Music Wins Festival – Día 2- Mandarine Park (24 de Noviembre de 2014)
Terminó la Primera Edición del gran festival de bandas indie, de rock psicodélico, progresivo, vintage, de estéticas y estilos variados que pueden parecer retro (y, en algún punto, lo son) pero que en realidad son bien “postmo”, característicos de la actualidad en la que vivimos, donde todo estilo pasado puede ser recuperado pero no buscando generar la melancolía y la nostalgia del público, sino resignificando todo aquello en un nuevo contexto socio-histórico y haciéndolo más genial.
Si bien el día 2 del Festival había comenzado con un traspié antes de su llegada por la cancelación de Beirut, desde la organización estuvieron bien al dar la opción a los fans de devolverles el valor de la entrada, y a los no tan fans de obtener un descuento en caso de que el año próximo Beirut se presente en el país.
Las bandas empezaban a tocar desde temprano, pero no todos tenemos la suerte de poder asistir desde el principio a este tipo de festivales maratónicos. Llegué a las 16 hs y, tras una recorrida rápida por el predio, me dispuse a escuchar a los australianos de Pond. La banda que nació en el 2008 como un proyecto musical colaborativo y hoy comparte varios de sus miembros con Tame Impala, tocó pocos temas pero nos adelantó un par del disco que estará lanzando en enero de 2015. La pasión por los sintetizadores de Jay Watson, la energía y la buena onda de los músicos se reflejaba en el público, pese a que a esa hora era muy escaso aún. Tras la enérgica puesta en escena de los australianos, el contraste con la tranquilidad del noruego de Erland Øye and the Rainbows fue un poco fuerte. Razón por la cual escuché los primeros temas y luego decidí ir al Mandarine Tent a ver un rato a Les Mentettes, que en vivo suelen sonar muy bien. Para mi sorpresa, me encontré con que el sonido en el escenario indoors dejaba un poco que desear. El ambiente tenía demasiada reverb, las voces no sonaban claras, y la ecualización del PA era un poco mediosa, con graves indefinidos, y agudos un poco hirientes. Les Mentettes es una banda que cambia completamente cuando toca con la orquesta; en este caso sólo se sumaron tres trompetistas invitados en un par de temas. Personalmente, me gusta más la voz de Eugenia Brusa que la de Adrian Rivoira, y pienso que deberían darle un poco más de protagonismo. Por otro lado, los músicos se están acercando más al pop, dejando atrás la onda más hippie de sus primeras buenas épocas. Extrañé la alegría y la buena vibra que transmitían hace unos años en los lugares más pequeños.
Terminado el show de Les Mentettes, decidí comer algo para después tener tiempo de conseguir un buen lugar al aire libre por el resto del festival. Para comprar cosas había que cambiar dinero por “Tokens” (una especie de tazos naranjas con el logo del festival) pero el sistema no estaba muy claramente explicado. En algunos lugares se podía pagar exclusivamente con Tokens, y en otros también con dinero. Por momentos las filas para cambiar dinero por Tokens eran muy extensas y, en realidad, este sistema ralentizaba las compras en lugar de agilizarlas.
Para no desentonar con un público de looks variados, bizarros y llamativos, no podían faltar los “Doctores de Audio”; los técnicos de sonido se lucieron con sus atuendos de guardapolvo blanco y, en algunos casos, lentes y boinas.
Cuando volví a la zona de los escenarios outdoors, ya estaban terminando de tocar los Beach Fossils. En uno de los últimos temas, el cantante se metió entre el público pero después le costó un poco volver a subir al escenario, y necesitó ayuda. En la lista seguía Juana Molina, esa mujer carismática tan querida por el público, con un estilo folk peculiar, interactivo y variado, que no se queda en el tiempo y siempre se anima a experimentar.
Luego tocó Yann Tiersen, la banda del señor francés multi-instrumentista que siempre demuestra su gran talento, su enorme virtuosismo, pero en la dosis justa como para dejarnos boquiabiertos, sin llegar al extremo que roza la pedantería y el aburrimiento. Este rockero sofisticado y experimental es mucho más que “el músico de Amélie”: juega con los instrumentos y pasa de la flauta melódica a la violenta pero súper prolija ejecución del violín (cuyo arco perdía cerdas por doquier), pasando por sintes, campanitas, teclados y xilofones. Con su acento bretón, Yann agradeció al público numerosas veces en español. Tocaron doce temas con un desempeño impecable y no obviaron el ya clásico en sus recitales “Palestine”. Alternaron cuatro temas de su genial disco Infinity con otros de épocas anteriores, y no faltó el detalle zurdo de la voz en off con un fragmento del discurso del Che Guevara en la ONU, con luces rojas para acompañar.
Después vino Mogwai, la banda que se destaca por su estilo ecléctico, por no parecerse a ninguna otra, desarrollando un rock postmoderno (a veces llamado “post rock”) con un sonido muy interesante, generando emociones que pueden pasar de la profunda relajación a un estado alterado en apenas un instante. Mogwai nos deleitó con su música durante un largo rato para luego dar paso a la otra banda australiana que tiene miembros en común con Pond, pero sabe distinguirse de ella. Tame Impala comenzó su show subiendo al escenario con estilo: los músicos entraron mientras sonaba el clásico tema de Elton John “Can You Feel The Love Tonight?” (más conocido como “el tema de El Rey León”) pero, por supuesto, en una versión distorsionada para darle un toque bizarro y divertido al momento. Los músicos que ya se han vuelto habitués en el país, dicen apreciar mucho al público local y lo demuestran con su actitud en el escenario. Con una lluvia de colores y sonidos vintage, abrieron con “Why Won’t You Make Up Your Mind?”, haciéndonos bailar y cantar a casi todos. Tocaron diecisiete temas y se dieron el lujo de jugar un buen rato con paneos y efectos. En el encore volvieron con “Auto Prog III”, que sólo fue tocada doce veces en vivo, y no faltó “It Feels Like We Only Go Backwards”, el tema que se hizo famoso en el país a partir de los reclamos de copyright de Pablito Ruiz. Para que en nuestra memoria la noche quedara guardada como un verdadero arco iris indie, en el último tema comenzaron a volar por los aires pelotas multicolores. Pese a haber tocado durante casi una hora y media, Tame Impala (al igual que casi todas las bandas anteriores) nos dejó con ganas de más. Me perdí el resto de las bandas que sonaban simultáneamente en el Mandarine Tent, pero creo que valió la pena hacerlo. Mientras salía escuchaba desde afuera el último tema de El Mató a un Policía Motorizado, culminando así la segunda jornada de un primer gran Music Wins. Esperemos que se repita.
Por: Valeria Curcio.
Foto: Patricio Colombo.