Como todos los asiduos lectores de esta columna saben, el jueves pasado fue mi cumpleaños. Los festejos arrancaron el propio jueves con torta, siguieron el viernes con un fiestón inolvidable entre amigos y borracheras y se prolongaron hasta estos días, con la visita de mis viejos que se vinieron desde mis pagos a seguir celebrando mi gloriosa existencia. Regalos, besos, tirones de orejas, mateadas, mas budín ingles, mas televisión, mas programas de chimentos, mas chusmeadas soto voce y mas colchones en el cuarto de huéspedes hasta hoy incluso, día en el que acabo de almorzarme gratarola, un enorme sándwich de pavita regado frenéticamente con una milkshake de vainilla. Por supuesto, mis viejos me vienen acompañando mucho, ahora que mi hombre ha vuelto a laburar para ganarse el sustento y para mantenerme en el nivel groso de vida que llevo y merezco.
Fue junto a mis amorosos progenitores que me enteré del quilombo infernal, de la flor de batahola, de la revuelta del carajo que se había desatado en el globo a raíz de la documentación clasificada que se les piantó a los americanos y que, un flor de vivo, colgó de la red en un acto que, hasta ahora, no sabemos si es de valentía o extrema estupidez. Para dejarlo en claro, sería algo así como el equivalente diplomático a que te saquen una foto en el inodoro, sin el bisoñé, con el batón de tu vieja puesto y levantando quiniela clandestina. Resulta mas bien gracioso al principio pero, después de un tiempo, te trae bocha de complicaciones. Pensá como mínimo en la sarta de explicaciones que te van a pedir…
Así que, en esas estamos ahora con los amigos del norte a los que, a las claras, los han dejado medio con el culo al aire esperando el bondi.
Por supuesto, en la mesa no se habla de otra cosa y escuchamos a todo el mundo por la radio y vemos los noticieros y charlamos con el portero y elaboramos un sinfín de teorías conspirativas y discutimos y “ ¡mirá lo que dijo fulanito de la Argentina, que porquería de tipo che…!” y “ ¡a mi qué carajo me importa lo que opine menganito, gallego pata redonda!” o también “ esto es todo mentira eh…todo un invento… a estos si les roban algo es porque quieren eh, acá hay gato encerrado…”
¡Todo el mundo opina! ¡Todo el mundo quiere agregar un condimento mas picante, un poco más de leña al fuego, una nueva e intrincada subtrama a este conflicto que, parece, va a traer más cola que el cometa Halley!
Es que, con una mano en el corazón, ¿cuántas oportunidades tenemos en la vida de ver una de espías en vivo y en directo?
El argumento es bastante jugoso: un soldado de 22 años, con cara interesante pero taimada, que labura en el bunker cerrado bajo siete llaves, cuidado por 5 perros policía y un chinito tirapatadas, aprovecha la situación y espera que todos se vayan al baño, para sacar en un disco de Lady Gaga, un montón de archivos y cables y no se qué, recontra confidenciales y llevárselos a la casa para pispearlos con la vieja. La vieja (o la vecina, no se sabe) lo convence de que se los entregue a un sitio de noticias de la red denominado WikiLeaks, que dirige un tipito llamado Julian quien, al parecer, ya venía armando muchos quilombitos y revuelos varios. Todo muuyyy complejo, muuyyyy El Informante, muuuyyy apasionante.
La cuestión es que, al soldado lo metieron en cana, al periodista lo están buscando hasta abajo de las piedras y parece que se le va a venir la “noche americana”, porque, como mínimo, le van a hacer escribir unas 45 veces en el pizarrón “no debo publicar información confidencial en la red y mucho menos mandarla a los diarios”.
