A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

CRÍTICAS - CINE

Joven y Bella (Jeune & Jolie)

(Francia, 2013)

Dirección y Guión: François Ozon. Elenco: Marine Vacth, Géraldine Pailhas, Frédéric Pierrot, Fantin Ravat, Johan Leysen, Charlotte Rampling, Nathalie Richard. Producción: Eric Altmayer y Nicolas Altmayer. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 95 minutos.

Corolarios públicos de la intimidad.

Sin lugar a dudas el caso de François Ozon es sumamente raro para lo que suele ser el promedio del panorama cinematográfico actual, no sólo francés sino también internacional: mientras que la mayoría de sus colegas pretende descubrir su nicho lo más rápido posible con vistas a solidificarlo y generar esa mentada “previsibilidad comercial”, desde mediados de su carrera el director parece haberse decidido por el camino exactamente opuesto, orientado a diversificar su producción. Así las cosas, durante la última década el señor ha estado paseándose por una pluralidad de géneros con buenas intenciones y una poca fortuna por demás paradójica, en la que prevalecen su sinceridad, corazón e inocencia todo terreno.

Por supuesto que a pesar de su talento y actitud proactiva, tanto inconformismo no le ha alcanzado para llegar al nivel cualitativo de aquella primera tanda de películas, el mojón a partir del cual se valoraría lo realizado a posteriori. Ya sea que consideremos los thrillers de raigambre hitchcockiana comoRegarde la Mer (1997), Los Amantes Criminales (Les Amants Criminels, 1999), Bajo la Arena (Sous le Sable, 2000) y La Piscina (Swimming Pool, 2003), o las comedias sardónicas como Sitcom (1998) y Gotas que Caen sobre Rocas Calientes (Gouttes d’eau sur Pierres Brûlantes, 2000), los comienzos de Ozon acumulan un vigor y un lirismo inigualables, factores que en la etapa siguiente se verían muy atenuados.

Si bien la simpática En la Casa (Dans la Maison, 2012) constituyó un regreso a su mejor época y hasta parecía la apertura de un nuevo ciclo que quebraría la mediocridad de la andanada de proyectos -dignos aunque olvidables- que la precedieron, lamentablemente Joven y Bella (Jeune & Jolie, 2013) reinstaura la dubitación e inconsistencia que venían caracterizando a la obra del parisino. La trama en un primer momento apela a todos los engranajes de los relatos de “despertar sexual”, luego vira hacia las citas explícitas para con Belle de Jour (1967) y finaliza dentro del marco de los dramas familiares, en lo que funciona como otro ejemplo de esa típica estructura esquizofrénica del Ozon más inquieto.

El cameo de Charlotte Rampling y la excelente labor de Marine Vacth como la señorita acaudalada de turno, quien de la noche a la mañana decide convertirse en una escort de lujo, compensan en gran parte un desarrollo en piloto automático que no ofrece ninguna novedad significativa que se distancie de tópicos recurrentes del imaginario cinéfilo galo como el erotismo voyeurista, una vulnerabilidad a flor de piel, la curiosidad adolescente, las inclinaciones sadomasoquistas y los corolarios públicos de una intimidad al margen de lo “socialmente aceptable”. La prolijidad e inteligencia de Ozon impiden que el opus caiga en el tedio pero no pueden corregir su ambivalencia inconducente, esa vacuidad sin alma…

calificacion_2

Por Emiliano Fernández

 

Joven y Bella (Jeune & Jolie, 2013), de François Ozon, trata sobre Isabelle, una joven francesa de diecisiete años, muy hermosa, que poco después de su primera vez, como quien sí quiere la cosa, comienza a prostituirse bajo el nombre de Lea.

Sus dos vidas transcurren con naturalidad para ella: tiene un perfil en internet, se encuentra en habitaciones de distintos hoteles con sus clientes, se lleva mudas de ropa, se ducha, esconde el dinero. Estos clientes son de entrada edad, de la generación de su padre, con quien no tiene relación y la única valoración perceptible de su cariño son los 500 euros que él le da para cumpleaños y navidades.  Todo es normal hasta que uno de sus clientes sufre un infarto y muere mientras tienen sexo. A partir de allí se enterará su familia y algo pasará en su interior, o no.

Isabelle se siente incapaz de amar y entrega su cuerpo a la absurda rebeldía adolescente. No hay razones, no tiene miedo, no siente placer ni dolor. La nada. La nada en sus ojos y en la boca de Marine Vacth, el peso pesado de este film. Absorta cuando lo merece y presente en el conflicto, Isabelle se va haciendo consciente de su belleza y el poder que ésta le otorga, construye una relación con los hombres que se limita a su cuerpo y a una transacción comercial, de dinero, poder y manipulación.

Es una temática delicada y fuerte, como lo es siempre la prostitución. Pero Ozon la toma, con la ayuda de cuatro canciones y de las cuatro estaciones, y la utiliza de modo que el espectador entienda que todo esto puede pasar, en cualquier lado, a cualquier chica y en cualquier familia, como un enemigo que se esconde entre las sombras esperando el momento de debilidad. En síntesis, se trata de Ozon, una vez más, dándole un poco más al cine con esta película cautivadora, incómoda y escalofriantemente real.

calificacion_5

Por Paulina Domínguez

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

Guerra civil (Civil War)

LEER MÁS →

Abigail

LEER MÁS →

Nunca es tarde para amar (Astolfo)

LEER MÁS →
Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter