, con la última hubo cierto sentido de la obligación de retener el espíritu de Carpenter en general. Y ahora eso no va a ocurrir. Esta película es 100% lo que yo quiero hacer. Y en ningún momento hemos discutido sobre Halloween o Michael Myers. De hecho, cada vez que hacemos algo es como ‘esto no parece Halloween’. Podemos hacer lo que queramos y eso es muy liberador. Y creo que será una película mucho mejor porque no estamos intentando cumplir las expectativas de nadie. Esta vez he querido reinventar al personaje”.

Y vaya si lo logró.

No es la primera vez que Rob Zombie filmaba una continuación: en 2005 nos dio Violencia Diabólica, segunda parte de su ópera prima, Mil Cuerpos. Aquella vez, el director convirtió a Violencia… en una road movie salvaje e impredecible, para diferenciarla del estilo El Loco de la Motosierra que tenía Mil… Como para no repetirse.

En la Parte 2 de Halloween hizo algo similar. La historia comienza en donde terminó la anterior, pero expande las ideas insinuadas aquella vez. Antes de seguir en este tema, vale detenerse y aclarar algo: H2 no es la remake de la secuela del film de Carpenter, aunque al principio pareciera que sí, ya que los primeros minutos transcurren mayormente en un hospital. Volviendo a la idea de la expansión, Rob cumple con su palabra y nos da un largometraje más sangriento y brutal que la primera entrega, pero no sólo eso: también se permite altas dosis de experimentación y delirio visual. Por ejemplo, Michael Myers —quien sigue vivo y dispuesto a reencontrarse con su hermanita en un nuevo aniversario de Noche de Brujas, amén de masacrar a quien se le ponga en el camino—, tiene visiones de su madre muerta (interpretada por Sheri Moon, esposa y actriz fetiche del dire), de sí mismo en su niñez y hasta de un caballo blanco. Sí, muy extraño, pero funciona.

Lo mismo se aplicó al enfoque de los personajes. El querido serial killer usa barba pero no abandona la máscara de siempre, aunque ahora se ve más destrozada y mugrienta. Laurie ya no es una mojigata sino una especie de punk con el carácter endurecido por haber sobrevivido a tan terrible experiencia. El Dr. Sam Loomis (Malcolm McDowell), devino en un inescrupuloso psiquiatra empecinado en lucrar con Michael y sus víctimas gracias a un libro suyo demasiado revelador.

Rob Zombie es un cinéfilo, melómano y un adicto a todo lo relacionado con la cultura pop más trash, y eso se nota en cada una de sus obras. Abundan referencias a películas como The Rocky Horror Picture Show: Orgía de Horror y Locura, a músicos como Alice Cooper… Además, R. Zombie suele poner delante de cámara a leyendas vivientes del cine de terror y el género fantástico en general. Esta vez se destaca Margot Kidder, la otrora Lois Lane de las pelis de Superman protagonizadas por Christopher Reeve. Aquí interpreta a la psicóloga de Laurie (el chiste es que la Kidder pasó un tiempo largo en instituciones de salud mental).

En esta época en la que priman los films serios que competirán por el Oscar, nada mejor que un poco de sangre, sexo y asesinatos, y de la mano de Mike Myers (no, no hablo del actor que hace de Austin Powers).

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