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CRÍTICAS - CINE

Duna: Parte dos (Dune: Part Two)

VIENTOS DE ARENA ESPECIADA

¿Cómo se explica hoy el fenómeno de Duna? Algunos años después de su publicación en 1965, la novela de Frank Herbert se convirtió en un libro de culto, una mezcla novedosa de conceptos que había desarrollado Joseph Campbell en El héroe de las mil caras, las experiencias de autor con los hongos alucinógenos y su fascinación por el ecosistema del desierto de la costa de Oregon. Duna inspiró cientos de novelas y películas del género, tuvo cinco secuelas, un proyecto de adaptación ambicioso y delirante encabezado por Alejandro Jodorowsky, el productor Michel Seydoux y un combinado de talentos que iba del ilustrador Moebius a Mick Jagger y quedó trunco por problemas de financiación (todo narrado en el documental Jodorowsky’s Dune), y una adaptación estrenada en 1984 con dirección de David Lynch. Aquel fracaso de taquilla y la muerte de Herbert en 1986, que dejó inconcluso el último libro de la saga, no le hicieron mella a la fascinación que sigue provocando el libro original, uno de los hitos de la literatura de ciencia ficción. Warner Bros (hoy Warner Discovery) es el estudio que mejor supo aprovechar las adaptaciones de obras de culto de la literatura, con la saga de Harry Potter y Game of Thrones para la TV como casos recientes. Duna, un coming of age en el marco de una space opera con guerras interplanetarias entre clanes con un planeta desértico productor de una especia única como centro, era una apuesta con potencial pero arriesgada con un costo de producción a considerar.

La adaptación de 2021 del canandiense Denis Villeneuve (La llegada, Sicario, Blade Runner 2049), estrenada en plena pandemia de COVID, fue lo que se llama un sleeper hit, una película que, sin batir récord de taquilla, logra números interesantes, en este caso en una coyuntura inédita, y llevó a nuevos niveles de popularidad de la novela de Herbert de la mano de un elenco de atractivo internacional y transgeneracional compuesto por Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac y Javier Bardem, entre otros. A esa primera parte, además, le tocaba hacer el trabajo más arduo, el world building que cansó a muchos que intentaron leer la novela. Duna (2021) presentaba personajes, familias, linajes, facciones de una guerra, la especia, su poder y la cultura de Arrakis, el planeta en el que transcurre prácticamente toda la saga de Herbert. El final, si, era anticlimático. Luego de la experiencia de la película de Lynch, que adaptó las casi mil páginas de la novela en poco más de dos horas, Warner y Villeneuve optaron por dejar la historia por la mitad, pero literalmente por la mitad, sin ni siquiera forzar un cliffhanger.

Tres años después, con un notable refuerzo de producción, Duna: Parte dos retoma la historia de Paul Atreides (Chalamet) en Arrakis donde la dejó, sin piedad para los que no tengan fresca la primera parte o no estén familiarizados con la novela. La película de 2021 bien podría ser un prefacio, porque Duna: Parte dos es puro clímax. Con ecos de la estridencia que patentó Christopher Nolan a partir de El origen (mucho tuvo que ver Hans Zimmer, encargado de la música en las Duna), Villeneuve elige la espectacularidad para narrar la resistencia de los fremen, el pueblo del desierto, ante la invasión del clan Harkonnen (liderado por Stellan Skarsgård), y pone el foco en la épica en la revancha de Paul. No hay tiempo para la reflexión, eso se perdió en la traducción. Lo más interesante del libro, la exploración de Herbert sobre un personaje que, trip psicodélico mediante, se termina convirtiendo en un dios e ideas como, por ejemplo, el rol de las Bene-Gesserit, quedan en un segundo o tercer plano frente a set-pieces que exhiben una materialidad infrecuente en el cine de Hollywood actual. En algún punto, al centrarse en las batallas, Villeneuve y su equipo hacen un ejercicio similar al que hizo Peter Jackson para filmar otra saga que parecía inadaptable: El señor del anillos.

Es una incógnita cómo recibirá el espectador que no leyó el libro la jerga que usan una y otra vez los personajes (lisan al gaib, kwisatz haderach, shai hulud, fedaykin, mahdi…), aunque no hace falta aprenderlos para disfrutar la secuencia en la que Paul debuta como jinete de un gusano, o la del ataque de la bestia Rabban (Dave Bautista) y su escuadrón durante una tormenta de arena o, en especial, el cortejo entre Lady Fenring (Léa Seydoux, la sobrina del productor del proyecto de Jodorowsky) y Feyd-Rautha Harkonnen (Austin Butler), que son de lo mejor que filmó Villeneuve en su carrera. 

Otro de los ejes de la película es el romance entre Paul y Chani (Zendaya), una de las guerreras de los fremen, cuya inclusión probablemente haya estado motivada por un contexto muy distinto al de la publicación de la novela y el atractivo de la pareja para el público más joven. El laicismo de Chani que lo enfrenta a Paul y Stilgar (Bardem), uno de los líderes de los fremen, es una libertad que se toma la película, aunque tiene una justificación interesante en el desenlace, uno de los puntos flojos del texto de Herbert.

Lo que narran las casi seis horas de las dos películas de Villeneuve, con toda su potencia, su trabajo visual, el sonido y su diseño de producción impresionante, no deja ser una película de superhéroes clásica, porque aunque realizada con cierta sofisticación, cumple todos los pasos que puede tener cualquier película de Marvel o DC. Lo curioso es que, casi 50 años atrás, Herbert escribió El mesías de Dune, la primera secuela de Duna, como respuesta a la lectura de su novela como solo un relato heroico  triunfal y a las críticas que planteaban que la historia de Paul era otra historia de un salvador blanco. A lo mejor Villeneuve, con el beneplácito de Warner, también desarrolle esto en otra secuela.

(Estados Unidos, Canadá, 2024)

Dirección: Denis Villeneuve. Guion: Denis Villeneuve, Jon Spaihts. Elenco: Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Javier Bardem, Josh Brolin, Austin Butler, Florence Pugh, Dave Bautista, Christopher Walken, Léa Seydoux, Stellan Skarsgård, Charlotte Rampling. Producción: Cale Boyter, Tanya Lapointe, Patrick McCormick, Mary Parent, Denis Villeneuve. Duración: 166 minutos.

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