El cine de Ferrara, Assayas y Mia Hansen-Love no brindó más que decepciones a la hora de ser presentado en las funciones de prensa. Por el contrario, el recibimiento en las funciones públicas fue mucho más cálido. Dentro de la sección de eventos especiales, tuve la oportunidad de asistir a la velada del 30 aniversario de This Is Spinal Tap, el mockumentary por excelencia dirigido por Rob Reiner. Esta proyección se realizó en la sala más grande del festival, la Alice Tully, la cual cuenta con 1100 butacas que fueron completamente copadas para la ocasión.
Resultó muy gratificante ver cómo seguidores de cercanías de Manhattan hicieron lo imposible por estar presentes. Cual evento de cosplay, muchos de ellos estaban disfrazados como los integrantes del ficticio grupo de rock. En varios casos, llevaban puesta la emblemática remera negra con esqueleto verde fluorescente que vestía Christopher Guest en el film.
La película se proyectó en copia digital 4K restaurada, la cual se sabía que provenía de un master fílmico y contaba con el grano característico. Aún así hubiese resultado mejor apreciarla en su formato original. No obstante, la magnitud de la sala permitió una amplificación ejemplar del sonido, considerando que se trata de un film rockero. Los decibeles parecían comprender una escala superior a la del 10 como máximo y posicionarse en un 11.
Al culminar la proyección se hizo presente Christopher Guest en representación de todo el clan que creó This Is Spinal Tap. A diferencia de otros directores y actores, Guest permaneció en la sala para ver por completo la copia (hacía más de una decena de años que no la veía, según sus palabras). El Q&A posterior resultó uno de los más divertidos de los que recuerde haber asistido. El actor acaparó la velada con sus comentarios sarcásticos.
Pasolini, de Abel Ferrara
La mirada italiana.
En principio resultaba interesante la idea de que un director como Abel Ferrara -por su origen italoamericano y carácter controversial- revise parte de la vida del director italiano Pier Paolo Pasolini. Sin embargo, la lectura de un personaje tan vasto como Pasolini queda trunca, en gran parte, por la estructura elegida por Ferrara para contar su historia.
Lejos de una biopic, lo de Ferrara va por otro camino. Éste es uno de esos films dentro de los cuales queda implícito que sabemos quién es Pasolini, a qué se dedicaba, cómo filmaba y cuál era su orientación sexual. Sólo se nos permite desconocer algunos rasgos de su muerte que son narrados en una extensa e interesante escena final, en la cual Ferrara reconstruye este acontecimiento -jamás esclarecido- con lujo de detalles.
Pasolini fue director de cine y teatro, poeta y ensayista, que se valía de la articulación entre la poesía, la política y la religión para volcar su imaginación tanto en obras literarias como cinematográficas. Y esto es en gran parte algo que Ferrara quiere remarcar en Pasolini; en especial el vínculo entre lo fantástico y el sueño. Metafóricamente, las alusiones a la imaginación de Pasolini y sus proyectos se intercalan entre escenas que permiten al espectador sumergirse en una especie de ensoñación lisérgica.
A lo largo del film se plantea un viaje imaginario que culmina con la reconstrucción biográfica de los instantes previos al fallecimiento de Pasolini, dos sucesos remarcados que cuesta unir con sentido en una narración lineal. Pasolini, ingeniada como oda operística a la italiana, deshace esta premisa con la utilización del idioma original entremezclado con el inglés. El resultado -justamente- es un mejunje de idiomas, tan inconsistente como el apartado visual. Ferrara filma dormido, soñando, luego despierto. Intenta mirar a la italiana… pero no le sale.
Clouds of Sils Maria, de Olivier Assayas
Hollywood selon la France.
Así como Déjala Morir Adentro (Julie Darling) o ¿Me la Saca Doctor? (Compromising Positions), films exitosos con títulos argentinizados gracias a la consciente avivada de Jose María Domínguez, la reciente Polvo de Estrellas (Maps to the Stars) o El Otro Lado del Éxito (Clouds of Sils María), constituyen dos nuevos ejemplos/ engendros de cómo rebautizar un proyecto con el mero fin de acaparar mayor público. Este cambio de título se relaciona en cierta medida con la intención de vendernos algo para que lo miremos por lo que no es.
En gran parte, esto es lo que Assayas impone en Clouds…, una visión sobre qué es Hollywood hoy en día, a partir de su mirada francesa y conservadora. A modo de crítica y denuncia, Assayas sepulta la idea del 3D y el resurgimiento de films de superhéroes, y se propone mostrar que el término -tan “mal utilizado”- de “cine arte” es lo que realmente vale la pena ver.
Juliette Binoche interpreta a María, una consagrada actriz que junto a Valentine (Kristen Stewart), su asistente, emprende un viaje. El motivo es ensayar para la reposición de una obra con la que María debutó en tablas muchos años atrás, con la diferencia de que debe componer otro rol. De esta manera, se plantea un espejo subrayado con la realidad actual de María, una mujer que debe integrarse a una nueva forma de hacer cine y teatro y a los nuevos proyectos cinematográficos demandados por los estudios, interpretando el rol de una actriz devenida en años que es reemplazada por otra de menor edad interpretada por Chloë Grace Moretz. ¿Coincidencia?
En cierta medida, la película puede verse como una versión relajada de La Malvada, con el agregado de que para lograr un éxito cinematográfico, hoy en día, pesan los escándalos mediáticos para promocionar un film. Clouds… se queda a mitad de camino en varios aspectos. Sin mayores explicaciones, el personaje interpretado por Kristen Stewart desaparece del film dejando a libre albedrío del espectador imaginar qué puede haberle sucedido. La diferencia entre continentes es visible a partir de la interacción entre las dos actrices protagónicas, tanto dentro como fuera de escena. Los métodos de trabajo de ambas son muy diferentes, según lo que relataron al público presente en la conferencia brindada tras concluir la proyección. Se apela a un cierre poético para una obra que inició con tono de denuncia. Un buddy movie femenino, al que Assayas le proveyó su mirada francesa.
Eden, de Mia Hansen-Love
Mia Hansen-Love (El Padre de mis Hijos) es una promisoria directora de quien se ha presentado su filmografía completa en este festival. Parcialmente autobiográfica, Eden fue concebida a partir de las vivencias del hermano de Mia, un joven DJ francés que en plena época de apogeo de la música electrónica se ve envuelto en drogas y en temáticas que ya fueron abordadas en El Padre de mis Hijos (ausencia paternal) y en Goodbye First Love (desencuentro amoroso).
Paul es considerado uno de los precursores del french house y garage. Fue contemporáneo con los integrantes del grupo Daft Punk, a quienes se hace referencia a lo largo del film. A modo de ir esquivando la historia principal e ir aggiornándola con los reconocidos hits del grupo francés, Edén transita un puente desde el auge de los nightclubs parisinos hasta las raves organizadas por el MoMa en NY.
Resulta una desilusión que el cine de Hansen-Love haya llegado a un proyecto como este, si bien personal, cinematográficamente mucho menor. Cuesta creer que la estructura narrativa elegida por Mia sea acentuada por la elección de temas electrónicos, mal escogidos y a todo volumen a lo largo del film, con la intención de querernos introducir en una atmósfera muy débilmente creada.
Por José Luis De Lorenzo