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CRÍTICAS

Electric Mamma

Libro, dirección y arte: Mónica Cabrera. Diseño gráfico: Alfredo Gallenti. Asistencia de dirección: Sofía Herrera. Diseño de luces, vestuario y escenografía: Mónica Cabrera. Objetos: Laura Sánchez. Fotografía: Patricia Ackerman. Actúan: Gloria Cingolani, Marialba Sosa y Hernán Darío Statuto. Prensa: Carolina Alfonso.

 Influjo onírico

 Con la relación madre-hijo como norte más una pizca de influjo surrealista, esta obra apunta a contar una anécdota, una situación desopilante de esas que están al filo de suceder en la vida de cualquiera de nosotros. Una deliciosa madre neurótica –interpretada por Gloria Cingolani- se dedica a hacerle la vida imposible a sus dos hijos hasta que entra en coma.


Por medio de un acuerdo tácito, de una voluntad de retenerla a través de los mismos artilugios y engaños que ella utilizó toda su vida, hermano y hermana acuerdan contarle al mundo que mamá está de viaje, aunque ella ya está muerta. Afincada en Grecia o en Roma –enviando falsas fotos de ella desde ambos lugares- esta mujer inexistente se transforma en un recuerdo tangible y corpóreo, dibujando un falso retrato que es más fácil aceptar.

Electric Mamma es un compendio de flashbacks que tratan de reconstruir la desopilante cotidianeidad de esta familia, encarnados de manera excelente por estos tres actores. Bajo la dirección de Cabrera, los tonos y matices de las interpretaciones asumen distintos ángulos. Ahí es donde la pieza alcanza su verdadero costado surrealista, reemplazando a la madre por un gran ojo cantor de tango, o representado al novio de la hija a través de una gran cabeza de burro que solo consigue rebuznar durante el largo monólogo que lo encuentra a solas con la madre. Acentos mexicanos, fraseo de las viejas épocas del cine argentino y una extraña música que suena cada tanto y provoca extrañeza en los personajes son solo algunos de los ingredientes que no pueden –ni deben- tomar desprevenido al espectador durante la obra. Pasado un primer momento, el recurso se vuelve disruptivo, dado el planteo inicial que insinuaba una linealidad y una formalidad menos lúdica. El humor de Cabrera es efectivo, pero los cuadros se tornan a veces un poco inconexos y eso le resta encanto a la trama.

 Mención aparte merecen los diálogos madre-hija, que construyen una relación tirante en donde no falta el afecto pero sí la comprensión mutua. La escenografía y el vestuario gozan de la simple efectividad de lo funcional, con luces y sombras de teatro chino que marcan los estados de ánimo de esta matriarca inestable. Con guiños al espectador –que van desde la escenografía, en donde un tul nos hace ver toda la obra  emulando a una vieja pantalla de tv- hasta las recriminaciones de los hijos a su madre porque se está metiendo en sus escenas, Electric Mamma alcanza destellos de genialidad difíciles de sostener a lo largo de una hora y media de duración. Pese a esto y a un final un poco desdibujado, la labor actoral se sobrepone y consolida a esta obra como un ejercicio actoral interesante y muy agradable de ver.

Teatro: Teatro Estudio La Mamma – Yatay 890

Funciones: Sábados 20:30 hs

Entrada: $100

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