Lejos de su propio estilo casi en la totalidad del film, Haneke considera demostrar qué ocurre en una pareja de ancianos burgueses ante la llegada de sus últimos años de vida. Estos deben cuidarse mutuamente ya que los frutos de su matrimonio, una hija (Isabelle Huppert) no toma consciencia ni atiende el tamaño de lo que ocurre tras un ataque severo en su madre, señales de alzheimer y dificultad de movilización hasta deber permanecer postrada en una cama.
Convivir con la vejez se vuelve insostenible tras el no poder contar con los sentidos funcionando correctamente, (movilización, contención, alimentación). Desde la mirada de los ancianos, llega el momento en que pasan a ser y sentirse como una carga.
Amour cuenta con dos actuaciones enormes (Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva), conformando un drama del que con cada minuto que transcurre se va tornando más difícil de asimiliar., es desconcertante ver el deterioro humano y personal a esa edad en todo ser humano. Haneke se vale de sus instrumentos (uso de una edición y diálogos tajantes) habituales para hacernos pasarla mal, demasiado mal en este caso.
Por José Luis De Lorenzo