Dramaturgia: Leila Assumpçáo. Traducción y adaptación: María Antonieta Eyras. Dirección: Arnaldo André. Actúan: Marta González y Arnaldo André. Prensa:Agencia Duche y Zárate.
La obra apunta a un público específico, en su mayoría mujeres casadas o que hayan tenido la experiencia del matrimonio. Esto permite que la audiencia presente se sienta identificada con los diálogos, que se ría y llore junto a los protagonistas, pero también tiende a caer en lugares comunes como el tópico del hombre cincuentón que busca relaciones con mujeres mucho más jóvenes. Desde el comienzo, Mariano queda descubierto en su inmadurez casi subrayada frente a su mujer, Roberta. Ella es mucho más madura y lo enfrenta, al mismo tiempo encuentra la manera de disfrutar de cada etapa de la vida luego de que él la deja.
En esta obra entendemos que el hombre tiende a callar mientras que la mujer siempre busca hablar de los problemas de pareja. De todas formas, esta caracterización de algún modo, forma parte del código de esta comedia y, cierta o no, resulta muy efectiva. Los momentos más interesantes se producen cuando se aleja del tema aparente de la relación matrimonial y sus “gags” para sumergirse en lo que se esconde debajo: el miedo a la soledad, la relación desigual entre el hombre y la mujer, la vejez y la familia. Pero podría decirse que es precisamente esta combinación agridulce lo que la hace interesante y conduce progresivamente a una mezcla de comicidad, ternura y emotividad que crecen cada vez más hasta su desenlace que realmente conmueve.
Por otra parte, las actuaciones de Marta González y Arnaldo André son muy cálidas y el público lo agradece. Son dos figuras reconocidas y saben cómo capitalizar lo buscando en el público, una complicidad permanente. En este tipo de puestas donde los nombres que figuran en el cartel son de suma importancia, es difícil dejarse conquistar por los personajes y olvidar a los actores que los interpretan, pero en este caso ambos demuestran que pueden ser grandes comediantes, especialmente en sus monólogos ante el público.
Asimismo, la escenografía y vestuario son de carácter realistas. La obra opera mediante saltos temporales que los actores representan a través de pequeños cambios de vestuario y en el gesto corporal.
Después de las primeras impresiones uno puede darse cuenta de que finalmente, Intimidad indecente es también una reflexión acerca de qué es el amor y qué se puede hacer por un poco de él. Para Roberta y Mariano el amor es mucho más que un matrimonio, y cuando es verdadero, es para toda la vida.
Teatro: Regina – Tsu (Av. Santa Fe 1235, CABA)
Funciones: Jueves, viernes y sábados 21hs / Domingos 20hs
Entradas: Desde $160 (2×1 Club La Nación)
