Mujer Lobo,
de Tamae Garateguy
Como
en Mala de
Israel Adrián Caetano, en
Mujer Lobo de Tamae Garateguy,
distintas actrices (tres en este caso) representarán al mismo personaje: una
llamativa asesina, tanto por su excentricidad, como por su belleza. Con una
impecable fotografía en blanco y negro, la realizadora argentina construye una historia
atrapante que explora los más oscuros climas de un mundo desquiciado.
Tan
frenética como apasionante, Mujer Lobo
expone un relato entre el terror, lo policial y lo trash para concretar un film
de sumo interés. Fuerte por sus logradas escenas de sexo y violencia, como
pintores
ca a la hora de retratar a una Ciudad de Buenos Aires dentro de un
universo caótico y desesperante. Sin dudas, la directora de Pompeya logra un gran trabajo que dista
de ser indiferente, para exponer un film imponente tanto desde el plano visual
como narrativo.
Larga vida al género
Lo nuevo de Tamae Garateguy pisa fuerte en la sección Vanguardia y Género. Cada una de las tres actrices encarna a tres arquetipos de mujer: la asesina, la bomba sexual y la mujer sensible. La talentosa directora, dijo en la primera función nocturna de su película que tomó Marnie, la ladrona o Repulsión de Polanski como referencia para su mujer fatal, más vampiresa que loba.
“Nos interesa el exceso”, afirmó y definitivamente Mujer lobo es una película de excesos: de sexo, de un montaje súper furioso. Hay morbo, hay pasión, hay pulso narrativo. El ritmo, siempre al palo nos mantiene en vilo y con los ojos bien abiertos -a pesar del agotamiento de la jornada- para apreciar la belleza estética de la puesta en escena y de las increíbles escenas de sexo. Las tres actrices se comen literalmente la película y un Guillermo Pfening sorprende rockeando unas calzas doradas y esmalte negro.
Es un film de una libertad absoluta que manifiesta en cada plano, su pasión por el cine. Una película que no conoce límites. Que viva el género, que viva el rock.
