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Cine

La vida de Chuck (The Life of Chuck)

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

“(…) No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia…”

Walt Whitman

Los filmes que eligen caminar concienzudamente hacia un mensaje virtuoso y edificante conocen el riesgo de caer en lugares comunes, chantajes emocionales y una emotividad de panfleto. La vida de Chuck, no nos engañemos, tiene un poco de eso, pero también posee otros elementos que, por momentos, conducen al relato hacia horizontes más complejos.

La película está basada en un relato corto de Stephen King y dirigida por el estadounidense Mike Flanagan. Este es, como sabemos, uno de los referentes más populares del cine de terror actual. Basta nombrar películas como Oculus (2013) o Doctor Sueño (2019), y miniseries basadas en clásicos como The Haunting of Hill House (La maldición de Hill House, 2018) o The Fall of the House of Usher (La caída de la Casa Usher, 2023), para ilustrar su currículum.

En este caso, Flanagan sigue la estructura propuesta por el libro de King, que consiste en contar una historia dividida en tres partes en orden descendente. Cada segmento comparte un único narrador, encarnado por Nick Offerman, quien de forma cómplice y divertida nos introduce en los pormenores del relato.

La primera historia nos presenta a un maestro de escuela, Marty Anderson (Chiwetel Ejiofor), como testigo del apocalipsis. Las noticias informan que un terremoto está destruyendo California, mientras Europa está bajo las aguas, internet ha colapsado y se producen saqueos en todo el mundo. Mientras el planeta se desmorona, solo hay algo que se mantiene en pie: una misteriosa campaña publicitaria con el eslogan “Gracias, Chuck, por 39 años maravillosos”. Las calles se inundan de carteles, la televisión solo emite ese mensaje, aparecen aviones escribiéndolo en el cielo… En fin, este marketing parece ser lo único “vivo” frente a un mundo moribundo. Lo cierto es que esta historia es, realmente, la mejor de todas. Un hombre se enfrenta al fin del mundo y experimenta en carne propia cómo todo se va apagando: internet, la electricidad, las estrellas y, finalmente, él mismo y quienes lo rodean. Es destacable la interpretación de Ejiofor y el contrapunto con su exesposa (Karen Gillan), frente al vacío inminente y la necesidad humana de aferrarse al amor.

En el segundo acto se nos revela quién es ese misterioso Chuck (Tom Hiddleston). La voz del narrador nos explica que Chuck es un contador de 39 años, casado, sin hijos, y con una vocación inconclusa: la de ser bailarín. En esta parte del filme ocurren dos hechos significativos. En primer lugar, la voz en off cobra un protagonismo central. El narrador omnisciente ya no oculta su condición y nos explica absolutamente todo sobre los personajes. Esta decisión estética vuelve la película más predecible y menos cercana para el espectador. Concretamente, el narrador nos dice qué sienten, qué piensan y qué circunstancias atraviesan los personajes. Desde esta distancia, aquello que resultaba conmovedor se vuelve demasiado mediado y sacrifica la emotividad en pos de la explicación razonada.

Este acto, sin embargo, contiene la mejor escena de la película: Chuck realizando una fascinante coreografía y dándolo todo en el baile. Sin duda, es un talento que desconocíamos en Tom Hiddleston, y simplemente brilla durante esa secuencia.

Finalmente, el tercer acto —recordemos que la película está contada de forma descendente— nos muestra la infancia de Chuck, y es el lugar donde aparece lo sobrenatural. Si bien La vida de Chuck no es una película de horror, la esencia de Flanagan debía prevalecer en algún elemento, y ese es el cuarto maldito de la casa familiar. La intriga que genera la prohibición del abuelo (Mark Hamill) de entrar allí no hace más que alimentar el deseo de Chuck por visitarlo. El cuarto, especie de Aleph maldito, brinda una respuesta que nadie quiere recibir, y será la clave que hilvanará todas las historias anteriores.

El sentido explícito del carpe diem y la fugacidad de la vida configuran una atmósfera anticlimática que atenta contra la potencia del desenlace. Aun así, La vida de Chuck es apreciable en su intento de susurrarnos al oído: “Nunca es tarde”.

(Estados Unidos, 2024)

Guion, dirección: Mike Flannagan. Basada en la novela de Stephen King. Elenco: Tom Hiddleston, Jacob Tremblay, Chiwetel Ejiofor, Mia Sara, Mark Hamill. Producción: Mike Flanagan, Trevor Macy. Duración: 111 minutos.

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