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CRÍTICAS - CINE

Invasión zombie (Train to Busan)

Invasión zombie (Train to Busan/Busanhaeng, 2016) es un eximio ejemplo de creatividad coreana sobre una nueva concepción del tan explotado cine con zombies.

La acción, ubicada en lugares cerrados con movilidad como en Escape en Tren (Runaway Train, 1985), Narrow Margin (1990), Terror a bordo (Snakes on a Plane, 2006) Snowpiercer (2013) e inclusive Non-Stop: Sin escalas (Non-Stop, 2014), encuentra gracias al talentoso director Sang-ho Yeon un aprovechamiento espacial milimétrico en el que abundan las ideas sobre cómo encajar persecuciones, corridas y la característica tensión del suspenso.

Tomando como punto de partida el anterior film de Yeon, la animación Seoul Station, en el que con misma premisa, padre-hija se encuentran en una locación atestada por zombies, Invasión zombie irrumpe con su horrenda traslación del título original al español, sin hacer alusión alguna al medio de locomoción dentro del que se desarrolla el film, sino al atractivo de que sea un film más sobre este tipo de género.

Invasión zombie es el primer film no animado de Yeon, dentro del que se persigue a un grupo de personas que abordan un tren rápido en Seúl con destino a Busan, único refugio seguro al que puede escaparse de la pandemia desatada. Allí se vislumbra una relación padre-hija problemática, se presenta la postura de un padre ausente junto a la transposición de otra dupla con un futuro padre protector, intercambiando roles de acuerdo al emplazamiento geográfico dentro del que les toca posicionarse debido a la reubicación constante frente a la frenética huida.

Como en toda película con zombies, en Train to Busan tienen sus propias reglas de metamorfosis, comportamiento y manera de ser liquidados. Las criaturas no son como las conformadas en los primeros films de muertos vivos que hemos visto, deambulantes y torpes, sino más parecidos a la concepción creada por Danny Boyle: frenéticos, alterados y sorprendentemente ágiles.

Lo mejor que ofrece Train to Busan es que, a comparación con otros films de este estilo, es autoconsciente, toma elementos de otros films del subgénero para reconstruir, no se hace eco de lo políticamente correcto y es un film tanto hipnótico como dinámico. No hace uso de la moralina sobre el capitalismo en la que el zombie era utilizado como un instrumento para denunciar un sistema económico y social, y es caóticamente divertido.

calificacion_4

 

 

Nota original, en nuestra cobertura del 69º Festival de Cannes.

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