Tom Cruise y la ciencia-ficción suelen tener un vínculo muy interesante. Protagonizó Minority Report: Sentencia Previa y La Guerra de los Mundos, dirigidas por Steven Spielberg, y la muy menospreciada Vanilla Sky, de Cameron Crowe. Y en Ojos Bien Cerrados estuvo a la orden de Stanley Kubrik, quien revolucionó el género con 2001: Odisea del Espacio. De alguna manera, ese camino lo fue llevando a su nuevo film: Oblivion: El Tiempo del Olvido.
En la película, Tom es Jack Harper, un mecánico del año 2077. La Tierra fue aniquilada luego de una guerra con una raza extraterrestre y los humanos debieron mudarse a Titán. Sólo Jack y Vika (Andrea Riseborough) viven a unos metros de las ruinas de nuestro planeta, justo en los cielos, controlando el correcto funcionamiento de los drones programados para exterminar a los extraños seres que moran en la superficie. Pero Jack descubrirá que la verdad es muy diferente a la que él creía y que sus extraños sueños son más reales de lo que imaginó.
El director Joseph Kosinski venía de filmar Tron: El Legado y aquí, a la manera de los siempre discutidos hermanos Wachowski, vuelve a demostrar su pasión por la sci-fi; de hecho, la película se basa en una novela gráfica creada por él mismo. Ya de entrada hace una estupenda presentación de este futuro postapocalíptico (lugares famosos de los Estados Unidos aparecen en ruinas) y de la tecnología espacial que utilizan Jack y su compañera. También se mete con temas y conceptos recurrentes en estas historias: las consecuencias de un ataque intergaláctico, la supervivencia de la raza humana, los viajes espaciales, la memoria, la identidad. Recurre a influencias, como la mencionada 2001 y la saga de Star Wars —las secuencias de batallas más que nada—, pero nunca de manera abusiva. Se le puede cuestionar un ritmo por momentos lento, y la película termina haciéndose un poco extensa. Pero algunas interesantes vueltas de tuerca hacen que el interés nunca decaiga.
Una vez más, la presencia de Tom Cruise le suma a una película y deja en claro que, a los 50 años, su estrella permanece intacta. Corre, salta, dispara, como quien ya la tiene clara en esta clase de roles. Tom está secundado por muy buena compañía femenina. Olga Kurylenko ya había demostrado en Quantum of Solace, la segunda película de Daniel Craig como James Bond, que, además de ser sensual, le sienta muy bien el cine con acción. Además, Olga empezó a incursionar en papeles dramáticos, como la esperada To the Wonder, de Terrence Malick. La menos conocida Andrea Riseborough tiene las escenas más emotivas y resulta imposible no sentirse cautivado por su belleza de porcelana. También aparece Melisa Leo desde una pantalla, como la jefa de los protagonistas. Y Morgan Freeman, en pocas escenas, impone su categoría.
Oblivion: El Tiempo del Olvido no marca un antes y un después en la ciencia-ficción, pero sigue siendo un fiel exponente del género y confirma a Kosinski como un creador de mundos visualmente impactantes. Veremos si sus próximas obras terminan de consagrarlo. En cuanto a Tom Cruise, parece decir en cada movimiento que sus días como estrella de acción están lejos de agotarse.
Por Matías Orta