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CRÍTICAS - CINE

Soy Ringo

(Argentina, 2015)

Dirección y Guión: José Luis Nacci. Producción: José Luis Nacci. Distribuidora: GAPZ CINE SRL. Duración: 105 minutos.

El ocaso de un ganador.

El género documental resulta tan peculiar en sus propiedades que no siempre es fácilmente realizable ni disfrutable. Un determinado tema puede ser muy interesante para llevarlo a la pantalla, pero luego puede pecar de tedioso si no se lo sabe representar, sumado a que no todo público está abierto a consumir estos trabajos. Soy Ringo (2015), opera prima de José Luis Nacci, sorprende para bien. Nos llegamos a compenetrar tanto con su personaje como con su historia, y eso ya es meritorio.

Este cuento, que se sostiene perfectamente con ilustraciones caricaturescas pero respetuosas de Andrés Etcheveste y una bella banda sonora original compuesta por Marcelo Lousteau, nos lleva a perseguir al menos como espectadores la vida del famoso boxeador Oscar Natalio Bonavena -conocido popularmente como Ringo- junto al halo de misterio que ronda el hecho de su asesinato. Simple, cronológico, con la voz en off del propio director; el film no tiene mayores carencias que las de dar poquísimos detalles en torno al crimen de tan histórico personaje en las puertas de un burdel en Nevada, Estados Unidos, en el año 1976. Sin embargo, la proeza de su relator y director es tal que podemos conformarnos con la perfección de una estética bien cuidada y la fantasía de poder reconstruir nosotros mismos este emblemático caso.

El documental de Nacci invita a un vistoso recorrido. Con la duración justa y apoyándose también en fotos e imágenes audiovisuales de gran potencial, Soy Ringo atraerá así hasta el menos fanático de los espectadores y lo hará ser parte del embriagante entorno de las peleas en el ring, el alcohol, los gimnasios, las victorias; de los clásicos sonidos de las campanas de los rounds y las bolsas de boxeo en las largas sesiones de entrenamiento. Por supuesto que no pueden faltar los valiosos testimonios de integrantes de su familia, su preparador físico, la visión de varios periodistas al respecto, personalidades como Héctor “el Bambino” Veira y hasta el mismísimo Muhammad Ali, con quien Bonavena soñó una revancha. Esto completa el entramado dramático de una película que, seguramente hecha a pulmón, se nos aparece como una buena opción para correrse un poco de las taquillas pomposas.

Soy Ringo no decae en su propósito ni en su proceso. Desde el comienzo transmite una buena dosis de tensión e incertidumbre que nos adelanta un guión prometedor muy cercano al cine negro. Hipnóticas además las tomas de la ciudad de Las Vegas y certeras las imágenes de relleno. Luego de dejar su huella en festivales varios (La Habana, Uruguay, Brasil) y mostrarse en ámbitos independientes como el Leonardo Favio en Bolívar y BAFICI, desembarca comercialmente en el hogar donde nació, donde seguramente espere (y merece) un más que cálido recibimiento.

calificacion_3

Por Ximena Brennan

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