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CRÍTICAS - CINE

¿Puede una canción de amor salvar tu vida? (Begin Again)

(Estados Unidos, 2013)

Dirección y Guión: John Carney. Elenco: Mark Ruffalo, Keira Knightley, James Corden, Catherine Keener, Mos Def, Adam Levine, CeeLo Green. Producción: Tobin Armbrust y Anthony Bregman. Distribuidora: Energía Entusiasta. Duración: 104 minutos.

Una ofrenda para melómanos.

Todos aquellos que nos hemos topado con aquel pequeño film de John Carney intitulado Once (2006), siempre recordaremos la química de la pareja central, la estética naturalista y la excelente calidad de las canciones que acompañaban a la historia. Hoy por hoy podemos afirmar que hablamos de uno de los mejores musicales de la década de turno y hasta nos atreveríamos a ampliar el período abarcando una buena tanda de lustros hacia el pasado. El talento y la energía de Glen Hansard, líder de The Frames (banda en la que Carney tocó el bajo), y de Markéta Irglová, una cantautora checa conocida de Hansard (con quien luego construiría una relación), complementaban perfectamente la poesía callejera de la película.

Ya con un mayor presupuesto y estrellas hollywoodenses a su disposición, el director en esta oportunidad nos presenta una realización muy similar a Once, circunstancia que pone de relieve una coherencia en franca sintonía con la de sus personajes principales: en vez de padecer la gravitación de la industria, el cineasta la termina exprimiendo sin perder esa típica frescura, su “marca autoral” distintiva. La esplendorosa Begin Again (2013), que en Argentina fue rebautizada ¿Puede una canción de amor salvar tu vida?, funciona casi como una remake conceptual de la susodicha aunque adaptando el devenir narrativo a la sensibilidad norteamericana, la labor de actores profesionales y la fisonomía neoyorquina.

Precisamente llama la atención la capacidad de Carney no sólo para dar nueva vida al júbilo creativo de antaño sino también para homenajear a la Gran Manzana de una manera tan sencilla como gratificante. Esta vez son Dan (Mark Ruffalo), un ejecutivo de una discográfica al que echaron de su trabajo, y Gretta (Keira Knightley), una joven en crisis que se ha separado de su novio, quienes cruzan caminos en un bar de mala muerte, cuando ella sube al escenario para tocar una canción y él queda maravillado ante lo que escucha. Carney vuelve a obviar los clichés del relato romántico para centrarse en la idiosincrasia del dúo, su ligazón afectiva, la grabación de los temas y especialmente la música en cuestión.

La idea de registrar en vivo el disco de Gretta a lo largo de New York viene a reemplazar el esquema visual a la Ken Loach de Once: si bien las tomas vinculadas a los documentales de observación desaparecieron en gran medida y la dupla Ruffalo/ Knightley no llega al nivel de su homóloga Hansard/ Irglová, aquí el clasicismo se acopla con delicadeza al contexto metropolitano y el desempeño del elenco resulta prodigioso. Begin Again es una ofrenda melómana para melómanos, toda una especie en peligro de extinción: se agradecen mucho detalles como los arreglos “imaginados” por Dan para la canción de Gretta y la secuencia en la que ambos utilizan el “splitter” para compartir melodías mientras recorren la ciudad…

calificacion_4

Por Emiliano Fernández

 

La canción de tu vida.

La carrera para alcanzar el éxito, ese que se zarandea como una zanahoria, suele dar buenos réditos en las comedias que llamamos “feel good movie”, pensemos -por ejemplo- en Letra y Música (2007). John Carney, el director de la recomendable Once (2006), retoma una idea sobre dos personajes a punto de tocar fondo en sus vidas. El primero es un productor musical neoyorkino, Dan (Mark Ruffalo), poseedor de tiempos mejores en la industria, despedido en la actualidad por su antiguo socio, con quien fundó una disquera. La segunda es una joven inglesa, Gretta (Keira Knightley), quien acompañó a su novio músico a la ciudad de Nueva York para el cierre del contrato de su primer disco, en el que ella participaría con un par de canciones. Finalmente una “aventura” del novísimo rock star la deja en el mismo círculo de patetismo del productor, en la lona del sueño americano musical.

De la misma manera que Inside Llewyn Davis (la obra maestra de los hermanos Coen, estrenada a principios de año), el film comienza con una cantante y su guitarra, sola frente a un público interpretando una canción completa. Las diferencias entre ambas películas, en primer lugar, está en el tono: mientras que la película de los Coen expone una Nueva York gris y depresiva, ambientada a principios de los años 60, el film de John Carney muestra un costado luminoso de la ciudad más cinematográfica del mundo y carga con ese rasgo a sus personajes, quienes rápidamente -mediante la gracia de las presencias de Keira Knightley (su crecimiento actoral es directamente proporcional a su alejamiento del mainstream más hueco) y de Mark Ruffalo (otro vino que se pone cada vez mejor con el añejamiento)- tiñen la empresa de grabar un disco, en tiempos ultra digitales que desprecian los soportes físicos, en una aventura urbana.

El diálogo de esta película de Carney con la última de los Coen no es el único, también hay puntos de contacto con Frank (otro gran film musical de este año), de Lenny Abrahamson, porque allí también está presente la tensión por la búsqueda desesperada del éxito, un problema que sacude a los protagonistas de este corpus de cine melómano. Si para el pobre de Llewyn Davis el éxito negado era el discurrir circular del fracaso, para Dan y Gretta la zanahoria del éxito se termina transformando en una búsqueda que los intercepta con vistas a encausar nuevas tramas, como una suerte de contraplano del film de los Coen. Es así que la secuencia final tiene una resignificación simbólica a partir del splitter que funciona como conector para que Dan y Gretta escuchen las canciones almacenadas en un teléfono celular, durante un paseo nocturno por las calles de Nueva York. El plano final -como unidad mínima- del rostro de la gran Keira Knightley en bicicleta, con una corta profundidad de campo, resume la luminosidad de esta película, que no necesita diálogos ya que tan solo le basta la canción que atraviesa toda la historia: Lost Stars. Begin Again es una bienvenida película que completa el tridente de brillantes films musicales (y bien opuestos unos de otros) del 2014.

calificacion_4

Por José Tripodero

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