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CRÍTICAS - CINE

Pasión Inocente (Breathe In)

(Estados Unidos, 2013)

Dirección: Drake Doremus. Guión: Drake Doremus y Ben York Jones. Elenco: Guy Pearce, Felicity Jones, Amy Ryan, Mackenzie Davis, Matthew Daddario, Ben Shenkman. Producción: Steven M. Rales, Mark Roybal, Jonathan Schwartz y Andrea Sperling. Distribuidora: Alfa Films. Duración: 98 minutos.

La lección de piano.

Podemos afirmar que en el campo de los dramas sobrecargados con destino festivalero y/ o orientados a la temporada de premios, a Hollywood le fascina la idiosincrasia británica de raigambre teatral, sustentada sobre todo en una dinámica tragicómica de las relaciones humanas, planteos profundamente moralistas y un marcado personalismo a nivel del elenco, con roles más o menos histriónicos a medida de sus intérpretes ocasionales. Si bien la fórmula ha generado propuestas muy valiosas a lo largo del tiempo, a la vez resulta innegable que el “péndulo sofisticado” de la solemnidad y la levedad derivó de a poco en un “control previsible” y un estancamiento preocupante en lo que respecta al mainstream.

Por suerte este panorama no es inamovible ni universal y la excepción casi fortuita llega por el lado de los estratos relativamente independientes del espectro cinematográfico norteamericano, los cuales gustan de trastocar la disposición básica para acercarla hacia el minimalismo expresivo y un tono procedimental un poco más sutil. En consonancia con este modelo alternativo, Pasión Inocente (Breathe In, 2013) ofrece una relectura -para nada revolucionaria pero bastante eficiente- de uno de los leitmotivs primordiales del “arte elevado”, hablamos del esquema “individuo desestabilizador viene a destruir la monotonía de una familia burguesa”, giro reaccionario de las parodias cristianas símil Teorema (1968).

Hoy por hoy es Sophie (Felicity Jones) la bella señorita en cuestión, una estudiante inglesa de intercambio que aterriza en el clan de turno, en esta oportunidad encabezado por Keith (Guy Pearce), un docente de música melancólico, algo antisocial, desencantado con su profesión y en plena preparación/ ensayo para una importante audición en la que deposita todas sus esperanzas. Por supuesto que ni su mujer ni su hija comparten sus intereses y eventualmente la indiferencia hacia la visitante se transforma en atracción, en especial luego de una apabullante demostración al piano por parte de la jovencita. Así las cosas, la traumática adaptación escolar y las frustraciones del momento completan el combo central.

El realizador Drake Doremus hace énfasis en un desarrollo narrativo meticuloso que no precipita las situaciones, esquiva los lugares comunes y hasta se permite algún que otro detalle interesante en lo referido al apuntalamiento del triángulo principal. Más allá de un guión pulcro que recurre a un puñado de atajos innecesarios llegando el desenlace, sin lugar a dudas la vedette de la película es la prodigiosa química entre Pearce y Jones, dos actores que obnubilan con un desempeño en verdad convincente, muy por encima de los que fueron sus últimos trabajos. Quizás Pasión Inocente no llegue a ser el súmmum de los “relatos rosas”, no obstante cumple dignamente desde su humildad retro de cadencia psicosexual…

calificacion_3

Por Emiliano Fernández

 

Entre lo simple y la falta de riesgos.

Hay películas que pasan desapercibidas. Esto no significa que sean malas ya que generalmente resultan correctas, pero en su afán de no salir de la estructura básica de un género y de un típico relato en sí, esas pocas pretensiones llevan a que la obra carezca de interés en base a su falta de ingenio y al poco riesgo de su realizador para contar una historia que resalte sobre las demás o que al menos proponga algo diferente. Este es el caso de Pasión Inocente, de Drake Doremus.

El film expone un convencional drama familiar en donde la familia -casi- perfecta de Keith (Guy Pearce), Megan (Amy Ryan) y su hija Lauren (Mackenzie Davis), reciben la visita de Sophie (Felicity Jones), una estudiante de intercambio. Todo lo que parecía agradable generará los típicos inconvenientes cuando empiece a surgir cierta atracción entre el padre y la encantadora joven oriunda de Inglaterra.

A pesar de que Pasión Inocente tiene un ritmo más que aceptable y es llevadera en gran parte de su duración, nunca propone ningún tipo de sorpresa narrativa ni golpe de efecto en tanto al drama de la situación o a la naturaleza de sus personajes. Todo resulta tan intrascendente que desde el comienzo se puede percibir lo que irá sucediendo. Doremus vuelca ciertas situaciones de manera explícita, aunque sin abusar de la provocación, e intenta enmarcar los hechos más en un tinte intelectual que sexual, lo cual es una premisa interesante, sólo que nunca logra que el relato se torne atractivo.

En conclusión, Doremus logra un film correcto, de esos que a pesar de ser -por momentos- agradables, no terminan aportando matices interesantes que hagan que la obra resalte, ya sea en el plano narrativo o visual. Es como algo transparente, que no molesta, pero tampoco llama la atención.

calificacion_2

Por Tomás Maito

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