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CRÍTICAS - CINE

Siempre a su Lado

Siempre a su Lado (Hachiko: A dog Story, EE. UU., 2009)

Dirección. Lasse Hallström. Guión: Stephen P. Lindsey, basado en el film Hachiko Monogatari. Producción: Richard Gere, Bill Jonson, Vicki Shigekuni Wong. Elenco: Richard Gere, Joan Allen, Sarah Roemer, Cary-Hiroyuki Tagawa, Davenia McFadden, Erick Avari, Jason Alexander. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 93 minutos.

Desde Rin Tin Tin y Lassie, Hollywood —sea en cine o en televisión— siempre le dio lugar a los perros. Y no solamente en comedias y otras películas familiares. También se los pudo ver en films de contenido más dramático, como Marley y Yo. (En Argentina, Carlos Sorín supo dirigir, justamente, El Perro).

En Siempre a su Lado, el mejor amigo del hombre tiene la forma de Hachi, un ejemplar de raza Akita. Siendo cachorro, escapa de su jaula en una estación de trenes. Allí es encontrado por —y él encuentra a— Parker (Richard Gere), quien lo termina adoptando como mascota. La relación se afianza con los años. Parker y Hachi son inseparables, al punto de que el animalito lo acompaña a tomar el tren para ir a trabajar y luego lo espera cuando vuelve. La rutina es tal que hasta los dueños de los negocios aledaños ya la conocen y saludan a Hachi como si fuera otra persona. Hasta que Parker muere por un problema de salud. Lejos de abandonar las esperanzas, Hachi sigue con la rutina de ir a la estación y esperar a su amo, como si en algún momento fueran a reencontrarse.

Basada en un hecho real ocurrido en Japón a principios del siglo XX, Siempre… es una historia de amistad y fidelidad que ni la muerte puede romper. Si bien no hay golpes bajos, resulta imposible no conmoverse. Como los mejores perros del cine, Hachi se roba cada una de sus escenas. Podemos verlo desde que es un cachorrito, pasando por la edad madura y llegando a la vejez, donde ni aún así deja de esperar a Parker.

Tanto Richard Gere (también productor) como el resto del elenco están bien, pero el material tampoco permite mucho vuelo actoral, ya que se trata de una historia sencilla, correcta. Y es verdad que la carrera del sueco Lasse Hallström conoció tiempos mejores (recordemos Las Reglas de la Vida, entre otras). Sin embargo, es un gran director que, aun con vuelo bajo, puede hacer películas intimistas y significativas dentro de un sistema cada vez más obsesionados con la espectacularidad más superficial.

Quien no se emocione con Siempre… es porque no tiene ni tuvo perros.

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