(Italia, 2012)
Dirección: Matteo Garrone. Guión: Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Matteo Garrone y Massimo Gaudioso. Elenco: Aniello Arena, Loredana Simioli, Nando Paone, Grazietta Marina, Nello Iorio, Nunzia Schiano, Rosaria D’Urso, Giuseppina Cervizzi, Claudia Gerini, Raffaele Ferrante. Producción: Domenico Procacci y Matteo Garrone. Distribuidora: Zeta Films. Duración: 115 Minutos.
Todo por un sueño.
La comedia italiana tiene diversas aristas. No es lo mismo la commedia all’italiana, costumbrista de Dino Risi o Mario Moniccelli, que la comedia grotesca de Fellini o la tragicomedia de Ettore Scola que atraviesa el drama y la historia de la nación mediterránea. Matteo Garrone, uno de los realizadores más galardonados e interesantes que presentó la cinematografía de su país en muchos años, consigue en Reality un retrato de una familia napolitana cruzando estéticas y temáticas de estas tres vertientes de comedias identificadas como típicas italianas.
Un gran homenaje a Federico Fellini inaugura el film, mostrando un casamiento pomposo y colorido con una familia de integrantes en su mayoría obesos y no típicas caras bonitas del cine, desfilando por los pasillos de un palacio. La estética con cámara en mano, así como los extensos planos secuencia recuerdan un poco al Fellini de Roma, donde el registro seudo documental se mezcla con la ficción impostada. En esta boda conoceremos al protagonista, Luciano, un pescador cuyo sueño es formar parte de un reality show. Específicamente, el Gran Hermano. Desde el momento en que se inscribe, el personaje empieza a vivir una obsesión mezclado con paranoia por la posibilidad de que lo estén acechando y lo que empieza siendo una comedia deriva en una suerte de thriller dramático.
Con gran ironía, Garrone, expone una realidad poética, simbólica sobre la influencia de la televisión en la sociedad napolitana. Incluyendo artistas profesionales con otros amateurs, Garrone muestra el contexto del personaje con una cruda estética, pero a la vez colores vivos que van desde cálidos hasta pasteles. La realidad es relativa se podría decir, porque lo que se ve en tv está distorsionado, es de cartón pintado, es exposición mediática superficial, pero lo suficientemente real para que el personaje se quiera escapar de su propia realidad, donde la miseria lo carcome, donde las personas se quejan a su alrededor, donde la economía se traga al comerciante de clase baja. El realizador, al igual que en Gomorra, su anterior trabajo, se mete en los suburbios, se convierte en un vecino más. Desnuda la miseria sin pretender mostrar miserabilidad. Involucra las costumbres, los ritos (importantísimo rol de la religión pero como mera excusa supersticiosa y vehículo para que el protagonista cumpla su meta), sin juzgarlo, conteniéndola y valorándola como herramienta narrativa.
El trabajo de Aniello Arena es realmente admirable, por la verosimilitud, su austeridad y a la vez versatilidad expresiva. Paulatinamente, Garrone va metiéndose dentro de la cabeza del protagonista, y el grotesco deriva en climas que podrían haber desbordado hacia el ridículo si no fueran tan tristemente patéticos y reales. Esa sensación de que los personajes podrían ser vecinos, de que el protagonista podría ser cualquier soñador como nosotros, de hasta donde seríamos capaces de llegar para ser famosos, por más que la fama no sea la meta de Luciano, es lo que Garrone transmite. Un clima empático, pero a la vez, frío. Sin pretender caer en el sentimentalismo ni la solemnidad. Es un retrato crudo, pero a la vez honesto, con momentos oníricos y surrealistas. Es devolvernos a las épocas doradas de Cinecitá, donde la ironía costumbrista de Risi o Monicelli, se mezclaba con la monstruosidad felliniana y la melancolía de Scola. Donde el neorrealismo choca con el surrealismo.
En Italia todo es posible, incluso que un simple pescador se convierta en estrella de un reality show. Reality es un film que por temática recuerda a Ginger & Fred, una de las últimas obras del gran Federico, con elementos de El Baile y La Familia o Los Desconocidos de Siempre. Los italianos siempre fueron certeros y sutiles a la hora de reírse irónicamente de la miseria y la economía. Por último, una notable mención a la hermosa banda sonora del multifacético y multinacional Alexandre Desplat, que nuevamente captura emociones y transmite sentimientos cálidos que la película por sí sola intenta no especificar. Lo minimalista es lo más gratificante de la música que se nutre de los leit motivs compuestos por Nino Rota o Enrique Bacalov. Más allá de que el ritmo va decayendo en la segunda hora, y algunas escenas se vuelven redundantes, Reality es una obra inteligente, que da pie a la reflexión sin por eso dejar de lado la comedia costumbrista o el drama grotesco a la italiana.
Por Rodolfo Weisskirch