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CRÍTICAS - CINE

Declaración de Vida (La Guerre Est Déclarée)

(Francia, 2011)

Dirección: Valérie Doncelli. Guión: Valérie Doncelli y Jérémie Elkhaïm. Elenco: Valérie Doncelli, Jérémie Elkhaïm, César Desseix, Brigitte Sy, Elina Löwensohn, Michèle Moretti, Phillipe Laudenbach, Bastien Bouillon. Producción: Serge Catoire, Xavier Giannoli y Edouard Weil. Distribuidora: Mirada Distribution. Duración: 100 minutos.

Resistiré.

El 20 de marzo de 2003, Estados Unidos iniciaba los bombardeos sobre Irák, esa misma noche en París, Romeo y Juliette estaban en vela. A la mañana siguiente, Adam, el bebé de ambos, iba a ser examinado por continuas anormalidades en su desarrollo esperable. Mientras el mundo entraba en guerra, la joven pareja iniciaba la propia, pero esta no era para matar, sino al contrario, se trataba de salvar una vida, la de su hijo.

Una temática tan sensible, como lo es la de un pequeño niño con una enfermedad muy grave, podría ser presa fácil de un melodrama sentimental repleto de golpes bajos, o por el contrario un exceso de optimismo naif que se asemeje a un best seller new age. Pero Declaración de Vida es otra cosa, una propuesta fresca, novedosa, y saludable para filmes que relatan temas de enfermedades. Sin dejar de ser dura, evita caer en clisés y nos da un relato ágil, entretenido, agradable, aunque tan adrenalínico como demoledor y desesperante por momentos.

De entrada la directora nos muestra una primera escena donde una madre lleva a su hijo de unos ocho años a hacerse un estudio médico de alta complejidad, luego le sigue un extenso flashback que va construyendo la historia de esta familia. Es decir, desde el vamos, sabemos que este niño, por lo menos a esa edad llega. Preservándonos de la sensación angustiosa que puede ser la muerte inminente. Sin embargo, nos acongojamos igual, pero por la empatía que genera el deseo de estos padres por ver a su hijo saludable y la frustración de no lograrlo. La particularidad que le da un gran plus a esta historia, no sólo que está basado en hechos reales, sino que es un filme autobiográfico de la directora y sus actores protagonistas, son los verdaderos padres del niño.

La amplia variedad de recursos cinematográficos que utiliza Valérie Doncelli, confluye con la ductilidad de recursos simbólicos que tienen estos padres para abordar la situación, esto  posibilita que la película no sea solo un drama monocorde que funciona como satélite en la enfermedad del infante, sino que también tenemos secuencias de comedia romántica, musicales, voces en off, y hasta cierto humor negro. La clave, es el ágil y notable montaje que utiliza la cineasta, el cual permite, a la vez de sostener el clima dramático, aportarle diferentes ritmos gracias a la plasticidad de matices y el excelente uso de la musicalización, como esa escena, en la cual la madre corre compulsivamente por el hospital presa de la desesperación, con una abrumadora música electrónica como lo es “break ya” de Yuksek; o la maravillosa secuencia donde el entorno cercano a la pareja se va anoticiando del diagnóstico de Adam, y suena de manera imponente “Invierno” de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi, a cargo de Yehudi Menuhin, brindándonos un climax donde lo visual y sonoro se combinan de tal manera que la textura dramática alcanza su punto más alto.

Pero sobre todo, la película es una conmovedora historia de amor; amor parental de estos jóvenes por su hijo, amor de una pareja que pelean juntos una de las más terribles batallas que se puedan imaginar; amor de los abuelos, tías y amigos que están al pie del cañón para sostener a Juliette, Romeo y Adam. Ellos lloran, gritan, se desesperan, se sienten paralizados, perplejos, se hunden en el dolor pero a su vez, a veces lo evaden, se ríen, bromean irónicamente sobre las posibles secuelas en Adam, se van de fiesta, y a pesar de la amenaza letal que padece el hijo, no se quedan regodeándose en la pulsión de muerte y el puro lamento, sino que plantean variadas estrategias de vida a la circunstancia bélica.

Desde aquel flechazo inicial en una fiesta, Romeo y Juliette bromean de lo trágico que puede llegar a ser el destino de ellos, en clara alusión a la clásica obra de Shakespeare. No obstante, cuando lo trágico se anuncia, logran sortearlo y disponer de nuevas posibilidades psíquicas ante el dolor insoportable. Romeo le pregunta a Juliette: “¿Por qué a nosotros?”, a lo cual ella responde: “porque podemos superarlo”. Declaración de Vida es una bocanada de aire fresco y una muestra que el cine todavía puede ofrecernos nuevas ideas para contarnos historias adversas con inteligencia, ingenio, y consistencia narrativa, a través de la utilización de múltiples recursos simbólicos, que trascienden la duración del relato y se disfrutan hasta en los créditos finales.

calificacion_5

Por Emiliano Román

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