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Entrevista a Marcelo May

Entrevista a Marcelo May

 

Marcelo May es un joven realizador, autor  del documental Martínez Estrada, Poeta Desdichado que compite en el 24º Festival de Cine de Mar del Plata en la categoría Work in Progress. Su película está basada en la vida y obra del escritor y ensayista argentino Ezequiel Martínez Estrada, un hombre dedicado a pensar la Argentina y a reflexionar sobre los distintos fenómenos de índole política, histórica y sociológica que aún hoy sacuden al país. Hemos estado hablando con May a cerca de su película y otras cosas más. Espero que disfruten de la entrevista.

 

¿Cuándo surge tu interés en lo audiovisual?

Empieza cuando estaba cursando la secundaria. La idea del cine, el video, del audiovisual me llegó más por el lado de la televisión, de lo que había detrás de cámara. No veía cine, tenía interés por estar atrás… de conocer la vida de estudio, aunque sin saber haciendo que. Recién en la universidad comencé a saber sobre cine, antes no. En definitiva tenía un interés no sé si solo por lo audiovisual, sino también por la música, la pintura, por la fotografía. Pensé que era lo que englobaba todo y eso era el cine, más precisamente Imagen y Sonido, o al menos era a lo que podía acceder.

 

¿Tenés referentes cinematográficos y dentro del documental sobre todo?

Varios, pero en relación directa con este último trabajo podría decirte que la obra de Tristán Bauer, Cortázar. La vi hace muchos años, casi de casualidad, y fue desde el principio mismo de este proyecto un referente. No tanto por la película en si, sino más bien por lo que había significado para mí: mi primer acercamiento al cine. Entonces cada vez que yo quería armar una secuencia pensaba en esa película… eso seguro. Quizá se note, en los momentos en que no hay entrevistas hay tomas con una búsqueda similar. Además la temática era la misma, contar la vida de un escritor.

 

Para quienes seguimos tu trabajo hay dos cortometrajes de ficción (Atraco y Rueda fortuna) que fueron una suerte de bisagra en tu carrera. ¿Cómo fue el paso de filmar obras que se caracterizaban por la estética y la puesta en escena a realizar un documental sobrio, despojado, basado en la obra critica y literaria de Martínez Estrada, donde lo más importante es el contenido?

No hubo una decisión de dejar de hacer ficción para pasar a producir documental. Surgió más que nada por las dificultades de producción. Hay proyectos que sabes que son difíciles de llevar adelante y entonces tenes la necesidad de plantearte proyectos que sean viables. Y el documental es hoy, un género al que podes acceder con mucha más facilidad que a la ficción llegando a resultados medianamente buenos. Al plantearnos hacer documental hay una búsqueda de un conocimiento, poder conocer algunas temáticas que nos interesan. La ficción requiere que uno exponga un conocimiento que ya tiene, una opinión sobre un tema, una temática que se plantea, una hipótesis que se va a desarrollar a lo largo de la película. En cambio el documental, hace que vayas descubriendo saberes que no tenías antes… ¿por qué? Porque estás contando la vida de otro, en este caso en particular la del escritor y ensayista Martínez Estrada. 

 

¿De qué modo surge la idea de realizar esta película? Ya que como muy claramente queda plasmado en la misma, se trata de una figura poco y nada conocida fuera del ámbito académico.

Por estar familiarizados con gente que lo conocía; no era mi caso, yo no lo conocía ni a él ni a su obra, ni siquiera el nombre. Pero al acercarnos a la Fundación Ezequiel Martínez Estrada, descubrimos que esta persona tenía toda una obra y toda una historia. Yo tenía en aquel entonces 23 o 24 años y no había escuchado nunca sobre Estrada. Y el hecho de que su trabajo se conociera tan solo en circuitos académicos e intelectuales muy cerrados fue la causa principal para hablar sobre él; más que nada para acercarnos a su vida y poder conocerlo a través de una película, que es en definitiva lo que nos gusta hacer.

 

Al embarcarse en cualquier proyecto uno siempre  parte de ciertas creencias, premisas y expectativas que a lo largo de su desarrollo se modifican. ¿En tu caso, cuáles serían esos cambios?

Arrancamos con una primera y pequeña investigación, convencidos de que no había nadie que le interesara la obra, excepto la gente ligada a La Fundación. Pero luego fuimos encontrándonos con personas que sí estaban interesadas en la vida y en la obra de este escritor. Incluso que lo estaban estudiando hace años. Y eso si que lo desconocíamos por completo. Quizá porque pertenecían a un círculo muy académico como te decías antes. Además lo curioso era que esa gente no tenía nada que ver los unos con los otros. Cuando les decíamos de qué se trataba el documental se sorprendían. Además de interesarse en el proyecto tenían ganas de hablar, cosa que nosotros al principio temíamos que no fuera así. Nos sigue pasando ahora que nos piden la película. Nos llamaron de la Facultad de Filosofía y Letras para proyectarla. Es como si mucha gente la hubiese estando esperando. 

 

Hay varias locaciones donde se filmaron las entrevistas (La Plata, Bahía Blanca, Jujuy, Santa Fe). ¿Te llevó mucho tiempo de producción?

