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CRÍTICAS - CINE

Ladrona de Identidades (Identity Thief)

(Estados Unidos, 2013)

Dirección: Seth Gordon. Guión: Craig Mazin. Elenco: Jason Bateman, Melissa McCarthy, Jon Favreau, Amanda Peet, T.I. Génesis Rodríguez, Morris Chestnut, John Cho, Robert Patrick, Eric Stonestreet. Producción: Jason Bateman, Pamela Abdy y Scott Stuber. Distribución: Distribution Company. Duración: 111 minutos.

Extrañamos tanto a Felix y Oscar…

Existe una vieja fórmula para la comedia, tan vieja como la historia del cine. Se llama incluir a dos personajes completamente opuestos en una situación cotidiana para generar humor. Cuanto más grotescos sean, cuanto más exageradas las características que diferencian a ambos, mejores van a ser los resultados. Billy Wilder, George Cukor, Howard Hawks, Gene Sacks, Neil Simon, maestros de la comedia brillante o screwball comedy, dieron cátedra a lo largo de la historia del cine con comedias simples, que no buscaban provocar ni tampoco necesitaban apelar al morbo, al humor vulgar, al chiste fácil. El ingenio se daba gracias a los diálogos y la sutileza expresiva de los intérpretes elegidos.

Quizás una de las mejores definiciones más contemporáneas de cómo generar una buena buddy movie la dio el realizador Barry Sonnenfeld: poner un actor serio y uno cómico. Dos actores cómicos no funcionan. Siempre es necesario tener uno especialista en cada género. En los últimos tiempos, las buddy movies, especialmente con hombres y mujeres al volante, fueron bastante simples, comunes, irrelevantes. Apelaban al efectismo en vez de a la inteligencia y sorpresa. Se nutrían de las sitcoms o sketchs de Saturday Night Live, y con esto no quiero generar un debate peyorativo en contra de la comedia estadounidense de TV. Al contrario, pienso que, dado el formato, las fórmulas en la caja boba terminan siendo mucho más interesantes que cuando se las lleva a la gran pantalla.

Ladrona de Identidades, nueva obra del documentalista devenido en director de comedias Seth Gordon –Cómo Matar a mi Jefe, Navidad con los Suegros–, apela a todos los clisés y lugares comunes imaginables del género. Acá, una ladrona de cuentas de crédito, Diana –Mc Carthy–, obesa, desprolija, solitaria, se enfrenta a una de las víctimas de sus estafas, Sandy –Bateman–, hombre de familia, trabajador a punto de obtener un mejor empleo, el ciudadano estadounidense ideal, estándar. Cuando éste descubre que alguien empezó a comprar objetos a su nombre, y además faltó a una audiencia en una corte, con su nombre, sale en su búsqueda.

Diana es experta en escapes y fugas. Pero además de Sandy, es perseguida por un cazarecompensas –Patrick– y dos matones de un narco. Típica comedia de enredos y road movie, Ladrona de Identidades, en forma muy previsible, une nuevamente a dos opuestos en pos de un bien común. Sandy quiere entregar a Diana a la justicia antes de que la maten. Sí, el relato está lleno de personajes estereotipados y situaciones ya vistas. Los gags funcionan por momentos –en las situaciones más extremas– y se caen en todas las clásicas vulgaridades con las que intentan captar el humor de un público adolescente.

Pero, más allá de eso, el gran logro de Gordon es generar una maravillosa química entre Bateman y Mc Carthy. El primero, en plan serio; la segunda, tan desenfrenada como de costumbre. Nadie duda que ambos son brillantes comediantes, y Gordon los exprime como el público desea verlos. Y los dos cumplen. El contraste entre ambos es el punto fuerte de toda la película. El manejo que tiene ella sobre su cuerpo; la gracia y sencillez de él. El resto es lo de siempre. En la media hora final, la historia abre un bache seudo dramático en donde se juzga a Diana moralmente por sus actos y el guionista intenta justificar su comportamiento con un trauma familiar. La moralina “american dream” es realmente anticuada y ridícula, demasiado conservadora para los tiempos que corren. Tampoco convence demasiado la breve crítica a las corporaciones especulativas y la crítica económica post 2008, planteada en forma breve, superficial y banal. Pero, aun así, con todas sus convenciones y aburridas fórmulas, muy alejadas de la magia, la sensualidad y la gracia de Grant/Hepburn o Matthau/Lemon, Ladrona de Identidades se deja ver por el talento de dos intérpretes que están para mejores trabajos, Jason Bateman y Melissa Mc Carthy.

calificacion_3

Por Rodolfo Weisskirch

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