A Sala Llena

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#CANNES70 | Parte 2

#CANNES70 | Parte 2

Jueves 18 de mayo. El festival comienza a aclimatarse.

A diferencia del día anterior, las propuestas en grillas para ver películas es exponencial. Hoy se inauguran distintas secciones como son Un Certain Regard y las no oficiales, como la Semana de la Crítica y la Quincena de Realizadores.

Como destacamos ayer, se acrecentaron los controles de seguridad al ingreso a salas y varias funciones contaron con demoras de proyección de hasta veinte minutos. Un tema de organización a rever en próximas ediciones, ya que hay salas que quedan con lugares libres y asistentes sin poder entrar debido al tiempo que se demora en realizar la inspección encomendada.

Mientras que la sección Un Certain Regard abrió con Barbara, de Mathieu Amalric otras como la Quincena de Realizadores, lo hicieron con el último film de Claire Denis, Let the Sunshine in, y la Semana de la Crítica con Siciian Ghost Story.

 

Novedades

Maren Ade, directora que perdió el año pasado una merecida Palma de Oro por el film Toni Erdmann (2016) y este año es integrante del jurado de la Competencia Oficial, anunció la firma de contrato con los actores John Turturro, Mia Wasikowska y Greta Gerwig para su nueva realización: Bergman Island.

 

Críticas

Jupiter’s Moon, de Kornél Mundruczó (Hungría / Alemania, 2017 – Competencia Oficial), por Jose Luis De Lorenzo

En las clases del maestro Ángel Faretta, es un tema reincidente el análisis de la importancia sobre cómo contar una historia en cine, qué instrumentos utilizar y cuáles no, cómo el mal uso de un simbolismo puede llegar a tratar de idiota a un espectador.

Jupiter’s Moon, si bien es un film que intenta retratar explícitamente varios temas como son la perdida de la fe, la inmigración ilegal y mezclarlo con la llegada de un mesías (¿?), incurre en todos estos postulados que mencionaba.

Aryan es un inmigrante ilegal que llega a Budapest, y tras ser perseguido por la policía, recibe varios impactos de balas en su cuerpo e instantáneamente no sólo sana, sino que comienza levitar en el aire, de una manera tan irreal, subrayada y con música dietética que en principios resulta hasta diría intrigante (algo que seguramente haya sido pensado con el fin de impactar), pero luego de varias repeticiones de la misma situación, sólo falta ver los hilos con los que cuelga el actor que interpreta a Aryan para darse cuenta que es un efecto vacuo tanto estética como narrativo.

El film utiliza varios recursos de una manera regodeada en innecesarios planos secuencia, que nada aportan al resultado de la escena en materia de lenguaje cinematográfico más que querer realizar una canchereada por parte del director como para demostrar sus habilidades cinematográficas. Ciertas escenas remiten a lo peor de Birdman (2014), por la levitación, y El Renacido (The Revenant, 2015), cuando ocurre la persecución con plano secuencia interminable.

Sucede lo mismo con el simbolismo manifiesto de crucifijos colgantes en espejos retrovisores de un auto, indicando así una grosera alusión religiosa, la levitación, el sacrificio y hasta un diálogo que destaca que el padre de Aryan es carpintero.

Aryan es ayudado por un doctor con licencia revocada por mala praxis, que busca al joven para emprender una manera de estafa a partir de sus dones como bien puede ser la tarea de sanar.

El film por momentos torna hacia una búsqueda dentro de otros géneros, como es el policial y el fantástico, sin llegar a permitir clasificar al film como uno u otro.

Llega la redención, balaceras, más elementos religiosos mal utilizados y así, un film que aburre, que no contiene una búsqueda clara ni intención que demuestre lo contrario.

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Wonderstruck, de Todd Haynes (Estados Unidos, 2017 – Competencia Oficial), por Damián Hoffman

Todd Haynes trajo su nueva película a Cannes y generó reacciones dispares.

La historia tiene como principal foco de análisis la búsqueda de la identidad, quiénes somos, de dónde vinimos.

Un chico, cuya madre (interpretada por una fugaz Michelle Williams) murió de manera repentina, empieza a rastrear a su padre, a quien no conoció y del que no llegó a hablar con nadie. En paralelo se cuenta otra historia, la de una chica sorda que se va de su casa en la que se sienta sola y maltratada. Este último relato es en blanco y negro, mudo y la acción pasó varias décadas antes. Las historias que parecen inconexas empezarán a acercarse cerca del final de la película, sin grandes sorpresas.

El guión, que trata temas profundos y serios, se queda a mitad de camino. Con un estilo similar a la desastrosa Tan Fuerte, Tan Cerca (Extremely Loud and Incredibly Close, 2011), nos invita a mirar los recorridos de cada protagonista con recursos aburridos, antiguos y que lo único que logran es perder el interés por las historias.

En el elenco, con actuaciones desparejas, también está Julianne Moore, con un rol doble.

En el lado positivo, es notable la ambientación de las dos épocas, en la que se destaca la de la década del ‘70. Se escucha mucho Bowie y se da vida a una Nueva York bohemia que parece sacada de un túnel del tiempo. Y sobre el final se opta por hacer un flashback con una mezcla de stop motion, animaciones y otros recursos que dan un poco de aire fresco.

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