Ryûsuke Hamaguchi viene dirigiendo películas desde hace quince años, incursionando en muy diversos géneros que incluyen dramas, films de ciencia ficción y documentales, entre otros. Poco conocido hasta la presente década, su fama comienza a partir de la ganadora del Oso de Plata (La rueda de la fortuna y la fantasía) en marzo de 2021. Y se acrecienta considerablemente pocos meses después cuando Drive My Car gana en Cannes el premio a mejor guion, además del otorgado por FIPRESCI. En 2022 dicho film obtiene el Oscar a Mejor film extranjero y antes el Globo de Oro en similar categoría.
Venecia, el otro gran festival internacional programó recientemente Evil Does Not Exist, la última de sus obras hasta el presente, donde obtuvo el León de Plata y nuevamente el premio FIPRESCI. De esta manera se podría decir que una trilogía de obras ha ganado premios en los tres mayores festivales competitivos.
Evil Does Not Exist se aparta de las dos anteriores al ser un film más hermético y de más difícil acceso a la mente occidental, sobre todo en sus últimos tramos. Transcurre en Mizubiki, cerca de Tokio, en una región paradisíaca rodeada de bosques y animales diversos. Un proyecto de Glamping (glamour camping) pretende instalar allí un sitio de acampe de lujo, para lo cual envía a dos empleados para convencer a los pobladores de las bondades del proyecto.
Takumi y Hana, su hija de ocho años, son dos de los personajes centrales de este drama urbano, que enfrenta a los habitantes locales con la empresa turística. Los primeros se quejan al imaginar los problemas ecológicos que el proyecto (falta de agua, posibles incendios) puede traer, pero está claro que su oposición no quebrara la decisión de ir adelante con el emprendimiento.
Es muy interesante como el realizador contrasta la diversa actitud que tiene Takumi y el agente de la empresa inmobiliaria, por ejemplo, en una escena en que este último intenta fallidamente hacer leña de unos troncos de árboles. Es un símbolo de la diferente actitud que tienen los habitantes de la ciudad y la gente que habita en lugares como aquel en que transcurre el grueso de la acción.
Hacia el final Evil Does Not Exist dará un giro radical, cuando Hana desaparezca y su padre junto a los agentes inmobiliarios salgan en su búsqueda. De golpe se toparán con un par de ciervos y en ese momento en los cinco minutos finales los espectadores se toparán con una situación inesperada, que más de uno intentará entender para poder captar el mensaje de Hamaguchi. Una segunda visión de Evil Does Not Exist no estará de más en un film que si bien no alcanza la excelencia de Drive My Car justifica el premio otorgado por el jurado del Festival de Venecia, nuestro Santiago Mitre incluído.
(Japón, 2023)
Guion, dirección: Ryûsuke Hamaguchi. Elenco: Hitoshi Omika, Ayaka Shibutani, Ryô Nishikawa. Producción: Satoshi Takada. Duración: 106 minutos.