A Sala Llena

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Shelter

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Shelter (Bulgaria, 2010, 88’), de Dragomir Sholev

Dos padres ven cómo su rutina se ve alterado cuando: 1) Rado, su hijo de 12 años, desaparece varios días, y 2) cuando el muchacho reaparece… pero con dos amigos mayores y punks.

Los primeros minutos de la película anuncian un drama lacrimógenos y frío, digno de aquella parte de Europa. Pero cuando se produce el choque cultural y generacional entre los personajes, surgen momentos graciosos, como cuando la amiga de Rado le explica a la madre del chico el uso de Skype para comunicarse con el hijo mayor, que vive en Estados Unidos.


El resultado: una comedia dramática, o drama con partes cómicas. Se acerca más a lo segundo, ya que el trasfondo de la historia es agridulce: habla de la falta de conexión entre padres e hijos, y de cómo es difícil para los adultos ver a sus vástagos pasar de la niñez a la adultez. También muestra la contraposición de mundos, de ideologías, y hasta deja una imagen, si no oscura, bastante gris de la manera de pensar de muchas personas mayores que creen tener siempre la razón.

El director Dragomir Sholev usa planos secuencia —muy a la manera de directores rumanos contemporáneos—, pero la narración jamás aburre ni cae en baches.

Shelter es una muy buena muestra del cine que se hace en Bulgaria. Normal 0 21

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Siempre espero encontrarme con películas que me dejen en estado de shock; que me deslumbren desde algún lugar (y de ser posible de varios) y que me empujen a proclamar de viva voz: ¡Esto es lo mejor del Bafici! Este año, muy seguramente debido a que no pude ver más que unos 18 títulos, la aparición de esa obra se me hacía esquiva. Pero finalmente llegó. Vino de la mano de un director búlgaro, con una comedia de tintes negros que no tiene desperdicio alguno.

Shelter logra hacernos reír muchísimo, y en buena parte porque en esa historia que transcurre en una ciudad lejana como Sofía, entre una pareja, su niño pre-adolescente y sus nuevos amigos punkis, nos reconocemos. 

Dragomir Sholev hace un retrato certero de su país, con sus instituciones, su arquitectura, y su herencia comunista. Todo está allí, más que nada evidenciado por el accionar de sus protagonistas adultos. Pero también están los jóvenes, que representan los cambios (algunos buenos otros no tanto) que experimentó y que sigue experimentado ese país del este.

Entre diálogos inteligentes, imágenes mordaces y un devenir de situaciones alocadas e inesperadas, Shelter nos incita a preguntarnos entre risa y risa, sobre las dificultades de la comunicación, de la tergiversación (conciente e inconciente) de lo que decimos o queremos decir.

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Desde Bulgaria llega este impredecible film que sorprenderá a más de uno. Lo que aparenta ser un drama familiar con connotaciones policiales (la desaparición del hijo menor de una familia de clase media) deriva en una comedia social acerca de los contrastes que existen entre una pareja de mediana edad y una joven pareja punk. En el medio, el hijo de los primeros, que (y acá voy a spoilear lamentablemente) no estaba tan desaparecido.

La comunicación, los prejuicios, el racismo social, la política, la cultura son puestas sobre la mesa en esta obra que entretiene y divierte en su tono irónico social con largos y elaborados planos secuencia (mezcla de planos fijos y travellings complejos) que recuerda en gran medida al cine rumano. El humor, de hecho guarda bastantes similitudes con Tales of Golden Age, film colectivo que se vio hace un par de años en La Semana del Cine Europeo en Argentina.

Un retrato intergeneracional universal, que no tiene desperdicios. Elogiosas interpretaciones.

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