Es lindo llegar al epílogo. Uno mira hacia atrás y ya tiene un recorrido hecho en esto de abrir la mente a otras culturas, idiomas, modismos, formas de arte y sobre todo formas de comunicarlo. “Nos vemos en 2012” dijo al micrófono Flavia Guimaräes, la simpática coordinadora que estuvo presente en cada función para anunciar lo que se venía en las proyecciones. Ese saludo auguraba y anunciaba el 5to. Festival de cine Brasil el año que viene y por lo que se dio a entender en los agradecimientos, también será en el Village.
Vista desde arriba, la sala 5 del Village Recoleta seguramente mostraría sólo tres o cuatro butacas vacías, no más de eso lo cual da cuenta del éxito de público aunque no tenemos datos oficiales de entradas cortadas. El tema con la ceremonia del cierre del festival de Brasil es que todo pierde (por suerte) ese tono solemne que suelde darse en los eventos como este y el ambiente se llena de una sana frescura que predispone a oir cualquier discurso. Al turno de Adriana Dutra para hablar, destacó el enorme esfuerzo que Inffinito hace para difundir el cine de Brasil y luego incluyó a las cinematografías de todo el mundo en esa lucha por pelearle el espacio a los tanques de Hollywood subrayando que en Brasil tambièn tienen el problema de la escasez de salas.
A su término, el presidente de lo que sería una especie de Banco Provincia de Brasil (y sponsor del festival) entregó los galardones al mejor corto y mejor largometraje elegido por el público con las fichas que debían llenar luego de cada funciòn.
El corto ganador fue El Pastel de Robert Guimaraes, mientras que el largometraje que se llevó la estatuilla fue VIP’s de Toniko Melo. La historia de un fanático de los aviones que va distorsionando la realidad hasta hacerse pasar por otras personas para lograr tejer su propia leyenda. El director (con quién pudimos hablar en exclusiva en una nota que será publicada en breve en la página) anunció fuera de cámara que VIP’s va a ser una trilogía cuya segunda parte ya está en marcha dependiendo de los capitales norteamericanos.
Balance y memoria:
El 4º festival de cine brasileño dejó tela para cortar en cuanto a la selección. Hay que decir que vimos 12 de los 13 largometrajes en exhibición y puedo concluir en que Brasil está produciendo un cine más fresco, más naive si se quiere y que hay una clara predominancia de un lenguaje televisivo en la edición. A lo mejor en la búsqueda de recuperar el público jóven, algunas producciones no se ocupan tanto de lo artísitico pero esto no es malo si se respeta la inteligencia del espectador como fue en este caso. En general se vio un cine que se convierte en vertiginoso por definición de su público tanto como por la decisión de los directores. Por su puesto esto es en términos generales. Me quedo con los muy buenos documentales Elza y Cortina de Humo así como también ficciones más serias y profundas como Boca do Lixo, Cómo Olvidar, Bróder y La Suprema Felicidad aún con sus falencias narrativas en pos de recuperar una forma artesanal de hacer cine y de contar una historia. En cuanto a público, mas allá de cifras oficiales, la concurrencia fue fluída y hubo pocas funciones de escasa concurrencia. En cuanto al resto del contenido del festival tuvo un buen nivel en general, pero ahora que la puerta quedó abierta de par en par en cuanto a asistencia y difusión, habría que ver de qué manera podemos acceder a un cine más profundo todavía. Perdón a los organizadores pero cuando algo sale muy bien, es de esperar que querramos más. De hecho, pudimos ver un tipo de cine aún más jugado en los cortometrajes, incluso cuando se trató de comedia. Cabe destacar la calidad y cantidad de visitas que tuvo el cuarto festval de cine de Brasil. Fueron muchos los artistas con quienes pudimos charlar y eso es fantástico porque el panorama sobre el cine en Brasil se puede ampliar más allá de las películas que se exhiben .
Por cierto, hubo una película que cerró el festival:
Patas para Arriba, de Roberto Santucci
Alice (Ingrid Guimaraes) es adicta a su trabajo y deja de lado a su marido e hijo casi en forma constante. A veces ni registra que están. La madre de Alice es una mujer liberada que a cada rato está metiendole púa a la hija para convencerla de que así no es feliz. También trata de convencerla de que no tiene buen sexo con su marido. Este en particular es el punto de partida que desata el conflicto y el tipo de comedia que vemos en adelante: un conjunto de situaciones que remiten a los sketchs de Matrimonios y Algo Más o a los del teatro revista que cualquiera de nosotros puede ver este verano en alguna de Artaza o de Sofovich, El guión y los diálogos son absolutamente teatrales en este tipo de comedia popular. No sería extraño que el estreno en salas comerciales en nuestro país sea un éxito rotundo pues hace rato que se perdió en nuestro cine (y en la tele también) el tono picaresco que supieron dar los grandes de nuestro humor. Todo en Patas para Arriba gira en torno al sexo tanto a la falta; como al exceso del mismo (ya sé lo que me va a decir pero si no la ve es difícil explicarlo). Para que este tipo de humor funcione, siempre fue necesario un grupo de actores que se crean el papel sin llega al grotesco, mucho gesto y ademán ampuloso y diálogos que interrumpen en falso. Patas para Arriba los tiene; en especial en Ingrid Guimaraes, María Paula y Denise Weimberg.
El tratamiento estético obedece a lo que decíamos antes, pero en este caso ¿por qué no habría de tener un lenguaje narrativo de TV si esto es lo más cercano a un sketch de cualquier programa cómico de los ’80? Dicho esto, ya sabe con qué se va a encontrar. Sólo falta que algún distribuidor lea esto y decida traerla o darle una chance.
El Village y el cine se vistieron de Verdemarelho. Si el 5to festival de cine de Brasil tiene lugar en 2012, voy con la camiseta del pentacampeón. Prometido.