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CRÍTICAS

La Caza del Snark

 

La Caza del Snark

Traducción, Adaptación y Dirección: Natasha Ivannova. Autor: Lewis Carroll. Iluminación: Martín Patlis y Eugenio Barenstein. Vestuario: Mercedes Uría. Escenografía: Norberto Laino. Elenco: Natasha Ivannova, Oscar Dominguez, Luciano Duval, Emmauel Franco, Daniel Grbec, Raúl Cabrera.  Prensa: Centro Cultural Borges.

Sonrisas y Jabón

En la historia de la literatura hay variados y reconocidos autores que hicieron lo imposible, para escribir de forma tal, que sus palabras sean muy difíciles de adaptar en imágenes.

Lewis Carroll, podría entrar dentro de esta categoría si no fuera que resultan tan atractivos sus delirios, que es tan claro visualmente en sus descripciones, aún cuando no comprendamos del todo la naturaleza de lo que está describiendo.

Traducir imágenes de Carroll es como entrar en un laberinto cuya salida es engañosa. Hasta ahora solamente el gran Walt Disney (o mejor dicho, los responsables a cargo de la versión animada de Alicia en el País de las Maravillas) ha logrado encontrarle una vuelta, que contenga la locura, psicodelia y múltiples lecturas, sin enfatizar en la existencia de esas otras lecturas, siendo fiel al texto y al mismo tiempo que vaya dirigido al público que tenía en la cabeza Carroll a la hora de escribir: los niños.

Si bien defiendo la visión de Burton, comprendo que el director de Ed Wood, ha chocado contra esa pared engañosa y ha tomado la salida equivocada.

En el caso de Natasha Ivannova, el riesgo es aún mayor,

Primero porque “La Caza del Snark” es un poema bastante ambiguo y que contiene menos imágenes traducibles que Alicia. Segundo, porque contaba con un espacio bastante reducido y limitado (el año pasado se representaba en la Sala Batato Berea del Rojas). Tercero porque contaba con menos personajes y elenco con respecto a la elogiada puesta del 2010.

Entonces ¿qué se puede hacer cuando se está frente a tantos desafíos técnicos y narrativos? Dos cosas: o bajarse del barco, o remar con la corriente en contra y dejar que las olas te lleven a tierra firme, o al menos a buen puerto.

Y como dice Carroll, con “Sonrisas y Jabón” se puede enfrentar cualquier bestia mitológica. Ivannova sale a escena (literalemente hablando) se enfrenta a su Snark y conduce a su elenco de marineros a un puerto seguro.

Un barco llega a Tierra. Su capitán asegura que es lugar perfecto para la caza del snark: un animal mitológico, vago, feroz, que comprende diversas especies, algunas más peligrosas que otras. El capitán es valiente y bravucón, pero sus marineros no lo son tanto, ya que está rodeado por: un carnicero elegante, una panadero especializado en tortas de boda, un abogado y un castor, que parece ser un integrante mucho más valioso para que el capitán que los demás.

Cada uno se prepara para enfrentar al Snark, luchando con sus miedos y pesadillas.

Carroll como en todas sus obras, habla del patetismo de los seres humanos, de la existencia e Ivannova traduce eso mismo con un absurdo de imágenes hilarantes y completamente surrealista. Las limitaciones espaciales son aprovechadas de manera soberbia para destruir cualquier atisbo de verosimilitud escénica. El barco fragmentado simboliza el rompecabezas que significa la propia obra, un rompecabezas cuyas piezas no terminan por amoldearse, pero en ese concepto absurdo es que la obra cobra fuerza. El quiebre de “la cuarta pared” es una constante. Los intérpretes se burlan del ingenio de Carroll para mezclar palabras y términos. Es muy seria la forma en que no se toma en serio nada.

La paranoia, la amnesia, la ambición son dilemas que Carroll e Ivannova utilizan como objeto de sátira social.

Es muy destacable la labor del elenco: Grbec como el panadero, Cabrera como el castor, la propia Ivannova en el lugar de un directora entrometida, Dominguez como el capitán (u hombre campana), Franco como el carnicero y Duval como el abogado. 

El vestuario, la escenografía, la música e incluso el uso de la diapositiva ayuda a crear un clima relajado y risueño en escena.

La Caza del Snark tiene una puesta en escena original y festiva. Los riesgos son superados con éxito, aun cuando siempre queda la sensación que no hemos salido completamente del laberinto carroliano o que todavía estamos dentro de la madriguera.

Teatro: Centro Cultural Borges – Viamonte 525

Funciones: Jueves 20: 30 Hs

Entradas: $35 y $30

 

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