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CRÍTICAS

Paul McCartney – Egypt Station (2018)

Tuvimos los primeros adelantos: “I Don’t Know” y “Come On To Me”, en los que Paul nos comenzaba a develar de qué se trataba el disco: la balada reflexiva, la canción pop pegadiza. Después apareció el Carpool Karaoke desde Liverpool junto a James Corden que jugaba con la reacción de la gente ante las apariciones sorpresivas de Sir McCartney (tanto en la calle como en un show sorpresa en un pub) y nos emocionó a todos. La tercera canción que lanzó fue “Fuh You” e hizo sonrojar a varios que escucharon al veterano cantar “I just wanna fuh you” en el contexto de otro de sus inofensivos y perfectos temas pop, “es una canción de amor obsena”, dijo Paul. Horas antes de que apareciera el disco, volvió a sorprender a los desprevenidos que lo veían junto a Jimmy Fallon cuando se abría la puerta del ascensor y tocó uno de los cortes de difusión en el programa de televisión.

Entonces, con todo este preámbulo, Egypt Station se lanzó oficialmente. Un disco más de Paul McCartney, un disco más de un ex beatle que todavía está activo. Algo así siempre es una buena noticia. Y otra buena noticia es que Egypt Station cumple, parece que a Paul jamás se le van a agotar las melodías y que todavía le dura ese soplo de frescura de New (2013) que se contrapone a Creation in the Background (2005) en el que revuelve sus raíces o en Memory Almost Full (2007) con esos aires a casi final del recorrido.

Después de una pequeña introducción llamada “Opening Station”, durante casi una hora comienzan a sucederse las canciones sin grandes sorpresas pero con el oficio que pocos tienen en la historia del rock. Con su voz que lentamente comienza a sentir el paso del tiempo pero que esa fragilidad, que se nota sobre todo en las baladas, le aporta un nuevo encanto.

Las dos primeras son las ya mencionadas “I Don’t Know” y “Come On To Me”, que funcionan como un single de la vieja escuela, las dos caras de la misma moneda (o del mismo 7”), un tema sombrío y uno optimista. “Happy With You” sigue la línea optimista, recuerda un poco a “Dance Tonight” aunque más apagada. En “Who Cares” tenemos la vena más rockera de Paul, un riff de guitarra simple, una base de batería y bajo, un Hammond entrometido y no se necesita mucho más. En “People Want Peace” Paul se pone auto conscientemente obvio: “El mensaje es simple/directo de mi corazón/ya sé que lo escucharon antes/ (…) La gente quiere paz”. “Do It Now” muestra el pop barroco que Paul asimiló de Brian Wilson y los Beach Boys, cruza al piano con el clavicordio, mete coros y armonías vocales, entran cuerdas y vientos para darle vigor al final.

Lo mejor del disco aparece al final, las dos últimas canciones (interrumpidas por otro pequeño instrumental como el del comienzo, “Station II”) tienen la esencia del lado B de Abbey Road, “The Back Seat of My Car” o “Band on the Run” pero sin la inspiración de aquellas obras maestras. Aparecen los cambios de ritmo no tan inesperados en “Despite Repeated Warnings” con la vieja fórmula lento/rápido/lento. Para cerrar el álbum llega “Hunt You Down/Naked/C-Link” con tres partes bien diferenciadas, primero el rock, después el pop y para el final el único solo de guitarra de todo Egypt Station con un clima entre blusero y floydeano.

Paul sigue sacando de su fuente inagotable canciones que, aunque no sean las mejores de su carrera, están a la altura de la leyenda.

© Patricio Durán, 2018 | @moss_elixir

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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