Más o menos la idea comienza por el 2005… 2006. Habíamos armado una carpeta con el proyecto para presentar y poder conseguir fondos. En general, fue bastante fácil realizar la producción porque aparte de las entrevistas había que grabar sólo lugares, lugares vacíos… aulas vacías. Pero digamos que el grueso de la producción se realizó en Bahía y terminó este mismo año.

 

Uno de los logros de tu documental es la capacidad de despertar en el espectador un verdadero interés tanto en la obra como el la figura de Martínez Estrada, y esto se logra fundamentalmente por el recorte de las entrevistas. ¿Dichas entrevistadas estaban pautadas, cómo realizaste la edición de las mismas?

Las entrevistas no estuvieron pautadas, lo que hablan los entrevistados no lo preparamos. En parte porque no tuvimos demasiado tiempo de pre-producción. En la etapa de investigación, si habíamos hablado con Cristian Ferrer, que sabíamos era quien más lo había estudiado. Fue él quien nos dio el pantallazo general sobre la vida y trabajo de Martínez Estrada. Ya con esa guía fue muy sencillo organizar el resto. Pero en relación al recorte de las entrevistas y el montaje general, las pautas la fueron dando cada entrevistado. Cada uno se centró en el aspecto que más conocía. Esto un poco lo intuíamos antes de empezar, sin embargo nos dimos completamente cuenta de ello en el montaje. Lo bueno era que cada uno tenía características absolutamente distintas.

Si existe cierta linealidad que siguió el documental dada por la misma biografía de nuestro escritor.

 

La música es muy bella y se acopla muy bien al flujo y ritmo de las imágenes. ¿Quién la compuso?

La música la compuso Martín Azurmendi, que es un compositor que hace música para teatro. Yo lo conocía a él porque había visto varias obras en las que había participado. Y las cosas que ya había escuchado suyas tenían el estilo que yo quería para los temas de la película. Lo que me interesaba era que la música remarcara sensaciones y que no se destacara, que fuera más bien de acompañamiento tanto de las entrevistas como de los planos hechos en el campo. Aún así, era importante que tuviera una pesadez en las secuencias donde se leen textos.

 

Acaba de comenzar el Festival de Mar del Plata, y competís en la sección Work in Progress

Si, si. La competencia es este viernes 13 de noviembre a las 11hs, en la sala Ambassador 4.

 

¿Te sorprendió que tu trabajo fuera seleccionado?

Voy a contestarte medio conflictivamente (risas). No, obviamente haber sido seleccionado fue una sorpresa, siempre es una sorpresa. Sobre todo según nuestra creencia inicial de que nadie más allá de un pequeño grupo selecto podía interesarse por nuestra propuesta.  Después de la sorpresa y de la alegría, cuando lo pensas un poco decís: “¿Qué hubiera pasado si hubiera hecho una ficción?. Seguramente no hubiese sido seleccionado. De hecho, hace unos días pensaba si se estaba seleccionando una película que hice yo o si se estaba seleccionando a Martínez Estrada. Y eso es un poco una cagada, porque si es una película tuya no la selecciona nadie, al menos que… no sé. Acá quizá lo que se está seleccionando es la temática, que no tiene tanto que ver con nosotros, o quizá si. No sé, lo pienso nada más…

 

¿Y si ganaras? ¿Cambiaría algo?

Si se consigue un premio con un tipo de obra no pensada desde lo comercial- y en este trabajo eso es algo obvio- lo que se gana es que pueda tener más exhibición, y eso es ya vida propia de la película. Nosotros ya conseguimos un fin, todo lo que venga después son logros para el documental.

 

El festival es solo uno más de los recorridos pensados para Martínez Estrada, Profeta Desdichado ¿Dónde más se exhibirá?

Bueno, después del festival vamos hacer una proyección en La Biblioteca Nacional. Antes nuestra intención era terminar el 2009 con esa exhibición y otra en Bahía Blanca, en una calidad off line pero con el proyecto terminado. Ahora, luego de haber sido seleccionados en el Festival de Mar del Plata y que el INCAA nos seleccionara también para hacer el documental en una calidad superior, el camino sigue. Recién ahora estaríamos entrando en la etapa final de post- producción.

Esperamos llegar a la televisión, nuestra intención como la del INCAA es la de acceder a la proyección en canales culturales. Luego si se accede a salas, veremos…

 

¿Actualmente estás trabajando en algún nuevo proyecto?

¡Jo! No, ¿Qué, planes nuevos?

 

¡Alguno debes tener! ¿Siguen por el lado del documental?

Sí, hay algunos que se están empezando a trabajar ahora. A partir de la película de Martínez Estrada nos interesaría hacer casi una trilogía de autores que hayan seguido su misma suerte. Me gustaría hacer algo sobre Guillermo Enrique Hudson, un escritor del cual habla Estrada y que conocimos haciendo el documental. También me interesaría un proyecto sobre Almafuerte, que aunque es mucho más conocido sufrió un destino similar. Tanto en documental como en ficción me atrae abordar el tema de la marginalidad, no entendida como pobreza, sino más bien como olvido, descuido, donde los protagonistas están como ocultos.

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