Todo eso mas la crisis de confianza mundial, los trapitos al sol que largan olor a podrido, el te digo me dijo le dije…, el asunto de si a éste le gustan las fiestas, y el otro es un machista, y el de mas allá es un alfeñique, y que este otro tiene miedo a que el vecino le robe las gallinas, y que si sos un facho, y que si te queda bien la raya al medio…
Por mi parte, yo no podía dejar de pensar en el flor de peliculón que nos armaríamos con este temita así que, agarré mi libretita rosa y empecé a armar un elenco de posibles protagonistas. Un casting imaginario recorriendo todo el planeta en busca de sus mejores talentos, para que lleven a cabo la ardua tarea de interpretar a los actores reales de este bochornoso conflicto. Un elenco majestuoso y universal.
Aquí va la lista, por supuesto, las sugerencias de los lectores serán recibidas con alegría y genuina curiosidad.
En el rol del soldado que se choreó los documentos yo pondría a Gonzalo Heredia, si si si, no están soñando. Nadie mejor que Gonzalito para interpretar a un ofuscado y aturdido soldadito, que, como es obligado sistemáticamente a afeitarse la barba, bañarse y lavarse las orejas, sufre un colapso nervioso y decide afanarse la información clasificada que pondrá a los mas poderosos líderes del mundo cabeza abajo, tratando de asegurarse de tener los calzones puestos.
En el rol del arrojado periodista que publicó todo el temita, estaría nada menos que Edward Norton. Ese genio entre naif y malvado que te envuelve de manera sigilosa en su red invisible y que, cuando querés acordar, ya estás listo y en posición de ser el plato principal del banquete. Edward encarnaría al perseguido periodista de manera tan sutil y exquisita como magistral. Un hombre solo en el mundo, un hombre que deberá huir, probablemente, por el resto de su vida, a no ser que algún alma caritativa del cono sur, le de asilo político. Si señor, todos terminan viniendo para el sur…
En el rol del presidente Obama, estaría perfectísimo, Will Smith, quien le aportaría una veta de humor descontracturante y sensualidad abdominal a todo el argumento y se ganaría el favor del público protagonizando una feroz pelea con Arnaldo André el que estaría en el rol de un enloquecido Charlton Heston que, con los puños cerrados y a grito vivo, entraría disfrazado de turista a la oficina oval, exigiendo la inmediata renuncia de toda la administración. Obama le caería encima a los sopapos limpios y terminaría echándolo a patadas de la Casa Blanca, recibiendo así la ovación desmedida del público y la crítica.
En la piel de Hillary Clinton, estaría la única, la mas bella, la mejor, Meryl Streep (qué puedo decir, hace falta una flor de actriz) que por su estoica y vívida actuación se haría merecedora de un auténtico y doradísimo, Martín Fierro argentino.
En el rol de Nicolás Sarkozy Robert Downey Jr,, a Carla Bruni Nicole Kidman, a Nicole Kidman Carla Bruni, en la piel de Berlusconi el Puma Goity, a Hugo Chávez lo encarnaría su homónimo argentino Julio Chávez, a Michelle Bachelet Rita Cortese,a Piñera Silvio Soldan, a Lula (después de arduo entrenamiento con German Kraus) Titi Fernández, a Evo Morales Al Pacino, a Rafael Correa Antonio Banderas, a Antonio Banderas Javier Bardem, a Javier Bardem Ricardo Fort y así, así, así, la película estaría llena de luminarias internacionales, que le darían proporciones épicas a esta obra maestra del cine de todos los tiempos.
La trama por supuesto, abundaría en persecuciones automovilísticas, tiroteos en países exóticos, comunicaciones telefónicas misteriosas, encuentros de hombres con sombrero en bancos de plaza y gente sudando a troche y moche en submarinos, porta aviones y terrazas altísimas. El final sería feliz, por supuesto y la banda de sonido sería opulenta y vigorosa, con algunos toques misteriosos y provocativos. Ideal para ver en Dvd, con pochoclos de microondas.
Ya sé lo que se están preguntando… Ustedes quieren saber quién encarnaría el rol de nuestra Cristina…
¡MEGAN FOX que carajo! (no nos vamos a andar con chiquitas…)