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CRÍTICAS - STREAMING

La guerra del mañana (The Tomorrow War)

EL TERROR QUE CAYÓ DEL FUTURO

El gran riesgo tomado por La guerra del mañana es acudir a dos variables principales utilizadas en historias para la ciencia ficción: la invasión extraterrestre y los viajes en el tiempo. La premisa, en teoría, podría pensarse como una condensación de dos películas, pero lejos de ser una solución simplificadora es, en realidad, un punto de partida inteligente para narrar una aventura bien de fórmula sobre la relación entre un padre y una hija. Sí, una idea de base vista en cantidades industriales. Se puede sintetizar que La guerra del mañana es todo lo que a Interstellar le daba vergüenza ser. Mientras la película de Christopher Nolan se auto inyectaba tratamientos filosóficos para contar una historia de viajes en el tiempo y a otros mundos en el universo, aquí la nueva película de Chris McKay, director de Lego Batman: La película (The Lego Batman Movie), no se retrae de los valores del género ni escatima en la acción para suponerse seria o prestigiosa.

Unos viajeros del tiempo llegan del año 2051 para advertirle al mundo que hay una guerra contra alienígenas que la humanidad está perdiendo. Por tal motivo se necesitan reclutas para sumarse a la batalla. Entre ellos Dan Forester (Chris Pratt), un hombre de familia, docente y ex militar. A pesar del descontento de su hija, él decide enfrentar su destino, y así embarcarse en una aventura con resultado incierto. La idea de un montaje alterno entre el tiempo presente de la historia y el futuro es una que el guionista Zack Dean excluye, en virtud de un suspenso que logra su resolución inteligente en la segunda mitad de la historia. Totalmente en la vereda opuesta de Interstellar, cuando Nolan pretendía generar adrenalina con los saltos temporales y espaciales en dos mundos. La linealidad, a pesar de los vericuetos de viajes en el tiempo, es el impulso más importante de La guerra del mañana. A pesar de la resbaladiza idea inicial, nunca se sale del carril de la ciencia ficción más pura sin aditamentos; tampoco recurre a los artificios de la ridiculez como impunidad o parche que cubre los huecos narrativos.

Otro de los logros de esta película es una falla habitual en las películas que incluyen monstruos: la creatividad para mostrar un bicho novedoso, sin que se trate de un rejunte de características de ejemplares clásicos. La recurrencia habitual es el xenophorm de Alien: El octavo pasajero creado por el artista suizo H.R. Giger; desde entonces a ese monstruo mítico solo le aplicaron variaciones superficiales. Tan solo podríamos recordar a los arácnidos de Starship Troopers de Paul Verhoeven como superadores en cuanto a lo terrorífico, dentro de las películas de ciencia ficción. Otros seres similares eran los que aparecían de manera fragmentaria en Cloverfield, en la escena de los túneles subterráneos; además por tratarse de una película found footage los ataques resultaban más espeluznantes porque eran a cámara. Resulta llamativo cómo Un lugar en silencio (y su reciente secuela) acaparó una atención exagerada. Cierto es que la idea inicial de un mundo que debe moverse sin realizar ruidos para no sufrir el ataque de una raza invasora del espacio exterior podía pensarse como novedosa; ahora, una vez revelado el contexto, a la idea no se le adosaron los elementos necesarios del género, o por lo menos el más importante, esto es, el monstruo terrorífico.

Toda esta demarcación sirve para resaltar que La guerra del mañana no se deja reposar en el CGI más perezoso o genérico de una plantilla visual para este tipo de historias; todo lo contrario porque su monstruo (que no es totalmente original) tarda en aparecer, mientras se lo presume atroz e insaciable. Por supuesto que las imágenes generadas por computadora dominan la fantasía en la actualidad, cuando en otros tiempos lo artesanal se presentaba como única opción, pero cierto es que la convivencia de la fantasía y los seres de carne y hueso es fundamental para recrear un artificio. Esta nueva adquisición de Amazon Prime Video (recordemos que la película es una producción de Paramount y Skydance) no puede huirle a los modos de producción de la época, sin embargo revive el espíritu de un género algo rengo, nuevamente librado a los postulados existenciales (habrá que ver si la nueva Duna no se inscribe en esa columna) o a la berretada autoconsciente.

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

Dirección: Chris McKay. Guion: Zack Dean. Elenco: Chris Pratt, Yvonne Stahovski, J.K. Simmons, Betty Gilpin, Sam Richardson. Producción: Jules Daly, David Ellison, David S. Goyer, Dana Goldberg, Adam Kolbrenner. Duración: 148 minutos.

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