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CRÍTICAS - CINE

Verano Maldito

Verano Maldito (Argentina, Italia, 2010)

Dirección: Luis Ortega. Guión: Alejandro Urdapilleta, Luis Ortega. Elenco: Julieta Ortega, Joaquin Furriel, Alejandro Urdapilleta. Producción: Costa Films, Aleph Media. Duración: 73 minutos.

Hay algo por demás interesante en la filmografía del director Luis Ortega (Caja Negra, Monobloc) y es la constante búsqueda por encontrar un estilo como propio. Ya habiendo incursionado en distintos géneros dentro de los cuales encontramos su mejor trabajo hasta el día de hoy con Los Santos Sucios, film donde exploraba territorios y circunstancias de personajes individualmente pedidos a través de una mirada apocalíptica y surreal; hoy este, se vuelca a un texto de Yukio Mishima, específicamente la novela “Muerte en el Estío”.

Joquin Furriel interpreta a un arquitecto cuyo más logrado proyecto consistente en una construcción ubicada en una zona playera (la costa de Cariló), quien destina a su mujer (Julieta Ortega) y a un familiar (Alejandro Urdapilleta) a descansar con sus tres hijos, mientras el reside en la ciudad. Una inesperada tragedia se desata y la madre hasta ese momento, reposando sensualmente en la tranquilidad del lugar, despierta ante un panorama completamente cambiado, caótico e infernal, su personaje no hará más que descender a través de la culpa y la locra destada por el infortunado acontecimiento. No obstante, el clima del film, agobiante por cierto, se ve magnificado con un score amenazante cual la marea que se ha llevado a dos de sus pequeños. Constante en el relato, el agua sirve de soporte para plantear el denivel anímico, el sufrir y la limpieza de los actos desenfrenados ocasionados a raíz del conflicto principal.

El hecho puntual no solo es disparador de otros temas suyacentes que se encontraban en el interior de la pareja principal, sugerencia que con solo escasas miradas, momentos creados finitamente pero significativos, sirven para indicar que la pareja se encontraba en una crisis no tan mayor como a la que llega en el metraje. Pero, el eje de toda esta sutil historia, radica exponencialmente en el personaje interpretado por Julieta Ortega, hermana del director, quien osa de exponerse en escenas comprometidas, de excesos, con su cuerpo y de carácter anímicamente devastador. Es uno de esos ejemplos donde puede destacarse que el actor, actriz en este caso, ha “cargado con el film al hombro” y es precisamente su hermano quien debe hacer facilitado esta tarea con indicaciones precisas que claramente son apreciables en el film. A Furriel le toca una labor mucho más pasiva, al igual que su personaje, se limita a vivir el duelo de diferente manera, y en lo relacionado a su mujer, esto casi ni le preocupa.

El verano bien puede ser maldito, pero aquí el guión producto de una nueva colaboración entre Ortega y Urdapilleta, a quien se le encomienda una pequeña pero importante labor, es aún dueño de una maldad superior, juega con extremos y los vuelca desde la sugerencia, malditamente sobre la actriz que desde Pequeños Milagros de Subiela, un film muy poco visto en el momento de su estreno hace más de 10 años atrás, no ha encontrado en cine un lugar como el que hoy se le ha brindado y tan bien ha sabido ocupar.

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