Domingo 9 de marzo.
Comienza una rutina clásica de Pantalla Pinamar: las conferencias de prensa matutinas. La primera, dedicada a los anuncios del cine italiano. Roberto Stabile, director de relaciones internacionales de ANICA (Asociación Nacional de Industrias Cinematográficas y Audiovisuales de Italia) destacó los logros más recientes de la producción cinematográfica de su país. Se sumó Teresa Castaldo, la embajadora italiana, quien en determinad momento dijo “Amo a Morelli”, provocando aplausos al director del festival. Además, hubo proyección de video con imágenes de películas filmadas en Italia (sobre todo, con estrellas de Hollywood). Ambos, junto con Manuela Mazzone, de Intramóviles Proyección Digital, manifestaron la excelente relación con el festival y con Argentina en general. Pusieron énfasis en el fuerte vínculo entre ambas culturas y esperan la concreción de co-producciones cinematográficas argentino-italianas.
Luego, conferencia de Premios Platino del Cine Iberoamericano, a realizarse el 5 de abril en Panamá. También con proyección con testimonios de personalidades como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia: Alex de la Iglesia, Sofia Vergara y Rodrigo Santoro, hablando de la importancia del Platino. El productor Enrique Cerezo habló en detalle del premio y de cómo funcionan las candidaturas. Los responsables aspiran a que el Platino se convierta en un evento de la magnitud de los Oscar.
A continuación, la embajada de Italia agasajó a los presentes con un cóctel muy representativo de la gastronomía de esa parte del mundo.
Giuliano Gema, Un Italiano en el Mundo (Vera Gemma, Italia, 2013)
Atractivo, carismático, atlético, buen actor, estrella de cine. Con más de cien películas, Giuliano Gemma se convirtió en un astro que trascendió las tierras italianas.
Este documental es una carta de amor a su vida y a su obra. El mismísimo Giuliano, más el testimonio de sus amigos y conocidos de la industria cinematográfica, nos presentan el aspecto más reconocido de este ícono. Podemos adentrarnos en su origen humilde, en sus comienzos como extra de superproducciones, su ascenso como galán, su destreza física, su participación en spaguetti westerns y también en films de diversos géneros. Además, fragmentos de filmaciones caseras e imágenes de Gemma en su estudio, donde se dedicaba a su hobby preferido: la escultura.
Como documental no presenta una estructura elaborada y se enfoca en el costado positivo, profesional y familiar de Giuliano. Esto último reafirma su condición de carta de amor de una hija a su padre. Y no sólo eso: gracias a las anécdotas de figuras como Darío Argento, Bud Spencer, Ennio Morricone y más, también permiten recordar un período riquísimo de la cinematografía italiana, en donde las películas de género más comerciales convivían con el cine más intimista; algo que hoy ya no sucede en Italia, salvo algunos casos aislados.
Giuliano Gema, Un Italiano en el Mundo no admite ojos exigentes, pero sí a un público con ganas de rememorar -o descubrir- a un ídolo de la pantalla grande.
Amor a la Carta (Ritesh Batra, India/Francia/Alemania/Estados Unidos, 2013)
En La India hay una costumbre particular: desde su propia casa, alguien puede cocinar platos que serán llevados por un delivery hasta un local de comidas, que a su vez provee de esas loncheras especiales -conocidas como tiffin- a empleados de oficinas. El empleado termina de almorzar y el tiffin hace el recorrido de regreso.
Amor a la Carta cuenta la relación epistolar que se da entre una joven ama de casa cocinera y un gris oficinista. Cada carta va y viene dentro de unos de los compartimientos de la lonchera. De a poco, uno le van contando su vida al otro: ella habla de sus problemas matrimoniales; él, de cómo se las arregla para vivir a pesar de su viudez. Pronto surgirá la posibilidad de conocerse en persona.
Como uno de los deliciosos platos que cautivan desde la pantalla, la película mezcla elementos dramáticos, cómicos y románticos, con una pizca de elementos de fórmula (personajes secundarios con salidas graciosas, por ejemplo), aunque se aleja de lo que podría haber quedado como una típica comedia romántica Hollywoodense. Y además, sabe diferenciarse también del estilo Bollywood: aquí no hay nada de coreografías ni locura visual. El tono es más cercano al de un film independiente estadounidense. De hecho, está hablada mitad en hindú, mitad en inglés, lo que provoca un efecto extraño, que no atenta contra la narración.
Una muy buena muestra de que, incluso hoy, en tiempos de comunicación digital, es posible iniciar una relación de manera anticonvencional, universal y atemporal.