El día 6 del festival comienza con una mañana fría, en el Hotel Reviens, donde se da lugar a las conferencias de prensa del día. Los primeros en sentarse en la mesa son el equipo de Marea Baja, la película de Paulo Pécora, quien está acompañado de los actores del film: German Da Silva, Monica Lairana y Susana Varela. La conferencias giró en torno a dos ejes temáticos, por un lado, el rodaje en el tigre, y las experiencias personales de los actores y el director en esa zona; por el otro lado, el trabajo de fotografía y actoral dadas las pocas jornadas de rodaje que tuvo la película. Por lo que transmitió el equipo de la película, se puede entender que el film salió adelante gracias al grupo humano, lo cual queda demostrado tanto dentro como fuera de la pantalla.
La segunda conferencia del día es la del documental Cirquera, una co-dirección entre Andrés Habegger y Diana Rutkus, que centra en la vida de los padres de Rutkus como una familia circense. El contenido familiar, y de viejas costumbres fueron los puntos donde más se lució la dupla directora. Luego continuaron las conferencias de Comer, Dormir, Morir un film sueco donde estuvo presente Gabriela Pichler, la directora, y la conferencia de La Boleta, obra argentina de Andrés Paternostro.
Ya finalizando la jornada de conferencias, se dio lugar a la delegación Noruega, que presentaban 90 Minutos, la actriz de la película Pia Tjelta, acompañada de la embajadora y la directora de relaciones internacionales del Norwegian Film Institute fueron comentando el film y la producción de cine noruego. El tópico central, el contraste entre la violencia que se ve en el filme, y lo pacífico que parece el estilo de vida noruego. Por último, el cierre estuvo a cargo de la simpatía y alegría de María León, actriz de La Voz Dormida, recientemente premiada en San Sebastían y en los Goya por su labor. María se encargó de contagiar su entusiasmó y pasión por el cine, permitiendo un cierre feliz, aún pese a la temática de la película y las vivencias de Pepita, el personaje que ella interpreta.
Ya pasado el mediodía, la embajada de Noruega dio un agasajo, para presentar las actividades culturales del país. Más allá de folletos de información turística, compartieron CDs de música Noruega y brindaron información sobre el cine local, todo acompañado de comidas autóctonas.
De las películas que se proyectaron durante el día, se destacaron:
Lejos de Cualquier Parte (Au cul du loup, Belgica, 2011) Por Tomás Luzzani
Pierre Duculot se lanza a hacer su primer largometraje después de haber hecho dos cortos. Acompañado por su actriz fetiche, Christelle Cornil, nos cuentan la historia de Christina, una joven de 30 años que al heredar una casa en Córcega, decide darle un giro a su vida, y comenzar a vivirla de una forma que la haga sentir más plena y llena.
El contraste entre los paisajes de Córcega y lo industrializado de Bélgica, son el atractivo principal de un film casi intimista, que se dedica a recopilar las experiencias del cambio de vida que intenta esta chica, en esta suerte de viajes de autodescubrimiento que hace entre sus idas y venidas de ambos lugares. Más allá de esa búsqueda, la obra nunca termina de despegar. Lo poco profundo de los personajes y los intentos en vano de tratar de conectarlo (o desconectarlo) con su entorno, no terminan de darle una forma clara a la película. Más allá de eso, hay una universalidad en el relato, en el despegar tardío que parece ser tan común en estos tiempos, y en la búsqueda de un lugar en el mundo, que hacen que sea llevadera, y uno nunca se termine de quedar afuera de lo que pasa, pero dejando la sala con gusto a poco.
Los Infieles (Les Infideles, Francia, 2012) Por Tomás Luzzani
Jean Dujardin y Gilles Lellouche son el eje de varias historias de caballeros infieles, dándose el lujo de incluso dirigir uno de los segmentos. La película no es, específicamente, una serie de cortos temáticos. Hay una historia central, que es la de Fred y Greg, que son dos cuarentones que salen casi a diario de fiesta y deciden irse a Las Vegas. Poco a poco, la historia de esos dos personajes irá estructurando una película sin personalidad, ni un camino claro.
Los infieles hace agua por todos lados. El encanto de Dujardin y Lellouche no es suficiente para mantener enganchado al espectador, y aun cuando algunos de los cortos de Alexandre Courtes roban alguna sonrisa, en balance general es negativo. Los saltos de comedia al drama no son del todo precisos, al igual que la ambigüedad que acompaña toda la obra, pasando de glorificar a castigar al infiel, y viceversa, dan como resultado una obra bastarda, sin identidad. Falta de identidad que va más allá de un punto de vista, y se extiende tanto a lo estético como a lo narrativo, terminando en un pastiche impreciso y desabrido.
Es inútil negar que el público argentino que sigue las comedias francesas va a quedar satisfecho. La señora cincuentona que se acerca a la sala a ver a Jean y a Gilles hacer de las suyas, no lo hace esperando risas, ni emoción, lo hace esperando el unipersonal, el encanto y la mentira del galán. Todo aquel que tenga la más mínima pretensión de algo que no sea estrictamente lo vacuo y banal del estereotipo que construye la dupla masculina, saldrá decepcionado.
Esto solo devalúa más los nombres de Dujardin y Hazanavicius, o si prefieren, Los Infieles sólo muestra lo que en realidad son: vendedores de humo.