Domingo 10 de abril.
Yusa: Bajo, guitarra y voz
Quique Ferrari: Bajo, contrabajo y coros
Cristian Faiad: Batería
Invitada: Ana Prada (guitarra y voz).
Domingo. Día tedioso si los hay, sobre todo para los vegetarianos, los anti-fútbol, los que no asisten a reuniones familiares ni se congregan en templos religiosos. En el mejor de los casos y con mucha buena voluntad, puede considerarse como día de descanso -o recuperación- de los fenecidos viernes y sábado. Dueño de un perfil bajo incomparable, el domingo pasa desapercibidamente y con el correr de las horas, empezamos a odiarlo porque se convierte en el inevitable preludio del maldito lunes. El balance del fin de semana tiene impostergable lugar los domingos por la tarde. En este momento se instalan definitivamente el fastidio y el mal humor. La frustración de haber dejado morir otro fin de semana sin hacer aquello distinto y novedoso, sin haber visto a…, sin haber ido a…, no se revierte sino hasta que un nuevo fin de semana nos da otra oportunidad. Sólo que para esto falta demasiado tiempo aún.
Salimos del lejano oeste rumbo al Café Vinilo de Palermo con las pibas, pasadas las ocho de la noche, resignadas a la inmediatez del lunes, la fugacidad del sábado y añorando la lejanía del viernes. Teníamos expectativas de presenciar un buen show, sólo que la abulia dominical tiene la capacidad suficiente para anestesiar todo tipo de perspectivas.
¿Cómo revertir los efectos perniciosos de un domingo? Hay quien tiene la respuesta. Hay quien tiene la fórmula mágica y el antídoto, no sólo para retrotraer la depresión, sino para inyectar una dosis extra de buena onda capaz de perdurar durante toda la semana. Ella lo sabe y lo hace, por cierto, muy bien.
En el ciclo “Descarga con Amigos II”, que cuenta con tres presentaciones, la cubana Yusa, eximia bajista y guitarrista, dueña de una voz sublime y un estilo único, sube en esta primera noche al escenario del Café Vinilo conjuntamente a Quique Ferrari en bajo (de seis cuerdas) y contrabajo y Cristian Faiad en batería, para deleitar a la concurrencia con sus maravillosas canciones que fusionan ritmos caribeños, jazz, folk, soul, un sinfín de etcéteras; su gran carisma y su enorme talento, en tanto continúa presentando su último trabajo Vivo, cuarto de la artista y ópera prima del sello Vinilo Discos, con el aditivo extra de que en cada presentación, contará con la participación de un músico invitado distinto. Hoy es el turno de Ana Prada.
Apenas termina la primera canción, presenta a los músicos que la acompañan, y comienza con un anecdotario que sabrá dosificar, con humor y originalidad, a lo largo de todo el show. Las miradas cómplices con Quique y Cristian no tardan en llegar: la comunión es inmediata. Se miran, se sonríen -se conocen- juegan con los acordes y lo disfrutan y nosotros entramos en el juego. Se van disipando las nocivas características dominicales. Una voz, una guitarra, un bajo y una batería hacen maravillas cuando hay tanto talento. Pero esto recién comienza. Luego de “Y te apareces”, de su anterior trabajo Haiku y el bolero “La Número Dos”, presenta a su amiga, la uruguaya Ana Prada. El público aplaude y Ana entra al escenario a los saltos, feliz. Expresa su admiración y respeto por la anfitriona, agradece la invitación. Yusa cambia guitarra por bajo y arrancan con “Me quiere sonar”, para luego hacer, ambas con guitarra y Quique en contrabajo, una hermosa versión de “Dulzura distante” del genial compositor uruguayo Fernando Cabrera. Uno de los momentos más íntimos del evento fue cuando interpretaron “No tengo otro lugar”. A esta altura, pausa mediante de quince minutos, ya perdimos la noción del tiempo, sólo queremos que continúe la descarga.
Al estilo Jorge Drexler, Yusa vuelve al escenario invitando al público a acompañar el próximo tema con chasquidos de dedos. Armonizado el sonido, arranca con “Sirvió de Algo” y luego seguirá “Cuestión de ángulo”, para que todos nos quedemos cantando “Ya se va el manisero, se va, se va…”. Los músicos abandonan temporalmente el escenario y Yusa guitarra en mano, nos va a maravillar con “Tomando el centro” y “Walking Heads”.
De regreso los músicos, Yusa invita nuevamente al escenario a Ana Prada a hacer una de las canciones que califica como “de las que más me gustan en el mundo, en la vida” y hacen una inolvidable versión de “Tentempié”. En un momento de la canción, ambas coinciden con los tonos de voz, se miran, sonríen. Luego, Ana va a explicar que en el camarín habían acordado quién haría los bajos y los altos, no obstante sobre las tablas, ambas hicieron lo contrario. Lo dan todo en el escenario. No se guardan nada para sí; no se quedan con lo anecdótico tras el telón, lo comparten, hacen partícipe al público de sus métodos e ilustran de tal modo sus historias, que podemos verlas ensayando vía Skype. Se suceden los chistes, los recuerdos. La magia de estar entre amigos, sin importar que enfrente haya micrófonos, instrumentos, público. La espontaneidad, la improvisación y las risas ganan el espacio y “Tu vestido” es un verdadero estallido de alegría. El show está llegando a su fin, ya es tiempo de bises y Yusa invita a Ana Prada a tocar un solo de trombón, el cual no tiene. Sin embargo ante el exótico pedido, duplica la apuesta y no duda en improvisar un trombón invisible con su voz, mientras gesticula como si realmente tuviera en sus manos tal instrumento. Luego la anfitriona hará cantar -una vez más- al público. Es el turno de un extraño vocablo, producto de su genial imaginación, y de la multiplicidad de géneros e idiomas que componen su repertorio “Chirikitac’s” repetimos como podemos y entendemos, entre risas y música. Cierran la maravillosa velada con “Soy Pecadora” y nuevamente versionan “No tengo Otro Lugar”, para dejarnos con la sensación de que dos horas entre amigos y a puro talento, son la mejor fórmula de reivindicación dominical.
Lo que Yusa concibió como una “Descarga con Amigos” para mi fue una “Recarga con amigas”. Una sobrecarga de buena vibra y energía sustentable ultra positiva para toda la semana, que tuve la suerte de compartir con mis queridas amigas Maqui, Caro y Sacha. Pasada la medianoche y acabado el show, salimos extasiadas, felices, coreando el pegadizo “…ya se va el manisero, se va, se va…” sin la menor noción de la llegada del inminente lunes.
Esta imperdible fórmula antidepresiva se repite en el mismo escenario con Edgardo Cardozo y Raly Barrionuevo como invitados, los próximos domingos 17 y 24 de abril respectivamente.