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CRÍTICAS - CINE

Boyhood, según Martín Chiavarino

El equilibrio justo.

La última obra maestra existencialista del guionista y director Richard Linklater es su film más ambicioso.  Boyhood (2014) narra la vida de un niño y de su familia en sus momentos más íntimos, dramáticos y cotidianos. Mientras el taciturno Mason (Ellar Coltrane) crece junto a su hermana Samantha (Lorelei Linklater, hija del director en la vida real), bajo el cuidado de su sobrecargada madre (interpretada de forma extraordinaria por Patricia Arquette), su extrovertido padre (interpretado por Ethan Hawke) aparece y desaparece, ausentándose regularmente durante la niñez de sus hijos.

El director de Waking Life (2001) y A Scanner Darkly (2006) convierte las situaciones cotidianas en algo maravilloso y único que logra estremecer y conmover ante la belleza de las imágenes, la búsqueda de una mímesis universal en los acontecimientos, la agudeza y la sutileza de sus diálogos tallados durante años como una obra de arte clásica que busca la perfección, las actuaciones descollantes y algunas de las grandes canciones que expresan la idiosincrasia de la cultura independiente norteamericana de los últimos veinte años (enmarcadas en el sello Nonesuch). De esta forma, la cotidianeidad y la rutina se convierten en una epopeya sobre la maduración, los ejemplos formadores y la dificultad de crecer y vivir.

La extraordinaria banda sonora de la película, que contiene hermosos temas de Wilco, Jeff Tweedy, Arcade Fire, Family of the Year, The Flaming Lips y Yo la Tengo, no solo acompaña a los personajes en su vida y su crecimiento sino que representa la aflicción y la alegría de su soledad y de todas sus emociones ante la búsqueda de un lugar en el mundo y la presión de los adultos para la toma de decisiones y responsabilidades.

Filmada casi en su totalidad en la década pasada, Boyhood es además un ensayo sobre la vida en Texas, uno de los estados más retrógrados, piadosos y violentos de los Estados Unidos -durante la presidencia de Bush y la invasión a Irak- a través de la educación pública, la vida en comunidad, las ideas liberales y la militancia demócrata que tuvo un renacimiento con la candidatura de Barack Obama a la presidencia durante 2008.

Boyhood nos invita a mirar nuestra infancia y adolescencia a partir de nuevos ojos, recorriendo la vida nuevamente con una visión inocente, despertando a un compilado de las mejores canciones de los integrantes de The Beatles en su etapa solista o del encierro en un cuarto oscuro para revelar fotos ensimismados en nuestras ideas, aspiraciones y sueños. Con gran paciencia, Richard Linklater construyó una nueva forma del imaginario independiente a partir de una estética desnuda que destaca por su gran calidez y su mímesis de la autenticidad para llevarnos a través de los acontecimientos definitorios que forjan la personalidad, ofreciendo una variedad de formas de sentir, amar y vivir con vistas a solidificar una apertura de la visión hacia nuevas interpretaciones sobre los interrogantes del ser y del estar.

calificacion_5

Por Martín Chiavarino

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