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CRÍTICAS - CINE

300: El Nacimiento de un Imperio, según Matías Orta

En 2007, Zack Snyder dejó en claro que era un director a seguir cuando estrenó su segunda película. 300, la adaptación del celebrado comic de Fran Miller, es un explosivo combo de violencia, subversión y entretenimiento como no se veía desde los audaces tanques de Paul Verhoeven. Dividió aguas, generó copias y parodias, pero jamás pasó desapercibida. Luego de ideas y venidas, hoy llega un nuevo film ambientado en esa particular visión de un episodio de nuestra historia.

300: El Nacimiento de un Imperio no es una secuela ni una precuela: la acción sucede en paralelo a lo acontecido en la película anterior, en medio de la lucha de los griegos contra la avanzada del imperio Persa. Aquí el protagonista es el general Temístocles (Sullivan Stapleton), responsable de asesinar al rey persa original, que en breve es sucedido por su vengativo y extravagante hijo Jerjes (Rodrigo Santoro). Pero el brazo armado más temible de este ejército es Artemisia (Eva Green), quien liderará una flota dispuesta a derrotar a la resistencia griega.  Temístocles y los suyos deberán ser más fuertes e inteligentes para defender sus tierras y poner fin a la hegemonía del enemigo.

Con Snyder ahora sólo como productor y co-guionista, la película repite la fórmula que popularizó su predecesora: colosales batallas, cámaras lentas, guerreros de cuerpos torneados, sangre (más que la vez anterior), frases de combate, algunos desnudos…Desde ese aspecto no hay ninguna novedad, pero el director israelí Noam Murro se encarga de que la historia nunca pierda el interés ni la potencia. Suman las conexiones con 300: fragmentos de Leónidas (Gerard Butler) y sus dirigidos espartanos, aunque quienes tienen más participación son la reina Gorgo (Lena Headey), narradora de esta historia, y Dilios (David Wenham), narrador del otro film. También podemos conocer el origen de Jerjes, quien al principio sólo es un joven inexperto que, convencido por Artemisia, sacrifica su humanidad para volverse un monarca similar a un dios.

Sin duda, quien se roba la película, por encima de todo el elenco y hasta de los rubros técnicos, es Eva Green. Si bien esta actriz ya tiene experiencias encarnando a villanas y mujeres fatales, su Artemisia es una de las mujeres más malas de la historia del cine. La más hermosa y sensual -y sexual- representación del salvajismo y el hambre por la carnicería humana. No sólo se luce en las secuencias de pelea, decapitando a quien se le cruce, sino también en una batalla más intimista, entre ella y Temístocles; una ardiente discusión con golpes y sexo que ningún espectador olvidará. De hecho, hasta desearán que Artemisia, como pasaba en La Rosa Púrpura de El Cairo, salga de la pantalla con el permiso de hacer lo que se le antoje con uno.

300: El Nacimiento de un Imperio no presenta mayores novedades, pero sigue siendo una película vibrante, en donde el rigor histórico es lo que menos importa (para eso están los libros y Wikipedia). Y, sobre todas las cosas, dejará pensando mucho tiempo en Artemisia.

calificacion_3

Por Matías Orta

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